En México, siete de cada 10 niños y adolescentes sí quieren regresar a clases presenciales, arrojó la Consulta #CaminitodelaEscuela, realizada por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM).
En este ejercicio participaron 37 mil 764 niños y adolescentes de todo el país quienes respondieron un cuestionario en línea; también 267 niñas y niños de primera infancia, a través de dibujos sobre el retorno a las aulas.
Durante la presentación, la Ombudsperson capitalina, Nashieli Ramírez Hernández, destacó que estamos al borde de una catástrofe, no sólo educativa, sino generacional, sobre todo por los impactos psicosociales por el cierre de escuelas que serán mucho más difíciles de reponer.
Indicó que este ejercicio llevado a cabo durante el pasado mes de julio, busca posicionar las opiniones de este grupo de atención prioritaria respecto un asunto que les afecta directamente: el regreso a las escuelas de forma presencial.
Se realizaron tres grupos de consulta: 1) Niñas, niños y adolescentes, 2) Personas responsables de crianza y 3) Personal docente.
Respecto a la participación por sexo, 54.72% fueron niñas, 41.58% niños, 2.2% no quiso contestar y 1.51% respondió otro. En cuanto a rango de edad, 37.88% fueron de 6-11 años, 28.61% de 12-14 años, 26.59% de 15-17 años y 2.85% de 5 años. Cabe mencionar que 2.4% afirmó tener una discapacidad (408 mujeres y 448 hombres) principalmente visual, motriz, intelectual y auditiva.
Casi la mitad señaló que vivía en el estado de Puebla; alrededor de una cuarta parte en la Ciudad de México; y 6% en Jalisco y en Estado de México. Alrededor de 2% en Chihuahua, Hidalgo y Nuevo León; y cerca del 1% en Morelos, Durango, Coahuila y Quintana Roo.
Las entidades con mayor proporción de niños y adolescentes que quieren regresar son Tabasco, Jalisco, San Luis Potosí, Sonora y Baja California. En contraparte, los estados con menor proporción son Colima, Campeche, Veracruz, Quintana Roo y Querétaro.
Así mismo, los menores que cursan la primaria son quienes tienen más ganas de regresar a clases presenciales, seguidos por los de secundaria y preescolar. Las y los adolescentes de entre 12 y 17 años reflejaron mayor proporción de indecisos. Sin embargo, aquellos que padecen alguna discapacidad prefieren en menor proporción regresar a las aulas (61.2% frente a 66.8% sin discapacidad).
Ramírez señaló que casi la mitad desean estar con sus amigas y amigos, seguido de salir de su casa y que su maestra o maestro les dé clases en su salón. Lo que los haría felices también es entender mejor lo que les enseñan en la clase; hacer cosas distintas como practicar deporte, dibujo y música.
Por otra parte, expuso que 41% afirmó que nada les haría sentir tristes de volver a la escuela. Los que señalaron alguna tristeza refirieron salir de casa, no aprender lo que se les enseña, dejar de usar la computadora y que su mamá o papá no estuviesen al tanto de sus clases.
La Consulta también refiere que la mitad de los niños y adolescentes les preocupa que las personas que estén en la escuela no usen cubrebocas y que ellos mismos se enfermen de Covid-19; así como que vuelvan a cerrar la escuela y que no puedan juntarse o abrazar a sus amigas y amigos.
Respecto a los 267 dibujos recibidos de primera infancia, la Ombudsperson capitalina destacó que a través de ellos expresaron las siguientes actividades: jugar, estar en clase o estudiando e ir de camino a la escuela; también la sana distancia, el uso de cubrebocas y el lavado de manos y/o el uso de gel antibacterial.
A los pequeños el regreso a clases presenciales les representa alegría, emoción y oportunidad para aprender. Añoran la convivencia con sus amigas y amigos, quieren conocer a sus maestras y maestros, y enfatizan que es mejor el aprendizaje de manera presencial que a distancia.
En el grupo de personas responsables de crianza, el regreso a clases presenciales les representa mucha ansiedad, miedo y preocupación por posibles casos de estrés que afecten a sus hijos debido al tiempo que han estado en casa.
En cuanto al personal docente, señaló que el regreso a clases presenciales les representa incertidumbre derivada de la falta de certeza en cuanto a la logística, protocolos y modalidades que determinen las autoridades educativas; y a su vez emoción y alegría por conocer a sus alumnas y alumnos.
La Presidenta de la CDHCM destacó que entre las conclusiones, la voz de los niños y adolescentes respecto del regreso a clases va en sentido opuesto a la voz del mundo adulto. Los primeros se pronuncian por regresar a las aulas (68%) y en la misma proporción los segundos se oponen a ello.
Ramírez Hernández enfatizó que actualmente hay mucha evidencia que sugiere que las escuelas pueden abrirse de manera segura. Lo anterior, dijo, conduce a la necesidad de centrar la atención y discusión en cómo se abrirá la escuela de manera segura, y no en si se van o no a abrir las aulas.
Sostuvo que es menos riesgoso estar en la escuela que en otros espacios comunitarios y, aún así, se ha privilegiado la apertura de lugares de esparcimiento para personas adultas por encima de las aulas, sin razonabilidad alguna y con un directo impacto en el bienestar infantil.