Arcadia Venus, Arcadia luna, Arcadia arcoíris, Arcadia estrella, Arcadia alegría. Arcadia luz, Arcadia flor, Arcadia esperanza, Arcadia armonía. Arcadia de todos los nombres, de todos los significados, de todas las palabras… Arcadia sabia. Arcadia viajera del tiempo y el espacio, Arcadia maga. Arcadia cómplice de aventuras, Arcadia amiga, maestra Arcadia.
La mañana del lunes 13 de julio de 2020 se detuvo el reloj de su peregrinar por este mundo. Terminó una vida, comenzó su leyenda. Arcadia Noguera era también un colibrí atrapado en el cuerpo de una bella mujer que sufrió mucho cuando perdió a su compañero, pero también nos enseñó a superar las penas.
Conocí a Arcadia Noguera la tarde de un domingo en que mi madre y yo fuimos a comer al restaurante El Tajín. Disfruté mucho la comida veracruzana y esa fuente de cascada que me recordó la importancia de dejar fluir en armonía. Pero lo que más me gustó fue descubrir en ese momento, como por un acto de súbita iluminación, el poder sanador del arte. Arcadia y el grupo Colibrí tienen chispa, tienen magia, tienen esa vibración que llega al alma.
En octubre del 2005 mi madre sufrió una embolia que le afectó el hemisferio izquierdo del cerebro y le hizo perder la capacidad de recordar a voluntad y la capacidad de manejar el lenguaje. Esa pérdida que en un inicio significó un gran sufrimiento, se transformó en una bendición cuando descubrimos el poder sanador de la música. Supe entonces que Arcadia y el grupo Colibrí pertenecen al selecto grupo de los alquimistas, pues ellos también pueden transformar un alma triste en un alma dichosa, transformar al ser humano en su mejor versión, el fin de la alquimia pura.
Arcadia y el grupo Colibrí fueron mis cómplices en la aventura de descubrir que una discapacidad también puede ser el detonante de una apertura de conciencia. Alguna vez escuché a un conferencista en la Universidad Iberoamericana recomendar a los estudiantes que se preparaban para ser futuros dirigentes empresariales que se liberaran del yugo del hemisferio izquierdo (el que rige las normas sociales y toda la parte racional) y le hicieran más caso al hemisferio derecho (el que rige las emociones y la intuición). Las sabias palabras de aquel conferencista me hicieron comprender que con la embolia mi madre perdió la capacidad de ser una mujer culta y dominante del idioma, pero pudo dar rienda suelta a toda su sensibilidad y apreciación del arte y de la música, disfrutando ella y enseñándonos a disfrutar a todos los que la rodeamos. Arcadia y el Grupo Colibrí fueron parte de ese aprendizaje.
En 2014 gané un concurso en Radio Ciudadana del IMER y pude cumplir mi sueño de tener un programa de radio. Se llamó: Hoy por ti, mañana por mí. Cultura de la discapacidad. Arcadia era una ávida radioescucha, porque además me tocó la fortuna de que Sandra Vázquez nos acompañara como locutora. El destino se teje de manera misteriosa. Mucho tiempo después me enteraría que Sandra es ahijada de Arcadia y esa es una bella historia que habrá que contar. Pero ahora vayamos a ese vínculo tan fuerte que se formó entre Arcadia y respecto a la cultura de la discapacidad, que después nos dimos cuenta de que tendría que ser parte de un espectro más amplio que nos llevara a la cultura de la inclusión.
El 2 de junio de 2015, Arcadia y su esposo, Luis Guillermo Morales nos abrieron las puertas de su casa en Tlaltelolco para grabar un video para nuestra campaña #YoVotoPorLaInclusión. Fue una iniciativa del observatorio de medios OMCIM para alimentar la conciencia de la importancia de facilitar el voto para las personas con alguna discapacidad física. Siempre me impresionó esa casa con una pared llena de discos y una sala con muchos instrumentos musicales y artesanías. Arcadia nos habló de cómo vivió en carne propia el aprendizaje de que las personas con alguna discapacidad deben ser tratadas sin lástima y con un gran respeto. Nos dijo que la fórmula que muchas de estas personas utilizan es válida para superar cualquier adversidad: No pienses en lo que te falta; enfócate en lo que sí tienes y eso te dará valor para luchar y triunfar.
Arcadia recordó sus primeros años como profesora, en los que hubo de dar clases en barrios muy pobres, entre ellos su siempre amada colonia Guerrero. Ahí conoció a niños que no sólo tenían que superar las dificultades de la pobreza, sino también las dificultades de vivir con alguna discapacidad. Fue desde entonces que cobró conciencia de que había que explorar la mejor forma de hacerlos sentir que ser diferente no es algo malo, pero supo también que eso no se lograría si no se realizaba un gran esfuerzo de educar a toda la sociedad y prepararla para no sólo aceptar, sino valorar las diferencias.
Arcadia nos contó la historia de su hermano Pedro, a quien por complicaciones de la diabetes hubieron de amputarle las dos piernas. Arcadia hablaba de él con admiración y con amor al gran guerrero, que a pesar de que tuvo muchos días sombríos siempre estuvo dispuesto a intentar salir adelante. Al final de la charla Arcadia debía decir la frase: El voto es libre y secreto, pero en estas elecciones #YoVotoporlaIncusión. Ella agregó que votaría así porque había que crear conciencia para que no haya mexicanos diferentes.
El 4 de julio de 2020 Arcadia compartió en su muro de Facebook un último mensaje que dejaba claro que para ella la inclusión tiene que ser una actitud ante la vida. Decía así: .
El 17 de diciembre de 2019 su compañero de vida, Luis Guillermo Morales partió a su encuentro con el señor. Fue un golpe muy duro para Arcadia y para todo el grupo, pero nos dio oportunidad de charlar sobre una frase predilecta de mi abuelo: El amor puede triunfar sobre la muerte.
El 3 de julio de 2020, Arcadia publicó en su Facebook un mensaje dirigido a su gran amor, Luis Guillermo Morales.
Le dijo: “Que dicha haber vivido al lado de un gran hombre, a la distancia se dimensionan más sus acciones. A pesar de su ausencia está a mi lado y no hay contradicción. Me cuida, me orienta, me sigue llenando. Gracias a su presencia fui feliz y en su ausencia, gracias a su recuerdo, también lo soy. No necesito nada más. Te amo Luis y hoy ya no lloro, recuerdo tu sonrisa y rio”.
Una amiga, Susana Cabrera, me dejó un mensaje en mi muro de Facebook, diciendo: Dicen que murió de frío. Yo sé que arcadia murió de Amor. Yo respondí: La bella Arcadia… siempre dije que me recordaba a Remedios la bella… ahora conozco también su faceta como la Niña de Guatemala… Mi corazón abraza a todos aquellos que la conocieron y la amaron… y la seguirán amando, por siempre.
PD: En aquella charla para la campaña #YoVotoporlaInclusión, Arcadia se presentó cantando una canción en zapoteco (El Feo) y diciendo: “Para mí la música es la vida misma, un idioma que entiende todo mundo; un vehículo para cantar las alegrías y las tristezas; un cobijo que te identifica con un país y luego con el mundo, lo único que verdaderamente toca el éter, lo que yo creo que llega a la eternidad”.
Sigue este enlace para consultar la charla completa del 2 de junio de 2015. https://bit.ly/2WhuOA8
Regina Santiago Núñez es presidenta del Observatorio y Monitoreo Ciudadano de Medios, OMCIM, A.C. y directora general de Consultores en Investigación y Análisis de Medios, CIAM S.C.
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