«COLUMNA INVITADA» Centenario de mi periodista comunista preferido III - Mujer es Más -

«COLUMNA INVITADA» Centenario de mi periodista comunista preferido III

 

  • Juanito Reed (el chatito insurgente) en la frontera México-Estados Unidos: en busca del sueño de Pancho Villa
Por eso me voy a hacer americano.
Ve con Dios, Antonio,
di adiós a mis amigos.
Espero que los americanos me dejen pasar
y me dejen abrir una cantina
¡al otro lado del río!…
Recuerdo de John Reed
de una canción que le escuchó del soldado Patricio
en México Insurgente.

Por. Raúl Jiménez Lescas

Ni treintañero era John Silas Reed, cuando tomó su maleta robusta y duradera como se fabricaban a principios del siglo XX y, tras abordar un tren desde Nueva York, cruzó la frontera con México en el año 13 del siglo pasado, con la misión de entrevistar a Pancho Villa, a los revolucionarios y jefes del ejército federal. El México villista lo bautizó como el “chatito”. Un adjetivo muy mexicano. En todo caso un chatito insurgente. Así era Juanito de alebrestado: con solo la maleta, sombrero, papel y pluma, a vivir una de las 100 revoluciones que el periodista de Harvard imaginaba, pero sólo una de dos, era la que le abría sus ventanas y puertas para mirar las batallas de la poderosa División del Norte, del legendario Pancho Villa, antes de que lo filmara Hollywood (The Batlle of Ojinaga).

Sabemos que desde 1911, el periodista estadunidense Carlo de Fornaro, siguió el curso de la Revolución Mexicana a través de las páginas de The Masses (Las Masas). Y, luego Reed, en junio del 14, escribió: What about Mexico?, (¿Qué sucede en México?), en el número 9, también de Las Masas. La serie de artículos escritos sobre la marcha de la División del Norte tomaron forma en el célebre libro: México Insurgente.

Tras bajar del tren de vapor, símbolo de la primera revolución industrial, Reed cruzó el Río Bravo en la frontera entre Texas y Chihuahua por la villa de Ojinaga, que entonces era un lugar polvoriento, de casas de adobe y cuadradas, con una que otra cúpula oriental de las antiguas iglesias españolas; las blancas y polvorientas calles de la villa estaban repletas de mugre y forraje, la antigua iglesia sin ventanas con sus tres enormes campanas españolas que colgaban de un travesaño exterior y, una nube de incienso azul, que brotaba del agujero de la puerta en el campamento de las mujeres que seguían al ejército y, rezaban día y noche para obtener la victoria, yacían bajo el ardiente y asfixiante sol; una tierra desolada, sin árboles, rodeada por montañas desnudas y salvajes entre los ríos Conchos y Bravo, que Juanito identificó en su reseña como Río Grande, así le siguen nombrando del otro lado del río de la ciudad de Presidio, del lado gabacho. Ojinaga en honor al combatiente de los invasores franceses, don Manuel Ojinaga Castañeda, militar y gobernador de Chihuahua, asesinado por los franceses, durante el Imperio de Maximiliano, el de la Casa de los Habsburgo y casado con una princesa belga, Carlota… la de narices de pelota, dice la canción, que es injusta, porque la princesa tenía una nariz refinada. Y en realidad se llamó: María Carlota Amelia Augusta Victoria Clementina Leopoldina de Sajonia-Coburgo-Gotha y tuvo los siguientes cargos: Archiduquesa de Austria, princesa de Lorena y Hungría, condesa de Habsburgo y virreina del Lombardo-Véneto y, la última emperatriz del Imperio Mexicano.

Reed quería empezar con el pie derecho en la Revolución, pero estuvo a punto de empezar con el izquierdo: En Ojinaga fue derrotado por las tropas de Francisco Villa, los restos del ejército federal en Chihuahua, unos 3 mil desmoralizados soldados. Su pluma lo describió así:

El ejército federal de Mercado se estacionó durante tres meses en Ojinaga a orillas del Río Grande, luego de su dramática y terrible retirada recorriendo seiscientos cuarenta kilómetros a través del desierto, después de abandonar Chihuahua.

En Presidio, el lado norteamericano del río, uno podía treparse al techo de lodo aplanado de la oficina de correos y divisar los más o menos dos kilómetros de pequeños matorrales que crecían en la arena a la orilla del poco profundo y amarillento arroyuelo; y todavía más allá hasta la pequeña meseta, donde se encontraba el pueblo, que apenas sobresalía del abrasante desierto circulando por montañas desnudas y salvajes.

También se podían ver las casas de Ojinaga, grises y cuadradas, con una que otra cúpula oriental de las antiguas iglesias españolas. Era una tierra desolada, sin árboles. Uno esperaba ver minaretes. De día, los soldados federales enfundados en sus desgarrados uniformes blancos pululaban por el lugar cavando trincheras sin plan alguno, pues se rumoreaba que Villa y su victorioso ejército constitucionalista se dirigía hacia allí. Se captaban instantáneos destellos al reflejarse el sol en los fusiles; extrañas y pesadas nubes de humo se erigían rectas en el quieto cielo.

Hacia la tarde, cuando el sol se ocultaba lanzando una llamarada como la de un horno, se veían las patrullas a caballo moviéndose en contraste con la línea del horizonte rumbo a los puestos nocturnos de avanzada.

Después de anochecer ardían misteriosas fogatas en el pueblo.

Había tres mil quinientos hombres en Ojinaga. Esto era lo que quedaba de un ejército de diez mil, comandados por Mercado, más cinco mil que Pascual Orozco había llevado desde la ciudad de México para reforzarlo en el norte. De estos tres mil quinientos soldados, cuarenta y cinco eran comandantes, veintiuno, coroneles y once, generales.

Yo quería entrevistar al general Mercado; pero uno de los periódicos publicó algunas cosas ofensivas para el general Salazar, y éste había prohibido que los periodistas entraran al pueblo. Yo envié una cortés petición al general Mercado. El general Orozco la interceptó y me envió la siguiente respuesta:

Estimado y honorable señor: Si se atreve a poner un pie en Ojinaga, lo voy a mandar al paredón y con mi propia mano tendré el placer de llenarle de agujeros la espalda.

Afortunadamente para México Insurgente, Juanito no fue enviado al paredón ni le llenaron de agujeros la espalda, siguió reporteando, describiendo, narrando e interpretando la Revolución que alguna vez soñó en sus noches de bohemia roja con sus camaradas comunistas, socialistas, feministas y anarquistas, pero también uno que otro bohemio a secas.

El mérito de Juanito no sólo reside en viajar desde Nueva York para cubrir como reportero la Revolución Mexicana, sino que va construyendo un nuevo tipo de periodismo: de vanguardia, con crónicas desde el lugar de los hechos e interpretar los acontecimientos con sus lentes comunistas:

Villa era hijo de peones ignorantes. Nunca fue a la escuela. Ni tenía el más leve concepto de la complejidad de la civilización; cuando por fin regresó a ella, era un hombre maduro de extraordinaria astucia natural, que encaró al siglo veinte con la ingenua simplicidad de un salvaje.

En suma: un periodismo militante y simpatizante de la Revolución contra los aristócratas y poderosos. Como se dijo en la conferencia del INEHRM: Reed fue vanguardista en un tipo de periodismo que hoy vuelve a estar de moda: la crónica, la inmersión en los acontecimientos para poder interpretarlos mejor. No sólo buscaba ser testigo de los acontecimientos, sino de los profundos cambios sociales que implicaban, de su dimensión humana (Taibo. 2020). O como nos recordó desde Madrid, Joaquín Estefanía: Fue Vázquez Montalbán quien dijo: “Si el inglés E. H. Carr ha sido el mejor escritor a mucha distancia de la Revolución Bolchevique, John Reed ha sido su mejor periodista”, tanto de la Revolución Soviética como de la Mexicana, agregamos.

John Reed ya estaba en México. Había cruzado el Río Bravo y estaba cerca, muy cerca, de encontrar a Pancho Villa para conocer su sueño.

Mañana: El sueño de Pancho Villa que John Reed interpretó.


Fuentes:

John Reed. México Insurgente.
___ Diez días que conmovieron el mundo.
___, The Collected Works of John Reed.
Louise Bryant. Six Red Months in Russia. CreateSpace Independent Publishing Platform. 2018
Mary V. Dearborn. Queen of Bohemia: The Life of Louise Bryant. Replica Books. 1999.
Electrónicas
César G. Calero. John Reed, antes de Octubre. Rebelión. En: https://rebelion.org/john-reed-antes-de-octubre/
Charles Townsend Copeland, en: https://www.thecrimson.com/article/1928/1/21/charles-townsend-copeland-pno-member-of/
Circunstancia. De: El jardín de Sevenels. Traducción: Marta Porpetta. Ediciones Torremozas, Madrid 2007. En: http://adamar.org/ivepoca/node/1498
Conferencia. Periodista en la trinchera: John Reed, Centenario luctuoso. Recuperado el 14 de octubre de 2020. Modalidad virtual. En: https://www.inehrm.gob.mx/
Cosmopolitan Club, en: https://www.cosclub.com/general/viewHome
Daniel Lensina. Aniversario. John Reed, tres historias de una vida apasionante. La Izquierda Diario. En: http://carga.laizquierdadiario.com/John-Reed-tres-historias-de-una-vida-apasionante
El Español. La primera revolución socialista no fue la rusa: sucedió en México y así la contó John Reed. Historia. Crónicas periodísticas. En: https://www.elespanol.com/cultura/historia/20201019/primera-revolucion-socialista-no-mexico-john-reed/529197570_0.html
Industrial Workers of the World. Canadan Encyclopedia. 2006. En: https://www.thecanadianencyclopedia.ca/en/article/industrial-workers-of-the-world
Infobae. John Reed, el periodista de EEUU que acompañó a Pancho Villa en la Revolución, será homenajeado en México. En: https://www.infobae.com/america/mexico/2020/10/13/john-reed-el-periodista-de-eeuu-que-acompano-a-pancho-villa-en-la-revolucion-sera-homenajeado-en-mexico/
Jazmín Ortiz. Louise Bryant: una pluma al servicio de la revolución. Izquierda Diario. En: http://www.laizquierdadiario.com/Louise-Bryant-una-pluma-al-servicio-de-la-revolucion
Joaquín Estefanía. John Reed: un siglo del cronista de la Revolución de Octubre. Madrid. Recuperado el 18 de octubre de 2020. En: https://elpais.com/cultura/2020-10-18/el-cronista-de-la-revolucion-de-octubre.html?fbclid=IwAR0UZ6Xr0oI-Gdt8rdrHuaeTPxGBWEPZ4ranvtvaWggEPGOi6w7BrsERg5c
John E. Haynes. A Frustrated Voice of Socialism, 1910-1919. The News Times. 1910. En: https://www.mnhs.org/market/mhspress/minnesotahistory/index.php
Masses. A Monthly Magazine Devoted to the Interests of the Working People. Vol. 1, No. 1, Seltzer, Thomas (editor) New York: The Masses Publishing Co., 1911-01 / 1917-11. En: https://modjourn.org/journal/masses/
The Modernist Journals Project (searchable database). Brown and Tulsa Universities, ongoing. www.modjourn.org
Videos
John Reed. “Guerra en Paterson” (lectura de Paco Ignacio Taibo II). En: https://youtu.be/iMWywosjrCM
Paco Ignacio Taibo II. John Reed (documental). En: https://youtu.be/3hiDxi72BIE

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