- Fray Servando y El Libertador, una amistad interesante
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Por: Raúl Jiménez Lescas
El acento del grande ciudadano
Repitió el General, y en el momento
Repitió el Sacerdote el mismo acento,
Y el genio de la fama
Alzo tres templos para el genio humano,
Y ya libre la América se llama;
Y de una nueva luz los esplendores
Alumbraron al pueblo Americano,
En Boston y en Caracas y en Dolores.
El mismo sentimiento al pueblo anima,
El mismo grito los espacios llena…
Ramón Valle, 1883.
(Ramón Valle, Bolívar e Iturbide en el centenario de ambos héroes,
México, Imprenta de González A. Esteva, 1885,
p. 15.)
Fray Servando tocó dos veces la puerta, como se debe, así como la película El cartero siempre llama dos veces (The Postman Always Rings Twice. Basada en la novela homónima de 1934, escrita por James M. Cain). A la segunda, el Congreso mexicanos de 1824, le abrió la puerta a don Fray Servando ¿y quién no? Era un tipazo, aunque no le quites el hábito. Él y otros diputados insistieron: El Libertador debe ser ciudadano mexicano y, desde 1824, es mexicano como el mezcal y los nopales. Es un orgullo tener entre los mexicanos a Bolívar como mexicano.
Hoy no voy a contar la amistad entre ambos personajes, porque son muy interesantes las reflexiones de Fray Servando en torno a las razones para hacer mexicano a El Libertador. Yo, en su lugar, la hubiera patentado, pero ya no se puede y es patente de Colombia, Venezuela, Perú, Bolivia y cuanta nación se le ocurra. Simón Bolívar es a lo que todos y todas debemos aspirar: ciudadanos de Nuestra América, Ciudadanos Planetarios y, sí se puede, de la Vía Láctea.
Vamos por partes.
Primero hay que contestar las dudas que me han escrito: ¿Qué pruebas tengo de que Bolívar estuvo en México, sí la Güera no lo mencionó en sus recuerdos? No tengo la menor idea sí la Güera lo recordó o no, pero tengo en mis manos una carta del futuro Libertador fechada en la Vera Cruz, cuando el joven Simón Bolívar, futuro Libertador, se embarcó en el puerto de Veracruz, el 20 de marzo de 1799. Fue dirigida al señor don Pedro Palacios y Sojo, que era su tío. Ahí nos confiesa que el navío tardó 14 días en alta mar, desde la actual Venezuela al Golfo de México, pero que “gracias a Dios” tuvo un viaje feliz.
También en su epístola, confirma lo que dije, que los ingleses andaban bloqueando las aguas marítimas del Atlántico: “pero nos hemos detenido aquí con el motibo de haber estado bloqueada la Abana, y ser presiso el pasar por allí; de sinco nabios y once fragatas inglecas”. Es decir, no hablo a lo… impreciso. Aunque Bolívar no tenía buena ortografía en esos juveniles años de 1799, un año antes de que asomara su primer ojo el siglo XIX.
Es interesante anotar cómo terminó su epístola el futuro Libertador:
“Hoy a las onse [once] de la mañana llegué de México y nos bamos [vamos] a la tarde para España y pienso que tocaremos en la Abana [Habana] porque ya se quitó el bloqueo que estaba en ese puerto, y por esta razón a sido el tiempo muy corto para haserme mas [hacerse más] largo. Vsted no estrañe [extrañe] la mala letra pues ya lo hago medianamente pues estoy fatigado del mobimiento [movimiento] del coche en que hacabo [acabo] de llegar, y por ser muy a la ligera la he puesto muy mala y me ocurren todas las espesies [especies] de un golpe. Espresiones [expresiones] a mis ermanos [hermanos] y en paticular [particular] a Juan Visente [Vicente] que ya lo estoy esperando, a mi amigo Dn. Manuel de Matos y en fin a todos a quien yo estimo.
Su más atento serbidor [servidor] y su yjo [hijo].
SIMÓN BOLÍVAR.”
Bueno, el próximo lunes las razones de Fray Servando Teresa de Mier, el tipazo que hizo mexicano a El Libertador.