Por. Fernando Coca
Una de las facultades que tiene el presidente de la República es nombrar y remover a sus funcionarios.
En una semana, se han encontrado con ese acto de poder exclusivo del Ejecutivo dos miembros que se consideraba, tenían toda la confianza del presidente López Obrador pero que, algo sucedió en el camino que el mandatario ha decidido sustituirlos.
Irma Eréndira Sandoval, considerada la más dura entre el grupo de los puros-radicales, fue echada del gabinete. La ambición política de la secretaria para encumbrar a su hermano Pablo Amílcar en la gubernatura de Guerrero, los excesos y el protagonismo marcaron su paso por la administración.
En el combate a la corrupción no hay un solo caso que la sociedad le reconozca a la señora Sandoval. Por el contrario, se le reclama no haber actuado en contra no solo de personajes del pasado, sino del presente, a los que se señaló como corruptos.
Los aduladores de la señora Sandoval la apodaban La Robespierre, tratando de enaltecer la figura de esa mujer a la que le dieron la encomienda de combatir la corrupción. Hoy, de esos aduladores no hemos escuchado cómo fue que la guillotina cayó sobre el cuello de la implacable Irma Eréndira.
La otra salida del gabinete que me sorprende. Gabriel García era considerado, según muchos de los colaboradores del presidente López Obrador, intocable, como si fuera de la familia.
Fue secretario de Organización de MORENA, lo hicieron candidato a senador y el presidente lo nombró coordinador de los delegados de los programas sociales del gobierno federal en los estados. Tenía bajo su mando al ejercito conformado por los miles de Siervos de la Nación.
En MORENA nada pasaba si Gabriel García no lo autorizaba. Muchos militantes, referentes, dirigentes se quejaban de sus malos tratos, pero si había queja, nada pasaba. Se ganó el miedo, no el respeto, de muchos.
Gabriel García no controló a sus delegados. Uno de ellos, el de Guerrero, usó el cargo para tratar de convertirse en candidato a gobernador. Lo ayudaba su hermana, que era secretaria del gabinete presidencial, y les falló.
¿Será que Guerrero fue lo que provocó la salida de Gabriel García del gabinete? Quizá no fue solo eso, sino las derrotas en la Ciudad de México (descuidaron a la gente, dijo el presidente), pero también en el Estado de México, donde la derrota fue aún más fuerte que en la capital del país.
Dos de los “puros”, de los “radicales” ya no están cerca. Se merma la fracción más extrema de MORENA.
La Letrina. El presidente López Obrador ya hizo cambios en su gabinete. Se esperan los de Claudia Sheinbaum. En la lista para irse están dos involucrados con el Metro: Florencia Serranía y Alfonso Suárez del Real. Ella, directora del Metro, él, actual secretario de Gobierno y antes colaborador de Mancera y Joel Ortega en fallido e inútil cierre de la Línea 12 en 2014, en donde comenzó la desgracia del 3 de mayo.