Estas capturas de pantalla, pertenecen a diferentes páginas de internet en el mundo.
Estos infantes nacieron en 2020, y “representan” a la generación referida como “Pandemials”, (aunque no esté bien definido, ni acuñado el término).
Las imágenes, para muchos de los espectadores, han mostrado una inconformidad por el uso de la careta de pet en el rostro de un recién nacido, pues les “representa”: falta de libertad para respirar.
Siempre he dicho que estamos constantemente “resignificando” el entorno, y dando nuevos “valores” a todo lo que nos rodea, y éste es un muy buen caso para explicarlo.
Los neonatos de las fotografías, tuvieron la “fortuna” de nacer en un entorno de cuidado antiséptico, con atención médica; para su nacimiento se utilizaron jeringas de plástico y guantes de látex desechables, limpiaron sus fluidos con una perilla de hule, colocaron una pulsera de polímero suave con el número de cuarto y apellido, y ahora le agregaron una careta de pet con el logotipo del hospital. “Bienvenido al mundo de plástico”.
Los menores usarán mamilas de plástico, pañales desechables, juguetes de plástico… No olviden que su primer contacto físico fue un guante de látex. Claro está, no todos los nacidos en este 2020, han llegado con en éste “embalaje”, algunos nacieron con Covid-19, y fueron colocados en una incubadora hecha de acrílico. Y otros con decenas de posibilidades diferentes. Pero éstos “representan” a la generación de adultos que vivirán en los mediados del Siglo XXI, donde los pronósticos de todas las áreas se centran en los próximos treinta años. Tomemos conciencia de la importancia del entorno como espacio y tiempo.
Para el año 2050, yo estaré cerca de ser una octogenaria si es que aún vivo, por genética familiar tengo posibilidades, por el entorno salubre actual, alimentación, economía, posibilidad de accidentes, inseguridad social, y calidad del aire que respiro, tengo la probabilidad de no ser testigo de presenciar dicho año. ¿Y usted? Es una pregunta fuerte, tomar conciencia de nuestro entorno tiempo-espacio, es el “punto ciego” con que la socio cultura nos vuelve invisible.
Los pronósticos para los próximos treinta años son tan fascinantes como terribles, desde la óptica de avances médicos y tecnológicos nos pueden parecer -si usted es un habitante del siglo pasado- increíbles, pero prospectar, es una proyección de acuerdo a los datos que tenemos en el presente, con relación al comportamiento del pasado; la disrupción siempre es un factor que está presente, como en este caso lo fue el propio Covid-19, que marca una nueva interacción entre las sociedades y culturas.
De todas las prospectivas, hay uno que afecta más el entorno: la conjunción de sobrepoblación, cambio climático, y desarrollo tecnológico.
Para inicios del 2020, la población mundial se estimaba en 7 mil 700 millones de habitantes, y para el 2050 la población mundial habrá aumentado de la siguiente manera:
Lo que quiere decir, que si usted tiene problemas para encontrar trabajo, casa, seguridad, comida, servicios… “áreas verdes”, en treinta años, el collage de inicio al texto, representa una generación que tendrá un porcentaje reducido al que tuvo usted.
Ahora, multiplique el estimado de habitantes por la cantidad de plástico que se utiliza desde que uno llega a esta vida, ese que usted y yo no vemos. (Por cierto, el teclado donde escribo es de ¡plástico!) Si la humanidad continúa quemando petróleo, gas, carbón y bosques al ritmo actual, la “calidad de vida” de los neonatos de hoy será la siguiente:
La inteligencia artificial sustituirá a los humanos y se orientará a los tecnócratas en la toma de mejores decisiones, (un ejemplo es que usted me está leyendo en un dispositivo inteligente, no intervino un impresor, ni repartidor, ni vendedor de este texto, como el siglo pasado), por lo que surgirán nuevos empleos que no imaginamos, y mucho de lo que hoy es cotidiano será sustituido por un algoritmo.
Se estima que el ingreso económico para la media de la población será de ingresos exactos para sus necesidades básicas, en las zonas hoy templadas, para entonces interactuarán con temperaturas promedio o superiores a 40 °C, la contaminación actual hará a la tierra infértil en nutrientes, y las sequías e inundaciones por el cambio climático harán muy costosa la comida como usted y yo nos alimentamos, la opción de comida sintética (alimentos cultivados o fabricados en laboratorios), será una alternativa; se pronostica que los océanos quedarán escasos de alimentos por la sobrepesca y la acidificación de los mares en dónde ya penetró el CO2, mismo que hoy día está en el aire que respiramos y provoca sensación de asfixia al respirar. (Hoy en la CDMX en el aire existe: dióxido de azufre, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, ozono y “partículas suspendidas”, éstas últimas refiere a diversas pequeñas partículas sólidas, entre ellas “heces fecales”).
Existe una alta posibilidad que esta generación de “pandemials” no conozcan la nieve, ni mucha de la flora y fauna que hoy conocemos. Por el cambio climático, la migración será una constante hacia las tierras más altas, y por el deshielo de los polos, se estima además, el despertar de bacterias que no corresponden a nuestra era, y por ende de enfermedades desconocidas pero antiguas.
Antes de la pandemia, se pronosticaba que los maratones, las Copas del Mundo y los Juegos Olímpicos se podrían trasladar al invierno para evitar el calor, hoy el Covid-19 nos muestra un mundo de interacciones sociales virtuales.
Se resignificarán nuevos valores de “calidad de vida” que conformarán los nacidos con careta de pet, ellos, los ciudadanos del Siglo XXI con la cara “vestida” de cubre bocas. En cambio, nosotros, los que crecimos con el rostro desvestido, tenemos significados y valoraciones diferentes, se proyecta la cantidad que compone el entorno, pero, la calidad significará algo muy diferente a lo que entendemos hoy.
¿Ya lo había “pensado” o, usted “no cree” en el cambio climático, ni en el covid-19?
Cristina Ortega. Fotógrafa desde hace 27 años, amante de la imagen en cualquiera de sus expresiones, fundadora de Arte NiNi A.C. Doctorante del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades – U.N.A.M. y U.A. de C.
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