Carta acusatoria a Alfonso Gómez Portugal: HOSTIGADOR LABORAL Y MISÓGINO  - Mujer es Más -

Carta acusatoria a Alfonso Gómez Portugal: HOSTIGADOR LABORAL Y MISÓGINO 

Por. Óscar H. Morales Martínez

El Licenciado Alfonso Gómez Portugal, notario 162 de la Ciudad de México y hasta el miércoles profesor de la materia de obligaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana (UP), se convirtió en tendencia en Twitter por sus lamentables y aborrecibles comentarios misóginos durante una clase que impartía en línea. 

Fue expuesto en video y circularon en redes sociales sus comentarios en relación a la ausencia de alumnas en su clase, quienes se habían sumado en solidaridad a un paro nacional para conmemorar el día Internacional de la Mujer: “¿cuándo es el día del varón? ¿y nos van a dar chance de faltar, ir a echar un desmadre y vomitar. Ponernos briagos? […] A mi me parece esto discriminatorio. Nos están viendo como gatos de bajo pelaje ¿no?.

Después añadió: “Todas las pendejadas que puede decir uno cuando no hay compañeras, ¿por qué no hacemos clases nada más así? Y que nos valga madre todo ¿no? Pues sí. Yo creo, yo soy de esa pinche idea eh. A ver, para que lo vayan promoviendo eh, si no córtenles su pinche internet.”

Los alumnos de 3º A de la UP presentaron una carta a la Rectoría de la Universidad y demás autoridades escolares, exigiendo tomar las medidas pertinentes y brindar una solución oportuna e inmediata ante ese desagradable evento académico, ya que los comentarios del profesor Gómez Portugal atentan los principios de humanidad y dignidad que profesa la UP, y no fomentan el diálogo ni el respeto a los demás, especialmente a las mujeres.

Es importante recordar que, por primera vez en su historia, el año pasado asumió el cargo de Rector de la Universidad Panamericana una mujer, la Doctora Fernanda Llergo Bay, por el periodo 2020-2023, lo que refrenda el compromiso y congruencia de la institución académica con el respeto a la igualdad y paridad de género, por lo que un profesor “con perfil machista y retrógrado” como lo califica Pablo Reyes Reyes en Twitter, es una aberración en la UP y en cualquier otra escuela, del nivel que sea, y gente así no tiene cabida en nuestra sociedad.

Afortunadamente, mediante un comunicado del Comité de Dirección de la Facultad de Derecho, se informó el miércoles que Alfonso Gómez Portugal presentó su renuncia al profesorado.

Pero dicho evento no es aislado y resulta increíble y preocupante que este personaje haya sido miembro de la Comisión de Equidad de Género del Colegio de Notarios del Distrito Federal, uno de los gremios más respetados en todo el país. Es momento que el Colegio prenda sus alarmas y revise si este comportamiento insultante infringe códigos de conducta y ética profesional o lineamientos estatutarios que merezcan una sanción ejemplar, como sucedió en el Estado de México con el notario Horacio Aguilar Álvarez de Alba, a quien le retiraron su patente por agredir a su esposa.

No me sorprendió que evidenciaran a Alfonso Gómez Portugal, porque me consta que tiene una larga trayectoria de misoginia y hostigamiento laboral.

Aunque ambos somos egresados de la Universidad Panamericana, no fue hasta 2007 que lo conocí trabajando en una notaría en la que coincidimos. Él era aspirante a notario en esa época y, en consecuencia, el abogado de mayor rango en la oficina, solo debajo del titular de la notaría.

Jamás había conocido a una persona que tuviera, simultáneamente, un brillante coeficiente intelectual y una profunda pobreza de espíritu humano. Sus constantes comentarios de desprecio a sus colaboradores, denostando la dignidad de las personas sin ningún reparo ni remordimiento, eran su estilo y forma de vida, con el que alimentaba su ego, soberbia y falsa superioridad.

Su mayor encono, furia y rabia recaía sobre las mujeres. Su secretaria era receptáculo de groserías y malos tratos. Sus pasantes y abogadas eran inútiles ante sus ojos, y se servía de su trabajo mediante una explotación sicológica perversa, casi adictiva, como la relación y trauma de una víctima con su secuestrador.

Apelativos, apodos, burlas y podría seguir alfabéticamente con el diccionario de malas conductas que infería, todos los días, a diestra y siniestra, generando un ambiente laboral negativo, en el que el temor a ser ofendido y el terror a ser despedido, eran el oxígeno que todos respirábamos.

Después de algunos intentos fallidos, Poncho obtuvo la patente de notario y fuimos los abogados de la oficina a la ceremonia de toma de protesta. Recuerdo que los notarios de reciente nombramiento daban sus discursos agradeciendo a sus familias, esposas, hijos, equipo de trabajo y gente de confianza. Realmente estaban conmovidos. Cuando dio su discurso Alfonso, no expresó ninguna emoción, fue casi un autómata y solo agradeció a su gran maestro y a otros notarios, omitiendo cualquier mención y palabras de reconocimiento a su madre, quien estaba presente en la ceremonia. Quizá fue un descuido, quizá fue deliberado.

En todo caso, este sujeto siempre manifestó un desequilibrio emocional muy serio. ¿En verdad una persona así puede ser digno del cargo de fedatario público?

Después de un año y medio de trabajar en el mismo lugar, ambos salimos de la notaría y jamás lo volví a ver.

Personas como este “señorito”, tan maquiavélicas y con serios problemas de actitud y personalidad, no sirven en la sociedad. 

Espero que este evento tan desagradable motive un cambio en el, por su bien y por el de las personas que lo rodean, pero deben ser atendidas y escuchadas voces como la mía, que son innumerables. ¿Cuántos “Alfonsos” siguen dirigiendo empresas y oficinas?

Lamento estar escribiendo esta nota hasta ahora y no cuando fui testigo de sus injusticias, pero de uno u otro modo las cosas tienen que parar y cambiar. El mundo requiere gente de valor que contribuya a un mejor ambiente social.

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