Por. Gerardo Galarza
Perseguido por su pasado, el secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral (CFE) en 1988 (sí, no había INE entonces), Manuel Bartlett Díaz, ha afirmado 31 años después, sin el más mínimo dejo de vergüenza:
“La caída del sistema fue un amasiato entre el PAN y (Carlos)Salinas de Gortari. ¡Así fue, un amasiato entre Salinas de Gortari y el PAN!”, aseveró Bartlett durante su comparecencia en la Cámara de Diputados, a donde en su carácter de director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE, también) acudió a defender la iniciativa de reformas a la legislación energética, que propone retroceder a los tiempos del priismo totalitario, en el que siempre ha militado.
Y así, ‘ora resulta que la afirmación de Bartlett es la gran revelación. Pero aunque en 1988 no había Google, redes sociales ni siquiera teléfonos celulares, si había memoria, archivos y las hemerotecas, que todavía existen.
“-Se cayó el sistema.
“-No, se calló.”-, narra la “entrada” de la crónica del reportero Elías Chávez,- quien por cierto ahora estrena el libro El yo prohibido-, publicada el 11 de julio de 1988 en aquella revista Proceso, dirigida por Julio Scherer García.
Chávez, un reportero de a de veras, describe: “Callado permanecía también Manuel Bartlett ante las críticas de la oposición”.
La oposición reclamaba: “Empeñó usted su palabra y no cumplió. Nos prometió que tendríamos información, minuto a minuto, del resultado de las elecciones. Son las cuatro de madrugada –del jueves 7- y todavía no tenemos el resultado de una casilla. El sistema de cómputo sigue ‘caído’…”, pero Jorge de la Vega (líder nacional del PRI) anticipó y proclamó el triunfo de Carlos Salinas”.
Veinte horas antes, al inicio de la sesión de la CFE, que dependía exclusivamente de él como secretario de Gobernación, había prometido: “Tenemos los instrumentos de comunicación adecuados, a la disposición de los partidos. Para que puedan ejercer una vigilancia estando en comunicación con sus organizaciones en todo el país, y con sus representantes en todos los órganos electorales. (…) Reitero las instrucciones que he recibido del Presidente de la República, de tener a disposición de esta Comisión todos los instrumentos del Estado mexicano para que colaboren y auxilian a partidos y ciudadanos para la conducción ordenada, pacífica, de esta elección”.
La noche de ese 6 de julio, ya caído y callado el sistema, los candidatos opositores Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel J. Clouthier y Rosario Ibarra de Piedra, quienes por su cuenta habían denunciado los que consideraban un gran fraude electoral, llegaron juntos a la Secretaría de Gobernación para entregar a Bartlett un documento titulado Llamado a la legalidad, en el que exigían que el proceso electoral se mantuviera dentro de los cauces legales.
Es imposible resumir aquellos días en este espacio, pero ahí están las hemerotecas para quienes realmente se interesen.
Sí, era otro país: el de PRI omnipotente, en el que no se movía ninguna hoja del árbol de la política nacional si no era por orden del presidente de la república; el PRI de De la Madrid, Salinas de Gortari, Bartlett, López Obrador, Sánchez Cordero, Monreal, Ebrard, Jiménez Spriú, Ovalle, López Hernández, Gertz, Moctezuma, Durazo, Sansores y muchos más… el mismo que hoy se intenta resucitar con la palabra del señor presidente de la República.
En ese tiempo hubo millones de mexicanos que creyeron en otro futuro político para el país y para ellos, aunque usted no lo sepa ni mucho menos lo crea. Habrá que leer en el viejo papel.