Miro a mi alrededor al tiempo que camino hacía el supermercado, y sólo veo medios rostros. Ojos que miran con miedo, con desconfianza y con cierto dejo de desprecio al mismo tiempo. Las cejas, juegan el papel de las palabras silenciadas por los tapabocas. Si las subes es un “¿Qué te pasa? o no te creo”. Si las encuentras al centro es un “¿En serio? ¿De dónde sacas éso?”. Si subes ambas al mismo tiempo es un “Woooow que fuerte”, etc.
Nunca pensamos que alguna vez, el mundo entero, pedía que se retirara el uso de la BURKA en países islámicos.
Mujeres cubiertas de la cara completamente y negadas a mostrarse en público. Pues queridos amigos occidentales- y de todas partes- hemos sido ‘emburkados’ de manera generalizada en menos de tres meses. Y los que faltan.
Puedes entrar a robar un banco y nadie sospechará de ti. Puedes violar, hurtar, transar, ofender, negar, mentar madres y nadie, nadie conocerá tu identidad.
Mi generación- la X- creció con los cambios sociales y tecnológicos que hoy rigen al mundo. Vimos caer el muro de Berlín, desintegrarse la Unión Soviética, la pandemia del VIH/Sida, Ébola, H1N1, las hambrunas en Etiopía y Somalia. We are the world. Hemos conocido a cinco Papas católicos al menos. Crecimos con el auge de las computadoras y nos hemos acostumbrado a usar la redes sociales. Nos han -prácticamente- obligado a hacer pagos, solicitudes de trabajo y hasta buscar el amor en línea.
Hemos vivido con temores a los terremotos, huracanes y hoyos de ozono. Hemos protestado por el clima, por el uso de animales en pruebas de productos cosméticos. Hemos salvado a la ballena azul, al delfín. Nos hemos vuelto vegetarianos, veganos, nos hemos casado con árboles y rescatamos animales en cualquier esquina. La lucha por la diversidad ha sido intensa y a pesar de grupos radicales, aquí estamos todos juntos; homos, heteros, trans y lo que siga.
Nuestra música ha sido tan ecléctica que vamos desde Led Zeppelin a Yuri, de Celia Cruz a Metallica, de Mijares a Juanga y Chente Fernandez. Amamos a las sonoras Santanera y Dinamita, pero nos gozamos con Lady Gaga y los Beatles al mismo tiempo, sin olvidar a los clásicos como Vivaldi, Chopin o DeBussy.
Hoy, veo a esta nueva Generación 2020 oculta tras máscaras de tela y de vinil. No sonríen. Temen. Les han robado la sociabilidad. Han tenido que aprender a celebrar cumpleaños, graduaciones, bodas, y depresiones en aplicaciones donde se agregan hasta 40 personas al mismo tiempo con una copa de vino tinto, y hay que levantar la mano para opinar.
La escuela es virtual, como es el amor a la abuela y sus “relaciones” sexuales se remiten a una cámara fría y a un micrófono.
Han aprendido a bailar con una escoba y se asoman a los balcones para saludarse de lejecitos. Al menos no están solos.
Ya no pueden ir a los estadios a ver a sus equipos favoritos y juegan partidos virtuales. No tendrán juegos olímpicos y para colmo, ¡¡¡se detuvo la producción de cervezas!!!
De algo que no queda duda, es que iremos con ellos de la mano y juntos haremos que todo esto sea más llevadero y apoyarlos con mucho amor y paciencia.
Son una generación invadida por la incertidumbre, pero aún así se saben responsables del futuro del planeta, y guardan bajo sus tapabocas, una inmensa sonrisa llena de esperanza.