- Teórica, activista, feminista e internacionalista
- La revolución mundial desde los ojos agudos de Rosa Luxemburgo
Por Raúl Jiménez Lescas
El ambiente socialdemócrata alemán era de efervescencia porque se había construido un gran partido con influencia entre las masas a fines del siglo XIX. Llegaba a contar con un centenar de diputados y más del 30% de los votos. Tenía Universidades, escuelas, clubes, sindicatos y cuadros políticos de alto nivel. Marx había muerto en 1883 y Engels en 1895. Así que los socialdemócratas alemanes encarnaban la continuidad de los clásicos: Bernstein y Kautsky. Lenin y Trotsky se les cuadraban, pero Rosa Luxemburgo no.
Así que la Rosa ya Roja rompió con el PSP en 1894 con otros emigrantes para fundar otro partido, que años después se convertiría en el Partido Socialista Democrático de Polonia y Lituania (en polaco: Socjaldemokracja Królestwa Polskiego (SDKP). Al empezar el siglo XX, se amplió con la incorporación de un sector liderado por Feliks Dzierzynski y pasó a denominarse Socialdemocracia del Reino de Polonia y Lituania —en polaco, Socjaldemokracja Królestwa Polskiego i Litwy (SDKPiL) y en lituano Lenkijos karalystės ir Lietuvos socialdemokratija (LKLSD)—, también denominado Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia y Lituania. Ahí estuvo la Rosa Roja, nuestra Rosa.
Lenin y Trotsky guardaban silencio frente a la degeneración reformista de Bernstein y Kautsky por respeto a los continuadores de Marx y Engels, pero Rosita ni maíz paloma: los desafió antes que esas lumbreras del comunismo ruso. Así que ella, se dio cuenta por ser miembro de la socialdemocracia alemana que Bernstein se había adaptado al capitalismo alemán que tenía mucho dinero para derramar entre los socialistas.
Bernstein planteó que el socialismo sería evolutivo, como Lombardo Toledano en México: el camino es apoyar al PRI para que se vuelva socialista. Pero se les cebó, pues los neoliberales se apoderaron del PRI, como la socialdemocracia del partido y apoyaron entrar a la Primera Guerra Mundial de 1914. Rosa, ingeniosa, aguda e inteligente vio antes que nadie ese proceso de degeneración.
Así que se sentó, tomó la pluma y empezó a redactar su magna obra: Reforma o Revolución. Yo la tengo en la edición de editorial Pluma de Bogotá de 1976.
¿Qué carajos dice esa obra magna de Rosita la roja?
Antes, un paréntesis JP Nettl fue un gran historiador de Rosa Luxemburgo, que escribió una larga y profunda biografía de nuestra Rosa, al grado de que The New York Times describió como un trabajo clásico que hizo plena justicia a su actividad política, contexto, contribuciones teóricas y personalidad. Y cada año, los alemanes van al panteón a honrar a la Rosa Roja, enterrada en el cementerio de Friedrichsfelde, que se ha convertido en “La Meca” de los socialistas, comunistas y trasnochados como yo.
Reforma o Revolución es la primera gran obra de nuestra Rosa, la Roja. Por su profundidad perdura en el tiempo y en el espacio, es el mismo debate en todos los partidos del mundo, por ejemplo, en MORENA el partido en el gobierno.
¿Qué pensaba Eduard Bernstein en 1897?
Resulta que este socialdemócrata alemán creía que el socialismo sería evolutivo, pues el capitalismo alemán lo permitía, cada vez más derechos, cada vez más concesiones a los trabajadores ¿por qué no concederles el gobierno? Así que Eduard Bernstein redactó sus ideas para la prestigiada revista teórica de la socialdemocracia alemana Neue Zeit entre 1897 y 1898, sentando la línea correcta y combativa para el partido más importante de la izquierda alemana. Después de publicar sus artículos, el tal Bernstein publicó un libro intitulado Die Voraussen des Sozialismus und die Aufgaben der Socialdemokratte (traduzco: Las premisas para el socialismo y las tareas de la socialdemocracia).
Pero Rosa lo refutó en Berlín, el 18 de abril de 1889. Ya era alemana, socialdemócrata y nuestra Rosa Roja, la más roja de la bandera roja.
¡Y que aparece nuestra Rosa Roja! Refutó todos los postulados “teóricos” de Bernstein a los 27 años cumplidos. Su obra se llama como ya lo señalamos Reforma o Revolución
La tal Rosita, la Roja, lo refuta. Madre mía. Una mujer, polaca, extranjera, de origen judío y no sé qué más… se peleó con el jefe de jefes de la socialdemocracia alemana. Mi comadre Rosa sí que tenía los tamaños necesarios: unos ovarios del tamaño de una sandía o más.
Para empezar, Rosa aclara que no se oponen a las reformas en el sistema capitalista. No estaba loca. Estaba bien cuerda, pero que las reformas llevarían al socialismo no lo creía. Así que dijo que para destruir la explotación capitalista se necesita una buena revolución, que además debería ser socialista.
Escribió en papel y con tinta: “Recién cuando la gran masa de obreros tome en sus manos las armas afiladas del socialismo científico, todas las tendencias pequeñoburguesas, las corrientes oportunistas, serán liquidadas. El movimiento se encontrará sobre terreno firme y seguro. ‘La cantidad lo hará’.”
Estaba en Berlín, era alemana y lo fechó el 18 de abril de 1899, antes que los jefes Lenin y Trotsky; era nuestra Rosa Roja, la más roja de la bandera roja.
Ser o no ser, esa es la cuestión. Reforma o Revolución, esa es la cuestión.