En este momento se viven dos pandemias en México y en el mundo: la causada por la COVID-19 y por la violencia hacia las mujeres. “La vacuna para esta última tiene un contenido cultural y político y requiere la participación de todos los actores del Estado y de todas las personas para que realmente la podamos prevenir y erradicar”, explica la investigadora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, Georgina Cárdenas Acosta.
En 1993 la Organización de las Naciones Unidas determinó la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre), a fin de prevenirla y eliminarla, con una acción global de aumentar la conciencia, impulsar la promoción y crear oportunidades para el debate sobre retos y soluciones.
La fecha fue determinada en recuerdo de las hermanas Mirabal, tres activistas políticas de República Dominicana, quienes fueron asesinadas en 1960 por orden del entonces presidente Rafael Trujillo.
Aunque existen marcos legales que visibilizan la amplia gama de agresiones, de manera paralela sigue un problema grave de feminicidios: la cifra de 11 asesinadas al día no disminuye, y las llamadas al 911 se incrementaron, destaca la especialista.
Cabe destacar que datos del documento “Violencia feminicida en México”, de la ONU, publicado en diciembre 2020, de 1990 a 2019 se registraron 331 mil 246 muertes accidentales y violentas.
El organismo internacional precisa que antes de la pandemia (2019), en el mundo 243 millones de mujeres y niñas fueron maltratadas por sus compañeros sentimentales, y la reducción de los servicios de apoyo y de acceso a la ayuda agravó el problema. En este periodo, en algunos países las llamadas a líneas de auxilio se multiplicaron por cinco.
La jefa de la carrera de Sociología refiere que para resolver la situación se deben involucrar los tres poderes de gobierno (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y la sociedad debe adquirir un compromiso sustancial para dejar de apoyar esta práctica patriarcal, soportada en relaciones desiguales de dominación y poder.
En reacción a este fenómeno, precisa, actualmente en el orbe se vive la cuarta ola de feministas quienes trabajan en redes sociales, a fin de evidenciar los retos que se enfrentan de manera cotidiana y se trabaja más en el autocuidado.
Tras reconocer que la violencia contra ellas es obstáculo para el desarrollo equitativo de las naciones, la socióloga apunta que la conmemoración invita a reflexionar sobre erradicar las desigualdades, generar espacios de crianza en igualdad, promover nuevas masculinidades, así como educar en igualdad.
“El feminismo es algo que tiene un valioso potencial que permite cambiar no solo la vida de las mujeres, sino de las personas, la humanidad e iniciar el cambio para desertar de la estructura patriarcal, generar cambios y dejar de ser cómplices de los sistemas de dominación con cifras: 11 feminicidios a la gente ya no le significan nada, porque se les olvida que se trata de madres, hijas, suegras, nietas y no sabemos si el día de mañana podremos ser nosotras”, enfatiza.