El debate público se ha centrado únicamente en la caída de la popularidad presidencial, que los expertos calculan en alrededor de 20 puntos porcentuales, a 14 meses de transcurrido el nuevo gobierno. Millones de ciudadanos desencantados. Según Mitofsky, la aprobación presidencial lleva diez semanas consecutivas de caída.
El propio AMLO ha reconocido un “desgaste”, lo que refleja la profundidad del desafío pues en situaciones comprometidas como ésta, en ocasiones anteriores ha escurrido el bulto aludiendo a “otros datos”. Hoy sin embargo admite el golpe, ante la evidencia contundente, lo cual -por cierto- debiera de reconocerse como un saludable gesto de humildad y realismo del tabasqueño.
Pero lo que realmente debería convertirse en factor de análisis, es dilucidar hacia qué opciones políticas se inclinarán estos exAMLOvers en los próximos comicios.
La semana pasada un periodista alertó sobre la nueva crisis que viene, cuando la escasez de medicamentos se convierta en un tsunami político adicional a los que ya ha vivido este gobierno, como el culiacanazo y el enfrentamiemto con las feministas.
La deficiente compra de medicinas dejará vacíos los estantes del Sector Público, arrojando al vacío a miles de enfermos terminales. De ocurrir esto, sin duda las encuestas lo seguirán registrando y ahora el problema será doble: un país encrespado con un gobierno disminuido en sus márgenes de gobernabilidad.
Lo terriblemente desafiante es que ningún partido opositor parece estar captando ese voto exAMLOver. Las encuestas no muestran claramente que el PAN, el PRI o el PRD estén capitalizando el descontento.
Peor aún: el nuevo partido de Calderón sólo dividirá el voto panista, mientras que el PRI parece inexorablemente encaminarse hacia la irrelevancia política. Morena, con sus pleitos, tampoco parece estar en condiciones de “acompañar” al presidente en esta delicada encrucijada electoral que se les avecina.
México carece de liderazgos nacionales o regionales. Son las consecuencias de la nula autoridad moral de la clase política. Fenómenos como el 9M oxigenan la vida pública pero se corre el riesgo de que vuelva a pasar lo que ocurrió con el foxismo: llegaron al poder muchos bien intencionados pero cuya escasa o inexistente experiencia en el Sector Público devino en un gobierno Montessori.
Ya estamos viendo en la crisis de medicamentos, que para gobernar este país no basta con tener ideología o buena voluntad; también hace falta la participación de expertos en cada tema. AMLO es un animal político y todavía tiene recursos políticos, electorales y retóricos para relanzar su gobierno, con miras a un mejor desempeño. Así sea por el bien de nuestro querido México.
Raúl Rodríguez Rodríguez
Analista y escritor
@rodriguezrraul
Ig raulrodrodmk