- …siempre soñé con el aroma excitante de tu primavera
Cut Domínguez
Omito tu nombre para llamarte soberana de mis tentaciones amada Regina. Tu recuerdo es una imagen que da vueltas obsesivamente y me asalta a todas horas del día. Que ganas de gritar como me gustas, que deseo irresistible de estrechar esta pasión a fuego lento. De ser poeta, para escribir como Sabines y de existir en la lírica y retórica de este sentimiento acumulado. Una muerte viva es mi apetito por ti, un fantasma en un jardín de orquídeas; y yo delineando las formas de tu cuerpo y tu sonrisa franca y sensual tan solo en la imaginación, porque la línea no cede. Es más grande la ilusión que la voluntad para manejar los pinceles. Tú, la de las nuevas y coloridas alas, me hechizas con el grato tono de tu voz, juegas con mis ideas como si te pertenecieran eternamente; moldeas en mi pensamiento cálidos trazos que nunca descubrí. En medio de tus brazos quisiera rendirse satisfecha mi materia. Me sometes a la tortura de evocarte, de anhelar acariciarte y decirte palabras melodiosas, tiernas, dulces, al oído. Compañera y cómplice de todas mis locuras. Según mi óptica, somos dos por error que un momento sagrado habrá de corregir, junto con tu mirada de laberintos infinitos donde muchas veces me interno con el peligro de no salir jamás. Que diera yo por ser la luz de luna que ilumine los secretos de tu talle, o el rocío que descanse en los contornos de tu espalda. Mujer exquisita de la figura deliciosa, siempre soñé con el aroma excitante de tu primavera, y de pronto te apareces como una alucinación con tu olor a melado de piña y caña. Yo, un aprendiz de narrador, hago de estas líneas un modesto borrador soberana de mis tentaciones. Dime que no es solo fantasía, que existes, que estoy en ti, que puedo llegar a crecer junto a tu pecho.