«COLUMNA INVITADA» Complot Covid: controlar al planeta - Mujer es Más -

«COLUMNA INVITADA» Complot Covid: controlar al planeta

 

Dicen las teorías conspirativas, que existen poderes fácticos en el planeta suplantando a las autoridades formales, operando como si fueran gobiernos globales, autoridades espejo o -según lo acaba de señalar Trump- estados profundos, que desde las sombras definen la real politik.

Siguiendo tal afirmación, sería desde esas instancias de donde surgirían toda clase de políticas de desmovilización social, cuyo propósito sería desarticular todo intento legítimo de la gente común y corriente, de defender sus derechos, y recuperar el control de las democracias, que supuestamente deberían regirnos pero que en realidad se encuentran secuestradas.

Se trataría pues, de una lucha entre David y Goliat. De un lado estaría gente como el Guasón o Joker, Anonymous y Jason Bourne, del otro los Iluminati y la industria armamentista global.

Alguna vez una amiga muy aguerrida me platicó, por ejemplo, que -según algunos autores que había leído- el movimiento feminista de los años sesenta que giraba en torno a la pastilla del día siguiente, fue auspiciado por la extrema derecha americana, para frenar el crecimiento exponencial de la población mundial. 

En otras palabras -aseguraba mi amiga- con esa bandera de la pastilla anticonceptiva, habían “impuesto” a nivel global la idea de que la liberación de la mujer era sinónimo de tener pocos hijos, algo que antes de esa década a nadie se le había ocurrido plantear, al menos no como política pública. A partir de entonces lo “in” sería tener un hijo o ninguno, mientras que las iglesias seguían diciendo que tuvieras todos los que Dios te enviara.

Otra teoría conspirativa señala que el SIDA habría sido una pandemia inducida para diezmar a la comunidad homosexual, y de paso a los habitantes depauperados de África. 

Asimismo, algunos han dicho que el crack (un tipo de cocaína sintética de laboratorio que destroza más rápido al cerebro y que es mucho más barata) fue una creación desde el poder político, para controlar a la población afroamericana de bajos recursos que, en las grandes ciudades norteamericanas, violentaba a la sociedad con todo tipo de delitos, en los años setenta y ochenta del siglo XX.

Más allá de teorías, la tecnología del Siglo XXI ya permite a los estados monitorear en tiempo real a la población, convirtiendo a las autoridades en un verdadero Big Brother. En la Ciudad de México ya opera así el C5 que videograba todas las calles.

En China existe una especie de chip con el que el gobierno puede monitorear el comportamiento cívico de cada ciudadano (desde tirar basura en la calle o pasarse un alto, hasta pagar impuestos).

Hoy con motivo de la pandemia de COVID-19, hay quienes aseguran que siendo un virus real -y más allá de si su origen fue en un laboratorio o en un mercado de animales-, lo cierto es que no resulta tan mortal en sí mismo, pero sus implicaciones de desmovilización social a nivel global, son evidentes.

Sigue siendo más grave el alcoholismo, por ejemplo, que ocasiona más muertes al año, que el virus que nos vino a aterrorizar este año. Sin embargo, el frenón a nivel mundial ha sido brutal, y sus consecuencias finales, totalmente desconocidas hasta ahora.

Quizá la respuesta a si esta crisis sanitaria es o no un complot, la encontraremos cuando se descubra la vacuna, se comience a distribuir y se perfile la nueva normalidad global. ¿Qué tanto perderemos en libertades cívicas e individuales? ¿Quiénes pagarán los costos del ajuste económico global? Como en todo crimen, hay que ver quién se beneficia más.


Raúl Rodríguez Rodríguez
Analista y escritor
FB e Instagram: soyraulrr

 

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