- La salud está en manos de los pacientes
Por. Israel Jiménez
La Real Academia de la Lengua Española define al paciente como la persona que padece física y corporalmente, y especialmente, quien se halla bajo atención médica. Otras definiciones describen al paciente como aquella persona que sufre de dolor y malestar y, por ende, solicita asistencia médica, pues está sometida a cuidados profesionales para la mejoría de su salud.
La palabra paciente es de origen latín “patiens” que significa “sufriente” o “sufrido”. Ser una o un paciente, demanda un tránsito por diferentes etapas como la identificación de los síntomas; acudir al médico, recibir un diagnóstico, iniciar un tratamiento y alcanzar un resultado. Pero hoy, tanto la definición de paciente y las y los pacientes, han evolucionado, deben ser personas informadas, corresponsables de alcanzar un resultado diferente, positivo con base en la búsqueda de un médico adecuado, un diagnóstico acertado y un tratamiento eficaz, que conlleve a un desenlace clínico favorable y positivo, a curarnos, controlarnos o simplemente, estar bien.
En diferentes discusiones con entrañables amigos médicos y colegas profesionales, llegábamos a conclusiones que nos movían a la reflexión. Por ejemplo, en los años 40 del siglo pasado (qué lejos parece estar el siglo XX), en México los pacientes morían principalmente de neumonía y diarrea, bastaba con recibir un diagnóstico acertado y un tratamiento eficaz para salvar la vida, en ese entonces.
En el presente siglo XXI, las y los pacientes mueren de enfermedades crónico degenerativas, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, son las dos principales causas de muerte y no basta con un diagnóstico acertado o un medicamento eficaz, hoy el desenlace clínico, el éxito de un tratamiento, está en manos del paciente, en sus decisiones en el día a día, en cumplir el tratamiento, en seguir las indicaciones de su médico, en apegarse a su medicamento y hacer cambios en su estilo de vida, ¿nada fácil, verdad?
Permítanme apreciadas lectoras y lectores dejarles tres mensajes claves en esta ocasión; el primero es, ve al médico, no tardes, no lo dejes para después, no postergues esa cita, busca y ve al médico ya. El segundo es, toma las riendas de tu enfermedad, toma en tus manos el control y el estar bien, no se lo dejes a nadie más, sigue todas las indicaciones de tu médico y responsabilízate de cumplir el tratamiento. El tercero y último mensaje, es tener una actitud positiva, ve con todo, siempre hay dos formas de ver las cosas, opta por la positiva por tu bien y por los que te rodean y que tanto te importan, pero, sobre todo, por ti.
Empecemos por la primera, ve ya al médico, obtén información sobre qué médico te puede ayudar. Hace unos años durante una comida de negocios, llevé a cabo el ejercicio de saber cuántas personas, en una micro encuesta durante la sobremesa, sabían qué enfermedades trataba un endocrinólogo, por cierto, mi comida era con algunos endocrinólogos, sorpresa, de 10 encuestados, entre meseros, cajera y otros comensales, sólo uno supo de al menos tres diferentes enfermedades que podrían ser diagnosticadas y tratadas por esta importantísima especialidad médica. Para empezar diabetes, enfermedades de la tiroides, híper e hipotiroidismo y todo lo relacionado a las enfermedades de las hormonas, el metabolismo y problemas nutricionales.
Seamos responsables, serios en este asunto, identifica tu enfermedad, acude a los servicios de salud gubernamentales (IMSS, ISSSTE), u otra cobertura, y ve al médico, si no es así, busca uno, puedes empezar por un médico general, de primer contacto, quizás un médico familiar y si sabes más sobre tu enfermedad visita inmediatamente a un especialista, infórmate bien, pero recuerda que entre más rápido sea un diagnóstico efectivo, muchas más posibilidades tenemos de una mejor y mayor recuperación, ir al médico es una decisión de vida, no tardes más.
Con respecto a la auto responsabilidad de tu enfermedad, no dudes, tú eres primero, es como las instrucciones antes de empezar cualquier vuelo, de las que muchos no ponemos atención, pero que son muy importantes. En el caso de una despresurización del avión al caer las mascarillas de oxígeno primeramente debemos usarlos nosotros y después auxiliar a los demás, confío en ser claro en esto. No podemos apoyar a alguien más, preocuparnos por otras y otros, extender nuestra ayuda hacia los demás, si antes no lo hacemos con nosotros mismos y sabes algo más, nadie es responsable de tu salud más que tú mismo, nadie entiende ni sabe cómo te sientes más que tú, nadie va a sentir ni a vivir las consecuencias de tu enfermedad y tu postergación, sólo tú.
Al visitar al médico no te quedes con dudas, anota todas tus preguntas y llega a la visita preparada preparado, pregunta todo, es tu derecho, infórmate, una vez que queda todo claro empieza tu responsabilidad, sigue las indicaciones con disciplina, no decidas cuáles si y cuáles no, sigue todas, esfuérzate, vive tu periodo de enfermedad con la convicción de comenzar exitosamente tu tratamiento, de apegarte a él y de cumplir hasta el final, esto traerá consigo mayores posibilidades de una mejor y más pronta recuperación y/o control de tu enfermedad.
Y la tercera, siempre tenemos la opción de decidir cómo queremos ver las cosas, de la mejor o de la peor manera, lo que es un hecho es que una actitud positiva, una relación abierta, afectuosa y emocional con tu médico tiene resultados positivos, podría decirte que en mi experiencia personal han sido sorprendentes, de hecho hay varios artículos en la literatura médica que demuestran que una interacción positiva con el profesional de la salud, aún en la misma consulta, sin todavía haber comenzado un tratamiento, ya empieza a tener resultados positivos y de mejora en la salud de la y el paciente.
De un paciente a otro paciente, sé propositivo, toma las decisiones correctas, sé disciplinado, cumple tu tratamiento y lucha por ser feliz, con una actitud positiva, porque te lo mereces, nos lo merecemos, hasta la próxima.