Nombre que se da a una persona en vez del suyo y que, generalmente, hace referencia a algún defecto, cualidad o característica que lo distingue.
De la frase latina: “Alia nomine cognitu”, (conocido por otro nombre como…).
Apodos, sobrenombres… referencias que la cultura mexicana tiene apropiados desde la colonización.
Cuando comencé a investigar sobre la imagen, me preguntaron textualmente ¿por qué México tiene que estudiar la imagen? Después de un año logré dar respuesta con base a estudiosos e investigadores de la imagen en México que me regalaron las siguientes frases:
“Porque fuimos conquistados por medio de la imagen”. “Porque nos cambiaron el credo por medio de imágenes”. “Porque el mexicano común, no lee, interpreta imágenes”. “Porque somos un pueblo que antes de escribir palabras se comunicaba con imágenes, y estos eran los códices”.
Pero, la relación de los sobrenombres y las imágenes ¿qué tienen que ver?
En 1769, en plena época de la Colonia en México, fue introducido a manera de juego “La Lotería”, con el tiempo tuvo varias modificaciones (como la exclusión de los números), hasta que llegó a ser “La Lotería Mexicana”, compuesta por imágenes, siendo un juego de mesa que hasta hoy día es asequible en cualquier comercio. Ésta tiene origen en 1887 por el empresario francés Clemente Jacques, que imprime la primera manufactura industrial de la serie pictórica de la lotería que hoy conocemos.
Lo interesante de este juego es la huella a nivel cultura que nos hereda, como forma epistémica de hacer referencia al entorno y a nuestros personajes en la sociedad. El “juego” canta una copla (o adivinanzas): ¡Qué saltos pega tu hermana en la puerta del zaguán! y en la tarjeta se debía localizar a: ¡La Rana!
De esta manera cada tarjeta, o cada imagen tenía “sus referencias” para diferenciarla de las demás. ¡La chula de Severiana un tacón quería empeñar! Para referir a: “La Dama”.
No es de sorprender que el mexicano se familiariza con “los apodos o alias”, ya sea por que está en contra o en pro del sujeto que refiere. Estos los construye el pueblo de forma lúdica, o de manera que logren identificar al personaje (igual que el juego de la lotería).
Estos son aplicados en todos los niveles socioculturales del país. Incluso la prensa o comunicadores refieren a personajes que son noticia con “su apodo” como lo fue “El Mocha Orejas”, “La Mata Viejitas”, “El Mata Novias”, “El Chapo”, “El Mencho”… Si contienen la letra “Ch” tienen mayor impacto, esto se debe a la eufonía para la cultura popular. Un ejemplo son los sobrenombres que usó el creador de la serie “El Chavo”, casi todos sus personajes tienen un apodo con “Ch” (Chespirito, Chilindrina, Chómpiras, Chimoltrufia…).
En la historia del país, algunos presidentes del Siglo XX tuvieron sus apodos correspondientes a sus atributos físicos, o por anécdotas con las que se identifican.
Esta práctica, al hacer referir por algún atributo físico, da pie a hacer referencia al conocido “bullying”.
Ahora en este siglo XXI, comenzamos una alternancia en el ámbito político con un “Cállate Chachalaca”, y le siguió “Hipocátas y vívoras prietas”…
Desde el ámbito social, las redes sociales colaboran con las denuncias en hashtag con los “Lords” y las “Ladys”.
Algunos ‘Alias’ del Siglo XX: “El Tibio”, “El Flaco de Oro”, “El Príncipe de la Canción”, “La Tigresa”, “La Doña”…
Algunos ‘Alias’ vigentes en todas las áreas sociales: “El Piojo”, “El Chiharito”, “El Tícher”, “El Pejelagarto”, “El Canelo”, “El Trompas”, “El Sol”, “El Borolas”…
Estos ‘Alias’ viven si el pueblo los utiliza, un ejercicio donde “la mayoría de la población” dan voz a través de la imagen.
Cristina Ortega. Fotógrafa desde hace 25 años, amante de la imagen en cualquiera de sus expresiones, fundadora de Arte NiNi A.C. Doctorante del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades – U.N.A.M. y U.A. de C. @CrissOrtega
FB @CrisstinaOrtegaD