Cuando aquella voz le dijo al senador Joel Molina que no podía faltar a la sesión para aprobar la extinción de los fideicomisos, es posible que él no quisiera ni siquiera pensar que esa pudiera ser su última cita con el destino. Es posible que en algún momento el senador pudiera haber dudado, pero alguien le hizo saber que el Presidente fue muy claro al decir que la aprobación de esa ley tenía que darse de inmediato. Es probable que entonces, a la memoria del senador hayan llegado las palabras presidenciales cuando se refirió a la renuncia de su cercano colaborador, el abogado Jaime Cárdenas: <El Presidente exige lealtad ciega, no a él, sino a la Cuarta Transformación>. Una lealtad ciega que algunos no han estado dispuestos a entregar, como el propio Jaime Cárdenas. Una lealtad que quizás le haya costado la vida al senador Molina. ¿A cuántos más?
En la semana laboral que terminó el 23 de octubre, desde la tribuna de la conferencia matutina el Presidente López Obrador dejó claro que debía considerarse de máxima prioridad aprobar, sin tardanza, la extinción de los fideicomisos. Al Presidente le urgía mandar el mensaje de que tiene el control del Poder Legislativo, así como del Poder Judicial, el Tribunal Electoral, el INE y otras instancias. El Presidente también quería decir una y otra vez que consideraba que la defensa de esos fideicomisos era la defensa de la corrupción. Así de claro, dijo, y reiteró también sus críticas a lo que consideró como campañas de mentiras de la prensa para atacarlo a él y a la Cuarta Transformación. Hubo quienes interpretaron ese señalamiento como una muestra más de la intolerancia presidencial a quienes piensan diferente y advirtieron que es grave que acumule tanto poder alguien que ya no escucha.
El viernes 23 de octubre por la noche el senador Joel Molina realizó lo que sería su último acto público: Envió por Twitter una felicitación al diputado Mario Delgado porque las encuestas lo favorecieron ampliamente y logró obtener la presidencia de Morena. Un día después los diarios informaron de la muerte del senador Molina. Algunos hicieron alusión al tuit postrero. Muchos mencionaron que había asistido a la maratónica sesión del 20 y 21 de octubre, para desaparecer los fideicomisos y cumplirle al presidente.
El senador de Morena, Alejandro Armenta, criticó a legisladores del PAN que se quejaron de que la sesión de esos días se hubiera llevado a cabo sin medidas suficientes de protección, poniendo en riesgo la integridad de todos los ahí presentes. Los legisladores protestaron porque se dejó que Armenta asistiera a la sesión a pesar de que estaba enfermo de Covid-19. Por su parte, Armenta les recriminó que trataran de sacar ventaja política de la tragedia.
El jueves 22 de octubre, en el último debate presidencial antes de las elecciones del 3 de noviembre en EU, la estrategia del demócrata Joe Biden fue apostar por convertir la elección en un referéndum sobre el fracaso en el manejo de Covid-19. Su pinza se cerró con un video de Black Eyed Peas y Jennifer Hudson que presenta la elección como un referéndum hacia la falta de amor de Trump. El video “The LOVE” (El AMOR) incorpora letras e imágenes que hacen referencia a muchos problemas como la brutalidad policial que ha llevado a la muerte a varias personas; violaciones a los derechos civiles; luchas ambientales y una generación de jóvenes viviendo en el desamparo. Los presenta como una crónica de los fracasos que se están dando en Estados Unidos, por la falta de un buen gobierno. El video se difunde acompañado por la etiqueta #VOTAAMOR este 3 de noviembre.
El presidente Trump se aferró a su estrategia de ataques personales contra Biden y de quejas contra la prensa liberal que, en su opinión, no ha retomado los señalamientos contra su contrincante. Hay versiones periodísticas que señalan que el presidente está muy a disgusto con lo que considera la falta de lealtad del fiscal William Barr, porque no le ha entregado resultados de una investigación contra Biden que el presidente Trump quisiera hacer explotar antes de las elecciones, como explotó el reporte de la CIA sobre los correos de Hillary Clinton.
Esa noche me fui a dormir con muchas ideas confusas en la mente sobre la política, la justicia y los fantasmas que han surgido como fruto de la pandemia y sus consecuencias.
El diálogo con el Quijote 2020
—Entre tu angustia y el sonido de tus ideas rebotando en las paredes de tu cabeza, no he podido tener un momento de paz, me dijo nuestro Quijote con voz grave.
—Paz es lo que necesitamos, mi querido Quijote, respondí convencida. Pero este año 2020 ha sido demasiado agitado y no sé si los efectos de esta agitación vayan a desaparecer tan pronto como dicen algunos políticos.
—¿Cuéntame qué es exactamente lo que te preocupa?, preguntó nuestro personaje.
—Creo que los cálculos electorales nublan la razón de los gobernantes que supeditan todo a la próxima elección, sin importarles los costos que sus decisiones puedan tener no sólo para ésta, sino para la próxima generación, respondí con voz triste.
—Eso han hecho los gobernantes en diversas épocas, respondió nuestro personaje. No en mis primeros tiempos, porque no había elecciones, pero el tema de la libertad, la justicia y el buen gobierno sí fue algo que mucho me preocupó y de lo que también mucho platiqué con Sancho, y con el propio Cervantes.
—Es precisamente por eso que te admiro, le dije, buscando su mirada. Por tu valor para enfrentar la adversidad y defender lo que creías justo.
—Agradezco tu confianza, pero no la merezco, dijo El Quijote con un dejo de melancolía. Ya vez que Cervantes me hizo morir, confesó con voz apagada.
—¡Estoy segura de que lo obligaron!, respondí convencida. Ya tengo algunos otros avances respecto a la investigación sobre las pugnas palaciegas entre el Duque de Lerma y la reina Margarita de Austria que rodearon la creación de tu libro en tiempos de Cervantes. Te prometo tenerte más noticias para 2022, fecha en que se conmemora la conversión de Ignacio de Loyola, otro de los personajes clave en esa historia.
—Veo que estás sobre pistas interesantes, sonrió nuestro Quijote. Pero toparás no sólo con la Iglesia, sino con toda una trama de intrigas en los grupos literarios contratados para llevar al terreno de la propaganda las luchas por territorios y conciencias.
—Igual que ahora, respondí con una sonrisa.
—Igual que siempre, estimada Regina. En incontables ocasiones aquellos que lucharon por la libertad y la justicia cuando buscaban el poder, traicionan sus sueños cuando logran acomodarse en sillones elegantes, siempre rodeados de grillos.
—Ahora que hablas de la lucha por la libertad a través de los tiempos, me haces recordar que hace poco cayó en mis manos el discurso de mi paisano, Sergio Pitol, cuando, en 2005, recibió el Premio Cervantes.
–Supongo que encontraste algo que ahora hace tu tono menos pesimista, me dijo interesado.
—La reflexión final no tiene desperdicio y se ajusta precisamente a lo que estamos planteando. Pitol tituló su discurso: La libertad en El Quijote, y dijo ante los reyes de España:
No hay historia nacional que no haya sucumbido en algunos periodos a esa lepra llamada intolerancia; en otras ese mal es endémico y aun permanente… Es un eco tribal que ha sobrevivido a toda transformación social…
La historia de la humanidad es una historia de intolerancias, aunque, a través del tiempo todo se vuelve más complejo. Las armas son más sofisticadas, como más eficaces son los medios para detectar al enemigo…
(Pero) No todo ha sido un desastre. Felizmente ante la intolerancia irracional de los violentos y sus secuaces podemos arraigar una esperanza. Basta recordar que en tiempos tan ingratos como éste, y aún peores, han existido mentes luminosas, que eligieron la tolerancia como el único y último camino para llegar a la armonía. Sus nombres llenarían páginas enteras, pero me conformo hoy con citar unos cuantos memorables: Erasmo, en Gante; José Luis Vives, Miguel de Cervantes, los hermanos Valdés, en España; Montaigne, en Francia; John Locke, Isaiah Berlin, F.M. Forster, en Inglaterra; José María Luis Mora, en México; Emerson, Twain, en Estados Unidos; Norberto Bobbio, en Italia.
El intolerante detesta el cambio libre de ideas. Su acervo intelectual consiste de unas cuantas afirmaciones que trata de imponer a los demás. Se mueve en un sistema cerrado, donde los conceptos y los valores estéticos no tienen cabida.
—Me gustan mucho las ideas de este compatriota tuyo, dijo nuestro Quijote. Cervantes era lector de Erasmo, así como también Ignacio de Loyola, agregó con un guiño cómplice.
—Y ambos tuvieron que ocultar esas simpatías de los ojos de algunos inquisidores, respondí para demostrar que yo también estaba en el secreto.
—Entonces, como ahora, el espíritu intolerante exige la obediencia ciega, me dijo nuevamente con voz grave. Pero hay espíritus que se rebelan, ríos que buscan nuevos cauces y sorprenden por la manera en que van haciendo a un lado los obstáculos hasta llegar al mar.
—Porque en toda buena historia quijotesca, el amor debe triunfar sobre la muerte, le dije con una sonrisa.
–Es posible que en 2022, cuando quieres publicar tus investigaciones sobre Cervantes, Ignacio de Loyola y Don Quijote, también publiques algunos otros cambios sorprendentes en la manera en que los seres humanos entiendan los asuntos de la gobernanza después de las lecciones de este año 2020.
—¡Así sea!, querido Quijote. ¡Así sea!