Por. Sandra Vivanco
Esta es la última semana, previo al inicio del periodo de campañas. Los 60 días que le sucederán al sábado próximo serán de una batalla constante por el prestigio y desprestigio de los cargos de elección popular, pues mientras para algunas personas obtener una candidatura puede significar el reconocimiento a su carrera política, para otras puede ser el premio por actitudes serviles y oportunismo.
En las ocho semanas siguientes, la ciudadanía será testigo de las múltiples promesas para mejorar sus localidades y municipios, para que sus alcaldías tengan todos los servicios, que las entidades se convertirán en modelos de seguridad y desarrollo, se harán críticas sinfín, se abusará sin duda alguna del discurso mediático para intentar obtener el mayor número de votos.
Las campañas debieran ser distintas en tiempos de pandemia, ya se tiene la experiencia de un proceso electoral local anterior, el de octubre de 2020 en Hidalgo y Coahuila, entidades donde se establecieron protocolos para la etapa de campaña, que al igual que en el día de la Jornada electiva, además de garantizar el derecho político electoral a poder votar y ser votado, se protegió el derecho humano a la salud.
Si consideramos que durante las semanas de campaña se realizan actividades para que los partidos políticos, las coaliciones conformadas, las candidaturas que hayan obtenido el registro, dirigentes políticos, militantes y simpatizantes soliciten el voto de la ciudadanía a favor de las candidaturas para que logren el cargo de elección popular para el cual se postulan; por tanto, debemos entender que esas actividades se componen por reuniones públicas, asambleas y marchas, con la finalidad de promover las referidas candidaturas.
En estos momentos de emergencia sanitaria, que aún y cuando las autoridades han determinado el cambio de semáforo en prácticamente toda la geografía nacional, lo cierto es que, no existen las condiciones para realizar actos multitudinarios como generalmente se acostumbra en los tiempos de campaña. Por lo que, las medidas debieran de seguir siendo extremas con el fin de no exponer a la ciudadanía que decide libremente acudir a escuchar las propuestas de campaña.
Los protocolos realizados por la autoridad electoral van encaminados a determinar reglas para la realización de actividades ya sea en lugares cerrados o abiertos, imponer medidas para evitar en la medida de lo posible contagios, sin embargo, la realidad es que, esas actividades debieran cambiarse para seguir protegiendo la salud de las personas electoras.
No es fácil modificar la forma de hacer política en México, intentar cambiar la estrategia del contacto físico y estrechar las palmas, escuchar de viva voz a la persona, vitorear su partido político, y vivir la verbena que se desarrolla en los mítines, sin embargo, ahora la estrategia debe cambiar, porque precisamente que una semana antes del arranque de las campañas el país se encuentre casi en su totalidad en semáforo amarillo, a un paso del anhelado verde, no significa de forma alguna que, existe la posibilidad de romper la sana distancia.
Ahora es el momento adecuado de plantearse nuevas estrategias políticas que permitan influir en las personas, con el fin de que su voto les beneficie, es el tiempo de innovar y de renovar las formas de interactuar con la ciudadanía, acercar información para promover las plataformas políticas y agendas de los partidos y de sus candidatos y candidatas.
Las semanas previas al 6 de junio estarán cargadas de anuncios en radio y televisión de los miles de spots de las diferentes candidaturas en todas las entidades del país, urge que los partidos políticos a través de sus dirigencias también racionalicen sus gastos para que sus campañas sean acordes a los momentos que vivimos, con desempleo, faltas de oportunidad y bajo una crisis económica y social que ha dejado la pandemia es grosero observar los gastos innecesarios que ocurren en las campañas políticas.
Así como nos encontramos ante el proceso más grande de la historia democrática de nuestro país, debiera convertirse en el proceso electoral más significativo por sus cambios y propuestas, pero no solo de las candidaturas, sino modificaciones de raíz que permitan que las personas no perciban que les buscan solo para obtener su voto, sino que, existe un vínculo que conecta a la ciudadanía con sus representantes populares. Que quien ocupe los cargos se legitime con cada acción durante su mandato.
Este tiempo de campañas debiera pues servir para reconsiderar todo lo que antes se ha vivido y rectificar el camino. La clase política se ha alejado de las personas, solo ven número de votos más no circunstancias personales, deben resignificar el postulado de un voto una persona, no son solo credenciales para votar, ni registros que se contienen en el listado nominal.
Las campañas por décadas en nuestro país se han realizado con personas, sin darles el verdadero valor, solo se contaban cifras: los cientos que ocuparon la plaza principal, los camiones llenos, los miles de votos necesarios para ganar, siempre números, cuando la realidad es que se trata de voluntades, para ganar elecciones se requiere de la persona y su decisión de participar, ese es el verdadero significado que las campañas electorales deben darle a las personas electoras.
Y resignificar a las personas en su calidad de electoras, conlleva a seguirlas protegiendo, durante las campañas electorales es tarea de los partidos políticos y sus dirigencias, ojalá busquen mejores formas de enviar sus mensajes y promocionar su oferta política que los mítines que terminan en palabras que muchas veces se lleva el viento.