«COLUMNA INVITADA» Sufriendo desde el privilegio - Mujer es Más -

«COLUMNA INVITADA» Sufriendo desde el privilegio

 

Una de las vulneraciones a los derechos humanos que con mayor frecuencia se comete es la discriminación, ya sea por género, origen étnico, edad, discapacidad, condición social y de salud, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil, o cualquier otra que atente contra la dignidad de las personas, lo que se encuentra prohibido y regulado en el párrafo quinto del artículo primero de la Constitución Federal.

Es importante conocer el significado de la palabra discriminación, para comprenderla. Se trata de dar un trato diferente a otra persona cuando merece recibir un trato digno, y que ese trato diferenciado suponga un perjuicio por motivos de origen étnico, género, edad, discapacidad, religión, ideas políticas, o cualquier otro y que además ese trato, provoque el menoscabo o el no ejercicio pleno de otros derechos fundamentales.

Otra de las dimensiones que abre la discriminación es la estigmatización por cualquiera de las condiciones de alguna persona, lo que genera que sea relegada o apartada, en general diferenciada de forma negativa, es decir, un trato desigual lo que también está prohibido en las normas, por tanto, el Estado se encuentra obligado a diseñar políticas públicas para orientar y destinar los recursos necesarios y lograr una cultura de no discriminación.

Ahora bien, todo lo anterior debe forzosamente aplicar en beneficio de los grupos de especial atención, que han sido históricamente relegados y maltratados, no así a quienes gozan de ciertos privilegios por diversas condiciones, como la posición social, educación, acceso a servicios de salud, entre otras.

Cobra importancia señalar esto, después de la historia de “sacrificio” que se ha conocido a través de las redes sociales del senador Samuel García, quien refiere las exigencias de su padre para darle lecciones de responsabilidad, de eso se han desprendido infinidad de chistes y memes, burlándose de los esfuerzos por levantarse en sábado para ir al golf y que su progenitor le pagara la semana de actividad en las oficinas paternas, todo ello relatado en propia voz del senador.

Llama la atención porque el político se queja de un sufrimiento en la etapa de juventud, ya que no podía disfrutar de la vida como sus demás amigos, sin embargo, su pena la vivió desde una posición de privilegios, que el grueso de la población mexicana no tiene.

Y vale la pena señalar lo anterior, ya que no deben de confundirse las circunstancias de verdaderas desigualdades con correctivos familiares a una persona que cuenta con todas las oportunidades, analizarlo desde otra perspectiva significaría caer en el error de considerar que quienes se encuentran en una situación de mayor privilegio pueda resentir discriminación precisamente por esa circunstancia que les favorece frente a las demás personas.

Es imposible saber si la historia contada por el legislador sea verdad o un truco publicitario frente al proceso electoral en curso, sin embargo, lo alarmante es que sean reales sus consideraciones de sufrimiento en un campo de golf, sufrir desde el privilegio significaría una ofensa a las personas menos favorecidas, y al mismo tiempo, genera desconfianza conocer a una persona incapaz de identificar su realidad con beneficios de la realidad con limitaciones de los demás.

Sin lugar a dudas las realidades de todas las personas en este país son distintas, pero es imposible considerar discriminación cuando se está en una condición de privilegios. Ya había sucedido algo similar cuando un cineasta habló de discriminación racista a los “whitexican”, término usado para referirse a personas de piel clara y de clase alta, pero la discriminación no es en sentido contrario, es decir, no se discrimina a quienes históricamente no han sido vulnerabilizados por su condición de vida.

Las personas que se dedican a la vida pública, sí están obligadas a cuidar el sentido de las palabras, justamente derivado de la entrevista en las redes sociales circularon imágenes de un político con todos los beneficios que ese cargo de elección popular conlleva, frente a imágenes de jóvenes trabajando de sol a sol, con frases que agrandan las brechas de desigualdad, pues mientras uno sufría en un campo de golf, otros se esfuerzan cargando un costal de cemento de 50 kilogramos, arando la tierra, cargando costales en un mercado, entre otras actividades que implican desgaste físico.

Hablar desde el privilegio implica tener cuidado con el uso adecuado de las palabras que se empleen, es válido exponer una experiencia de crecimiento personal, pero no alejarla de la realidad social que el cargo que se ostenta implica forzosamente conocer, pues es precisamente desde el poder legislativo federal donde se aprueban los grandes cambios, incluidos los económicos que impactan a todos los hogares.

Quejarse o lamentarse desde el privilegio cuando tienes un cargo como legislador federal, asusta, pues ello demuestra la falta de empatía con las personas menos favorecidas y que viven circunstancias adversas precisamente en el escenario social que nos ha dejado la pandemia que nos azota actualmente. Significa en estricto sentido que, no hay conciencia de la realidad de las otras personas, aquellas a las que representas a través del voto popular.

Que sean pues estas acciones las que le permitan a las personas electoras hacer un balance al momento de otorgar su voto.

 

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