Por. Gilda Melgar
Hace un año no dábamos crédito de lo que pasaba. Nuestros planes de vacaciones por Semana Santa ya se habían frustrado y también estaban por irse al traste las del verano. Con las correspondientes cancelaciones o cambios de vuelos y hospedaje, nos dijimos “será el próximo año”.
En marzo pasado que llegaron las anheladas vacunas, vimos la luz a final del túnel por unos meses. Creímos que con ello todo volvería a ser como antes. Que podíamos reinaugurar la fiesta de cada estación y nos atrevimos a soñar con la posibilidad de tocar la arena, bañarnos en el mar, sentir el sol y disfrutar de unos cocteles al atardecer.
Sin embargo, el COVID nos está volviendo a dar un portazo en la cara. El verano 2021 sigue en bandera roja, aquí y en todo el mundo. Los japoneses, a punto de inaugurar sus atrasadas olimpiadas, siguieron adelante contra viento y marea. Hace un año, cuando los organizadores decidieron posponer el evento, se aventuraron a decir que la ceremonia de inauguración en el 2021 sería “la prueba de la victoria de la humanidad sobre el virus”.
La cruel realidad es que esta semana el gobierno japonés anunció la prórroga del estado de emergencia debido al aumento de contagios con la consecuente decisión de celebrar los Juegos Olímpicos sin espectadores. Asimismo, en nuestro país, las autoridades de salud reconocieron que sí atravesamos una tercera ola con una cifra diaria de alrededor de 8 mil nuevos contagios.
En la Ciudad de México, el semáforo verde nos duró un suspiro. Una ilusión efímera de que el verano podía llegar a ser, efectivamente, una estación de fiesta.
Y es que la frase “un poco de verano hace que todo el año valga la pena” es más urgente que nunca. Tras un año y medio de encierro y estrés, necesitamos respirar aire puro, darle la cara al sol y contemplar su ocaso en los mejores paisajes.
Pero otra vez no podrá ser. Al menos, no sin angustia o temor porque ya sabemos que estar vacunados no nos garantiza nada y que, por lo tanto, debemos seguir cuidándonos.
Estoy harta de vivir como en un “Día de la marmota”. Cada día igual al anterior. Harta del cubre bocas y el gel. Harta de sentir miedo. Triste al pensar en el encierro de los niños y adolescentes que, justo hoy, concluyen otro ciclo escolar en línea.
Pero es verano. Con o sin viaje en puerta, he llegado hasta aquí.
Es julio de 2021. Las tardes lluviosas y la brisa fresca no dejan lugar a dudas.
Los puestos de mercado lucen rebosantes de ciruelas, duraznos, melones, mangos, sandías, tomates, tunas, granadas y frutos del bosque.
Las vacaciones inician hoy. Por eso he decidido traer la fiesta del verano a casa, a través de la comida, los juegos, las películas, los libros y hasta las visitas virtuales a museos. Retomaré el entusiasmo de los primeros días del encierro cuando todos nos volvimos cocineros, jardineros y hasta decoradores de interiores.
Dicen que la fiesta se lleva por dentro.
Bailo una y otra vez el álbum Europiana, compuesto e interpretado por el guapísimo Jack Savoretti y lanzado al mundo apenas la semana pasada. “Secret life” será mi canción del verano 2021 y el ritmo que me ayude a transitar otro verano sin fiesta. (meter video con “ secret life”).