Por. Citlalli Berruecos
Es mágico pensar que en tan poco tiempo se desarrollaron las vacunas del COVID cuando los días de vida cuentan con la amenaza constante de que uno pueda enfermarse. El ponerse la vacuna no sólo cuida a quien lo hace, sino a quienes están a su alrededor y, con un efecto multiplicador, toda la población puede prevenir la enfermedad que, lamentablemente, les ha quitado la vida a tantos. En estos momentos de espera para poder ponerme mi vacuna, leo y escucho muchas voces inconformes por diferentes razones. No soy experta en el tema, eso es seguro. Entiendo la ansiedad y angustia que genera este encierro de casi un año y lo que falta. Todos lo vivimos de alguna u otra manera, cada quien tiene su propia historia y contexto, lo que debe ser respetado. He intentado reconocer en mi cabeza lo que sucede dejando a un lado la pasión de la crítica que a veces es mal informada para poner en orden algunas de las piezas de este rompecabezas. Puede ser que algunos de ustedes estén en desacuerdo conmigo y otros sean más conocedores del tema. Sencillamente, esto es lo que pienso y siento por ahora.
- La pandemia es mundial. No es sólo de un grupo de personas. El COVID afecta a todos y lo que más asusta es la incertidumbre de que si a uno le pega, no sabes cómo responderá tu cuerpo. Es un virus que aun no se entiende por completo y que llegó para quedarse.
- Cada país maneja la crisis sanitaria como considera que es la mejor manera posible. Algunos han tenido medidas más estrictas y estrategias más exitosas. Otros, son criticables al no hacer caso a las recomendaciones de los científicos, ofreciendo “otros datos” a su población y aparentando que todo va bien y está controlado, a veces por fines políticos.
- Las vacunas se aprobaron en su fase 3, lo que quiere decir que son buenas. Cada gobierno aprueba el uso de la vacuna en su país teniendo la certeza de que funciona. No creo que, en estos momentos, un gobierno, sea del partido que sea, quiera matar a su población con una vacuna “mala” cuando lo que se busca, es todo lo contrario.
- El número de vacunas es limitado. De hecho, una compañía tuvo que anunciar que dejaba de entregar vacunas para asegurarse de que su planta pudiera hacer más. No alcanzan para todos. Hay países que han acaparado las mismas con la idea de proteger a sus ciudadanos primero ante una pandemia mundial. Mundial quiere decir TODO el mundo. Por más que un país se vacune completo, mientras que exista el virus en otros, podrán nacer nuevas variantes y no se estará seguro. En mi humilde opinión, me hubiera gustado pensar que, en lugar de acaparar las vacunas, hubieran apoyado la idea de vacunar a toda la población del mundo en una manera más solidaria y equitativa. Pero los “hubieras” no existen. Imagínense lo que sería saber que toda la primera línea ante el COVID, el resto de los médicos, enfermeras, etc. y los adultos mayores en el mundo entero están vacunados… En un momento de pandemia mundial, deberían dejarse los egoísmos a un lado y pensar en todos.
- Es totalmente entendible la angustia que puede generar tener que esperar a que a uno le toque la vacuna. Mientras más pronto te la pones, la ganas tiempo al virus. No por eso, uno debe arriesgarse más para conseguirla pues puede salir contraproducente. Conozco muchas personas que por diversas razones y motivos han decidido ponerse la vacuna en el país vecino del norte. No me parece que deba criticarse, sino agradecerles no sólo que le han quitado vacunas de las acaparadas, sino que permiten que las que estaban etiquetadas para ellos aquí y que son limitadas, puedan ponérsela a alguien más. Si se tiene el privilegio de viajar para ponerse la vacuna, ¡adelante! Si lo pudiera hacer, con la seguridad de no ponerme más en riesgo, lo haría. Mientras, deseo que, en mi país, cada quien espere su turno en ánimos de la generosidad y empatía hacia los otros; sólo hay que pensar en lo bello que es que otra persona más necesitada esté protegida antes que tu.
- Es muy fácil criticar lo malo en el proceso de vacunación, sea verdad o no. Lo importante es tener la mente abierta para ser objetivos en este momento de tanta angustia y cansancio. En mi opinión, el gobierno de mi ciudad está haciendo un buen trabajo. Las explicaciones han sido claras. Hay que considerar que los procesos no pueden ser piloteados antes y es en la realidad del momento en el que se han hecho ajustes con el objetivo de que sea cada vez mejor. El simple hecho de decidir que sea garantizando que a toda la población de una alcaldía se vacune en su totalidad, es ganancia. Prefiero saber que, si sólo hay 100 vacunas, éstas se le asignan al lugar que tiene 100 personas en lugar de mil, pues no entendería los criterios de selección de ese 10% si lo dieran a la población de mil.
- Estoy agradecida que, en mi ciudad, la vacunación es un acto democrático en el que a todos se les pondrá sin importar su nivel económico, género, lugar en el que vive… Sólo basta ver los videos de los adultos mayores bailando en Xochimilco mientras que esperan su vacuna para agradecer que se está haciendo de esta manera.
Celebro cada vacuna que se pone, no importa dónde ni cuándo. Me emociona saber que los adultos mayores estarán pronto protegidos en mi ciudad. Entiendo que debo continuar cuidándome aun después de que tenga la vacuna. Hagamos lo propio; pensemos en el bien de todos. Hay que tener paciencia. Me ilusiona esperar y entender que algún día seré yo quien baile y festeje que la vida continúa.