«COLUMNA INVITADA» Las mujeres acabaron con las aspiraciones de reelección de Trump - Mujer es Más -

«COLUMNA INVITADA» Las mujeres acabaron con las aspiraciones de reelección de Trump

 

Por. Óscar H. Morales Martínez

Ha resultado de sumo interés el proceso electoral de los Estados Unidos de Norteamérica para elegir a su Presidente y a los miembros del Congreso.

Joe Biden se ha convertido en su cuadragésimo sexto Presidente, pero será hasta el 20 de enero de 2021 que entre en funciones.

Mientras tanto, hay procesos legales interpuestos por los abogados de Trump que deberán resolverse, pero su resultado difícilmente incidirá en una reversión del resultado del proceso electoral.

Esperemos que no haya ataques de supremacistas blancos durante estos días, por la frustración de la derrota.

La victoria de Biden es el resultado del voto anti Trump, más que de una preferencia por el candidato demócrata, pero genera asombro la fuerte resiliencia y batalla que dieron los trumpistas, rebasados con poca ventaja en algunos estados.

Esto resalta la división tan profunda y arraigada que existe en la población norteamericana, que se reflejará en el nivel y margen de gobernabilidad que tendrá Biden, sobre todo con un Congreso donde no tiene mayoría el partido republicano.

Lejos de especulaciones, lo importante es analizar los datos duros de las estadísticas electorales.

De acuerdo con los resultados publicados en algunos medios, la votación refleja preferencias por bloques y sectores de la población.

Trump mantuvo una amplia mayoría de votos proveniente de gente de raza blanca que no tiene nivel universitario; con creencias evangélicas o cristianas arraigadas; afines a una política conservadora y menos liberal; geográficamente localizados en sectores más rurales; mayoritariamente hombres.

Sobre este último dato, las gráficas muestran que si únicamente hubieran votado las mujeres norteamericanas, Joe Biden tendría 462 votos electorales contra 76 de Trump. Si el ejercicio fuera únicamente del voto masculino, entonces Trump tendría 326 votos electorales contra 212 de su rival.

En las elecciones de 2016, el 53 por ciento de las mujeres de raza blanca votaron por Trump y solo el 4 por ciento de mujeres de raza negra lo apoyaron, lo que resultó paradójico considerando que la contendiente a la presidencia por el lado demócrata era una mujer, Hillary Clinton, de raza blanca.

Resulta claro que el voto femenino fue la diferencia en el triunfo de Biden, sin importar su raza, nivel educativo, valores religiosos o su afiliación política.

La estrategia de Trump en su campaña de reelección fue tratar de ganar el voto latino, incluso invitó al Presidente de México Andrés Manuel López Obrador a visitarlo con el pretexto de celebrar la entrada en vigor del Tratado Comercial, evento al que no acudió Justin Trudeau primer Ministro de Canadá, quien seguramente advirtió los fines proselitistas. Curiosamente, fue Trudeau el primer mandatario mundial en haber felicitado a Biden por su victoria.

Pero Trump jamás advirtió y más bien demeritó la fuerza del voto de la mujer, a quien siempre se dirigió con un discurso de odio, maltrato, misoginia, abuso, acoso, infidelidad y todos los agravantes similares, tanto en su vida privada como pública.

En un evento de su campaña de reelección en Arizona, Trump dijo: “mujeres de clase media, quiero gustarles, pero no tengo tanto tiempo para hacerme el simpático”.

El poder de la mujer derrocó al Presidente más poderoso del mundo, esa es una gran lección en este proceso electoral.

El derecho al voto de las mujeres en Estados Unidos fue propuesto seriamente en julio de 1848. “Women bring all voters into the world. Let women vote”, decía una propaganda de inicios del siglo XX para solicitar que las mujeres ganaran el derecho a votar. Pero fue hasta el 26 de agosto de 1920 que las mujeres pudieron ejercer el sufragio.

Quién diría que cien años después, el poder del voto femenino sería fundamental para cambiar el curso de una nación y quizá del mundo.

Otro gran logro de estas elecciones fue que por primera vez en la historia de los Estados Unidos de Norteamérica hay una vicepresidente mujer, además de raza negra, Kamala Harris, elegante bofetada para Trump.

En Nuevo México, tres mujeres representarán al estado en la Cámara de Representantes. La primera mujer abiertamente transgénero llega al Senado y en Wyoming se eligió a la primera senadora en su historia.

Otro dato relevante de las estadísticas de la elección fue que las ciudades que Trump y su aparato burocrático se dedicaron a insultar, votaron con porcentajes del 62 al 85 por ciento a favor de Biden, como Nueva York, Filadelfia, Baltimore, Detroit, Chicago y desde luego Atlanta.

¿Qué reflexión nos trae a México todo esto?

Es claro que hay un paralelismo e incluso en muchos casos un espejo, entre el discurso y actuar de Donald Trump con AMLO, quienes hasta el momento no han aceptado la victoria de Biden, por lo que es inevitable comparar algunos aspectos.

Las mujeres mexicanas han tenido una participación más reactiva en los últimos años. Sus protestas y voces tienen más fuerza cada día, creciendo ante la opacidad, desdén y menosprecio de AMLO.

Madres cuyos hijos pierden la batalla contra el cáncer por desabasto de medicinas; mujeres que sufren violaciones, acoso, secuestros o pierden la vida simplemente por cuestión de género; continuas violaciones a los derechos humanos. Siguen sin recibir respuesta y cada vez los niveles de frustración se elevan.

Por otro lado, la Alianza Federalista integrada por varios estados del norte de la República toma más fuerza y se enfrenta al gobierno federal.

¿Las mujeres y la fuerza de estos estados con gran poder económico en México serán el bloque opositor que detenga la política destructiva de AMLO?

Por el momento, los norteamericanos, especialmente las mujeres, pueden decirle a Trump: ¡estás despedido¡
Ojalá podamos decir lo mismo en México a todos los políticos que solo se han servido de sus cargos, en vez de servir al pueblo.

Pero no debemos soslayar una realidad muy fría y contundente: el voto popular en muchos países está decantándose por los candidatos que apelan a las emociones y resentimientos de la gente, tan arraigados como vivos, más que a los proyectos, propuestas y partidos políticos, por eso son tan exitosos y peligrosos los líderes mesiánicos y populistas.

En México hay una gran abismo, resentimiento y división en la población que está siendo polarizado y aprovechado con fines políticos.

No podemos apropiarnos ni tomar como modelo la reciente experiencia electoral norteamericana, pero sí podemos aprender sus lecciones y una de ellas, la más simple, es que todos debemos participar en las elecciones para escribir nuestra propia historia democrática.

La otra gran lección, para los que aún no la han aprendido, es que siempre, tanto en la vida privada como en la pública, se debe respetar, valorar e integrar a la mujer, porque como diría la canción popular: “mujeres o mujeres tan divinas, no queda otro camino que adorarlas”.

 

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