«2020: EL AÑO DEL ENCIERRO» La maldita enfermedad - Mujer es Más -

«2020: EL AÑO DEL ENCIERRO» La maldita enfermedad

Foto. @CulturaCiudadMX

 

Óscar H. Morales Martínez

 

La plaga apocalíptica del SARS-CoV-2 (COVID) no tiene un solo ápice de bondad.

He escuchado y leído que “gracias” a esta pandemia hemos aprendido a valorar nuestra libertad, a cuidar nuestra salud, a aprovechar nuestro tiempo, a disfrutar nuestra familia, a respetar nuestro trabajo, a proteger a nuestros abuelos, a valorar el dinero, a trabajar a distancia, a platicar más con los amigos, etcétera, etcétera, etcétera.

Sin embargo, la enfermedad no está ni estuvo en el COVID, sino en la indiferencia, el egoísmo, la frialdad, la superficialidad, el distanciamiento, en nuestro desprecio al medio ambiente y la falta de empatía de nuestra sociedad. 

Esa es la maldita enfermedad que seguirá a pesar de esta lección de la naturaleza y no podremos salvarnos si no cambia nuestra actitud.

Solo se necesita observar a las hordas de “ciudadanos” que todos los días salen a las calles sin cubrebocas, sin guardar sana distancia, sin respetar medidas de higiene, sin establecer reglas y límites de salubridad en sus negocios, sin dar atención prioritaria a los ancianos. 

Gente que continúa abarrotando las playas, los establecimientos comerciales, los lugares públicos, los estadios deportivos, celebrando fiestas masivas, solo porque no pueden estar en sus casas y quieren continuar con sus vidas como si no pasara nada.

Una sociedad que está contaminada de “vale madrismo” y en la que el Gobierno Federal deposita toda su confianza y responsabilidad.

Esos “ejemplares” ciudadanos continuarán actuando igual después de que medianamente se controlen los contagios de COVID. Seguirán haciendo tranzas, aprovechándose de los demás, burlando las reglas, sacando ventaja de cualquier situación, despreciando la vida y salud de los otros.

Nuestro gran problema como país, es que no sabemos trabajar en EQUIPO. El mismo número de letras que se necesita para tener un mejor “MÉXICO”.

Leí que en Japón este año llevan más muertes por suicidio que por causa del COVID. La salud mental será la otra enfermedad que requerirá de un estudio más completo para ver su impacto en México, que se suma a los pacientes contagiados y los fallecimientos.

No veo que el gobierno mexicano tenga una estrategia de salud pública, mucho menos de desarrollo y mejoría de la salud mental. 

Tampoco se está organizando y preparando la reapertura de escuelas de manera más segura. Aunque esto pueda tardar, se ha perdido todo este tiempo para acondicionar las instalaciones educativas (salvo por un número restringido de colegios privados) y brindar a los estudiantes mejores condiciones de seguridad y capacidad tecnológica. De por sí ya traíamos rezago educativo.

El COVID va a estar con nosotros toda la vida, es lo que no han entendido las personas. La vacuna nos protegerá de la enfermedad y el contagio, pero para que llegue a toda la población tardará mucho tiempo.

Cuando se estableció la iniciativa de erradicación mundial de la poliomielitis en 1988, había más de 350,000 casos anuales de parálisis poliomielítica. Han pasado 22 años y se ha logrado erradicar la enfermedad en un 99%.

¿Cuánto tiempo y esfuerzo se necesitará para inmunizar a la población mundial del COVID-19, cuyo virus es más contagioso en volumen y propagación que la poliomielitis?

Sin una estrategia uniforme de salubridad, ni un Plan Nacional de vacunación contra el COVID-19, difícilmente avanzaremos en la misma dirección ni obtendremos buenos resultados.

El gobierno no puede desentenderse ni jugar al hombre invisible en este asunto. Si no cumple con esa función básica y constitucional de proteger la salud de los ciudadanos ¿también sería legítimo que delegara su responsabilidad en otras áreas? Por ejemplo, que la seguridad dependiera de la población, al igual que la impartición de justicia. 

Sin un Estado responsable y sin instituciones fuertes, se deslegitima el propósito de gobernar.

Todos tenemos un amigo, familiar o conocido que se ha contagiado de COVID-19. Muchos han perdido seres queridos o han pasado por momentos muy dramáticos. No se necesita experimentar en carne propia la tragedia para entender que somos una cadena y que si un eslabón es débil se pone en riesgo la misma.

Los esfuerzos aislados serán boxeo de sombra. El “todo” es fuerte solo por la unión de sus “partes”.

Joe Biden escribió en Twitter: “Permíteme ser claro: usar una máscara no se trata de hacerte la vida menos cómoda o quitarte algo. Es devolvernos algo a todos: una vida normal”.

¿Queremos tener libertad? Hagámoslo con responsabilidad, porque “la libertad no consiste en hacer lo que nos gusta, sino en tener el derecho a hacer lo que debemos.” (Karol Wojtyla).

Mi más sentido pésame a todas las familias que han sucumbido ante esta tragedia sanitaria. Mis oraciones para todos aquellos que están padeciendo momentos difíciles.

Esto va dedicado a ti, querido Jorge.

 

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