No es normal estar a distancia de las personas que queremos. No es normal no convivir con los amigos ni familiares. No es normal hacer del hogar, la oficina, el taller o hasta la guardería y el salón de clases. No es normal andar todo el día en pijama o con ropa deportiva. No es normal pasar todo el día en la recámara o en la sala. No es normal pasar la mayor parte del día encerrados en casa. La pandemia de Covid19 nos ha obligado a ver normal lo que no es normal y eso es una situación que agota hasta al más optimista. Pero no hay otro camino por lo pronto cerca para aceptar lo que eufemísticamente llaman “nueva normalidad”. Ya se habla de vacunas con eficacia del 95 por ciento, pero aun intangibles para la población. También se hace referencia a tratamientos que resultan eficaces para combatir los casos graves, pero el comportamiento del SARS-CoV-2 sigue siendo un enigma para los científicos. Lo cierto es que a casi un año del inicio de la pandemia los días comienzan a ser muy agotadores. He sabido de casos de jóvenes que han caído en problemas de ansiedad y depresión e incluso que han pensado en el suicidio. Muchos problemas de sobrepeso. Las autoridades han reconocido un aumento del consumo de alcohol y de droga. Se han reportado aumento también en casos de violencia intrafamiliar, porque la excesiva convivencia hace perder los estribos a cualquiera. El miedo a enfermarnos, pero también el miedo a perder el trabajo o el sustento, el miedo porque nuestros hijos de cualquier edad se afecten en su aprendizaje, en metas académicas, en su futuro. Todo junto es una bomba de tiempo que en cualquier momento estalla y de diversas formas. No es normal la “nueva normalidad”. Y mientras cada uno enfrentamos de diferentes maneras esta anormalidad, las cifras de casos y de muertos siguen en aumento. A la humanidad le ha costado siglos cambiar costumbres, tradiciones y aceptar las realidades. Por ahora no nos queda más que hacer acopio de tolerancia, disciplina y poner en práctica una mayor empatía social. Buscarnos nuevas capacidades y distracciones porque la pesadilla del Covid19 que comenzó hace casi un año, parece no tener un fin cerca. Por lo pronto México superó el millón de casos acumulados y los 100 mil muertos. Y apenas comienza el frío. A partir de la pandemia la vida ha cambiado en todo. Tenemos que aprender hacer negocios, trabajar, comunicarnos, relacionarnos. Tenemos que aprender a vivir con la anormalidad.