«COLUMNA INVITADA» Recursos de campañas - Mujer es Más -

«COLUMNA INVITADA» Recursos de campañas

 

En los preparativos del proceso electivo de 2021, un tema que debe preverse es la asignación de recursos públicos, que dispondrán los partidos políticos y las candidaturas independientes o sin partido.

En nuestro sistema político, el diseño de la asignación de prerrogativas, entre las que se incluyen los dineros que se destinarán a las campañas políticas, y que corre a cargo de la autoridad electoral administrativa, quien es la constitucionalmente responsable de su asignación, junto con los recursos para las actividades ordinarias, actividades especificas, así como las franquicias telegráficas y postales a que tienen derecho los institutos políticos.

La fórmula para determinar los montos que les corresponden por estos conceptos, así como a la prerrogativa del uso de tiempo en radio y televisión tiene su base legal en el artículo 41 de la Constitución Federal, así mismo, la obligación del Instituto Nacional Electoral no solo de determinarlas, sino de la vigilancia del debido uso de recursos económicos y materiales que partidos políticos y las propias candidaturas hagan de los mismos.

En conjunto, el monto previsto para el próximo 2021 rebasa los 7 mil 200 millones de pesos, es una cantidad muy alta, incluso criticable, precisamente ante la circunstancia económica, social y de salud por la que atraviesa el país, pero el diseño y los montos al día de hoy están determinados jurídicamente, así que, la fórmula que se compone, de alguna forma, tramposamente, con el número de personas empadronadas y no solo de las que votan, ni mucho menos tienen que ver con el desempeño de las personas candidatas o el comportamiento político de los partidos, mucho menos con los resultados gubernamentales, debe seguirse, es obligación del INE hacerlo.

Por tanto, la obligación de la autoridad, existe, y el derecho de partidos políticos y candidaturas sin partido de recibir, en el caso, recursos para campañas, también existe; lo que será sin duda importante y digno de un análisis será ver el comportamiento de los beneficiarios de recursos públicos para publicitar su oferta electoral, ante las personas electoras, de frente a lo que serán campañas sin precedentes, donde no podrán hacer uso de recursos para obsequiar artículos promocionales con foto y nombre, pretendiendo que lo retengan hasta el día de la jornada electoral; tampoco habrá ocasión de llevarles grupos musicales o shows para evitar el discurso del compromiso y que son actos tan recurrentes en municipios y distritos al interior del país.

Ahora, es tiempo de la sana distancia, del quédate en casa, también de cuidar la salud, protegerse a sí mismo y al otro y a la otra; ¿cómo serán las campañas sin actos multitudinarios?, ¿cuál será la estrategia para no lucrar con la salud, tan endeble en estos días?, ¿se cambiará la playera campañera por el cubrebocas?, ¿los envases de gel antibacterial tendrán como adorno la sonrisa de la persona candidata?, las dudas son muchas, pero sin duda debe prevalecer la ética, el respeto al momento diverso que se vive.

Las personas en el mundo entero han cambiado, todas y todos somos distintos, ¿por qué las campañas podrían eventualmente seguir igual?, quizá sea el tiempo de verdaderamente eficientar los recursos que se utilizan en las campañas políticas para promoción del voto.

Pero no solo es responsabilidad de los partidos políticos, personas candidatas y autoridades electorales, también es momento de las personas electoras, deben entender que no son la presa de las campañas electorales. Las dos primeras mencionadas, buscan afanosamente tener el voto de la ciudadanía de su lado, solo así logran sus fines, es entonces, ese gran poder de las personas electoras, para moldear a los actores políticos, exigir de alguna forma, campañas de más altura, particularmente en este momento en que será difícil, quizá podría estar no autorizado la realización de eventos masivos, y recordemos que no todas las personas tienen acceso a los medios de comunicación, se deben preocupar por diseñar campañas políticas a ras de tierra, con mensajes contundentes, sin presionar a quienes votarán.

No todo podrá ser vía los medios de comunicación, porque aún tenemos regiones sin luz. Tampoco deberán ser en mayor medida por internet y redes sociales, ya que no todos los hogares cuentan con estas herramientas de comunicación tecnológica.

La pregunta está en el aire, ¿cómo llegar a las personas electoras?, ¿cómo ofrecer eficazmente un producto electoral? No es la ciudadanía quien debe preocuparse por ello. El ingenio debe nacer en aquellas personas que quieren permear el mercado con su marca.

La ciudadanía, está ahí: sobreviviendo a la emergencia sanitaria, intentando regresar y reincorporarse a la nueva realidad, pensando cómo saldar deudas, qué hacer con los hijos e hijas que no regresarán a la escuela, por lo menos presencialmente, cómo hacer de comer y seguir el trabajo en casa de forma eficiente, recuperando la salud después de padecer COVID, otras más buscando trabajo y una lista interminable de la circunstancia de cada persona y de cada familia, por tanto, no son aquellos que emitirán su voto, quienes deban ocuparse de cómo hacer una campaña que no se sienta superficial y mucho menos arrogante gastando recursos públicos con spots sin un mensaje certero.

Deberán pues, tener sumo cuidado al diseñar las campañas políticas, porque la ley es así, ya establece los parámetros para determinar las cantidades a que cada cual tiene derecho para disponer en las campañas políticas y por ahora no se puede cambiar, pero lo que si es un hecho, es que, no puede, ni debe haber soberbia en el gasto y menos ante la circunstancia que cada persona que integrará la lista nominal y que podrá votar, presenta ante esta realidad que a cada instante parece que nos rebasa.

 

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