Un Día Sin Nosotras - Mujer es Más -

Un Día Sin Nosotras

Foto. Berenice Vásquez

 

Llegó la primavera violeta volcada de hermosas jacarandas, pero también del dolor y la rabia por aquellas mujeres y niñas que hoy ya no están, y que nos hacen gritar ¡Ni una más!, pero a la vez, también nos llevan a ausentarnos este 9 de marzo, porque por medio de nuestra ausencia queremos que todo el mundo sepa cómo es vivir sin nosotras.

De ahí, que todo el equipo de Mujer Es Más hoy paramos, no sin antes dejarles un mensaje de nuestro sentir, ese que sale del alma con palabras bonitas y otras no tanto…

Ensoñaciones / Autor. Alejandro Quijano

Porque la ausencia de Abril, Ingrid y Fátima nos ahogó en un plural ¡Vivas nos queremos!, ese es el grito con el que fuimos a la marcha.

Y en la víspera del Paro Nacional de mujeres, celebramos el diálogo que hoy protagonizamos todos para que la demanda de “Ni una mas” tenga las respuestas pendientes.

Ivonne Melgar

“El patriarcado va a caer, va a caer”. “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”. “Nos han quitado tanto, que nos quitaron el miedo”. “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres, en la cara de la gente”. “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”. “Somos malas y seremos peores”. “Tranquila hermana, aquí está tu hermana”.

Esas solo fueron algunas de las consignas que enchinaban la piel y hacían un nudo en la garganta, cada metro, cada paso, cada respiro, cada momento que avanzábamos.

Fue la “sororidad” de miles de mujeres que estamos hasta la madre de tanta violencia, de la falta de sensibilidad de las autoridades, de tanta impunidad, de la omisión de las leyes que no se cumplen, de ministerios públicos incapacitados y porque todos los días 10 mujeres son asesinadas.

Por fortuna nos unimos miles en un solo contingente, un mismo colectivo, con el mismo objetivo: alto a la violencia contra las mujeres, respeto a sus derechos, justicia y basta de impunidad.

Marchamos todas, unidas, juntas, de todas las edades, sin clases sociales, sin colores, sin preferencias políticas, porque todas, somos una y juntas somos todas, más fuertes: unidas.

Estaban madres de hijas asesinadas, violadas o desaparecidas, con fotografía en mano de los violadores y/o acosadores.

Y también, las hijas de madres que jamás volvieron, que salieron a trabajar y nunca regresaron, las amigas de miles de mujeres que han sido asesinadas.

Por Frida, por Ingrid y por todas las mujeres víctimas de indolencia de tantos gobiernos.

Si la Marcha #8M fue histórica, el Paro Nacional será más.

Y si, fue un buen Día Internacional de la Mujer.

Marissa Rivera

Foto. Berenice Vásquez

Estos días son para visibilizar y concientizar. Estamos ante un panorama desalentador y no hay opción. No puede haber más “festejos” ni eventos protocolarios en estas fechas porque la desigualdad, violencia y muertes no son motivo de festejo. Estos días  servirán para la memoria colectiva, pues visibilizar el conflicto no es resolverlo.

El feminismo, va. Es imposible que el dolor y la rabia sigan silenciados. Es un momento de quiebre en nuestra sociedad. Mientras haya una mujer maltratada, la trata tenga rostro de mujer y existan voces silenciadas por su condición de mujer, la lucha sigue.

Somos muchas. Las que nos precedieron, las que estamos y las que vienen detrás de nosotras: habemos muchas dispuestas a luchar nuestros derechos.

Saraí Aguilar

Basta. Es lo primero que me viene a la mente cuando pienso en qué significa para mí el 8M, el 9M. Basta de contar muertas a diario, basta de “bromitas”, “olvidos” y clases de historia para convencernos de cuán manipulables somos.

Basta de las estupideces que escuchamos cada mañana y en donde no encontramos una sola palabra que defienda con fuerza lo único que debe interesar: la vida. Basta.

Diana Pérez

Imagina un mundo sin odios, sin violencia, sin miedo.
La vida que nos merecemos los hombres y las mujeres de este país.
Ver a nuestras hijas crecer libres, ir y venir sin peligro, respetadas y honradas.
Un mundo en el que la violencia de género sea parte de un equivocado y horrible pasado.
Que tus hijos y mis hijos y los hijos de nuestros hijos, sepan que luchamos por ellos, que aprendimos a vivir con respeto y equidad.
Si se puede, ni un paso atrás, esta lucha es por todos y es tan legítima como la vida misma.
No temas, levanta tu voz, vive tranquila, sábete amada y respetada.
Por un mundo que nos merecemos todos, ni una menos, vivas y libres nos queremos.

Bárbara Lejtik

Caballeros, evítense la pena o la atención de felicitarnos estos días, las mujeres no estamos de fiesta. El Día Internacional de la Mujer no es una celebración, es una conmemoración, misma que nos obliga a reflexionar.

Nuestro paso a través de la historia, muchas veces lo hemos escrito con sangre, hemos logrado muchas cosas, pero aún faltan muchas por hacer. En lugar de flores o abrazos este día, mejor trabajemos juntos por ser más equitativos, justos y generosos.

Hannia Novell

Foto. Berenice Vásquez

Mi ejemplo feminista: en 1960, mi abuela quedó viuda a sus 34 años. No tuvo tiempo para el luto pues a los siete días nació su última hija. Sin pensarlo, se adjudicó la herrería donde mi abuelo murió electrocutado, y sacó adelante a sus nueve hijos, quienes son hoy una gran familia. Fue MUJER, en todos sus sentidos, coqueta, generosa, amorosa, trabajadora, luchadora, persistente. Nunca la escuché hablar mal de los hombres ni llamarse feminista. Se hizo respetar en el mundo de ingenieros y albañiles en los constantes acosos.

En mis veintes, los temas de violencia, acoso, feminicidios eran ocultos. Nuestra educación y los usos y costumbres permitían que fueran “normales” y por ello, no denunciables.

Hoy me conmueve, emociona y agradezco enormemente a las mujeres, en especial a nuestras jóvenes, que alzan la voz y han puesto los temas en la agenda del país para tomar acciones en su contra. Esa voz que va más allá de las fronteras, manifestaciones y paros, pues viven en un mundo alterno en sus redes sociales. La tecnología les permite tener una realidad distinta a la nuestra, la cual desconocemos y no entendemos. Esperamos que a través de ella, busquen soluciones incluyentes evitando la radicalidad y la generalidad. Confío en que así será, que la pregunta de “¿y después qué?” será irrelevante y que la lucha de mujeres como mi abuela, la de mi madre e hija, y la mía, así como la de todas las mujeres, servirá de algo. Que nuestra voz y silencio se escuche.

Citlalli Berruecos

Hablar de la mujer es expresar cualidades únicas de nuestro género, como externar nuestras emociones, somos simpáticas, creativas, dedicadas, guapas, responsables, talentosas, empleamos nuestra mente en varias cosas a la vez, honestas, inteligentes, somos madres, etc., cada una de nosotras podemos destacar por esto y más, y tomar el poder que nos corresponde dentro de la sociedad, sin duda durante años hemos luchado por alcanzar el reconocimiento en algunas sociedades en el mundo, la cultura de algunos países no benefician a nuestro género. Debemos asumir nuestra parte en la salud colectiva.

Creo firmemente que la violencia exterior es un reflejo de nuestra violencia interior. La violencia inicia en nuestros hogares, al educar a nuestros hijos con hechos que viven diariamente. Si queremos ver transformación humana es importante comenzar a vivir en el amor, en todos los aspectos de nuestra vida y eso requiere un gran compromiso, señalar y dividir no da resultado a largo plazo, mejor unamos fuerzas, apoyemos a las personas a ser conscientes y no permitir la violencia en nuestras vidas, el respeto comienza en nosotras mismas.

Judith Bolio

Foto. Berenice Vásquez

No sé que tan “feminista” soy o no, lo que si sé, es que gracias a los movimientos de las feministas puedo trabajar, puedo estudiar, puedo tener una propiedad o no, vivir sola o acompañada, tener una cuenta bancaria, solicitar un crédito, (hace 15 años las instituciones bancarias solicitaban acta de matrimonio a las mujeres); decidir mi vida, decidir tener hijos o no… Y estoy profundamente agradecida a todas las politicamente incorrectas que lo lograron, las subersivas, las irreverentes, las locas, las machorras, las que gritan, las que pintan las calles, las que le mientan la madre al opresor sin temor de nada, a las que marchan, las que protestan, las que velan por “El Valor” de la “igualdad” de los derechos ante una sociedad (no la igualdad anatómica, que para los hombres su “argumento” es “cargar el garrafón”). A todas esas mujeres les debo quien soy. ¡Gracias!

Beatriz, Yeidkol, Claudia, Olga, Graciela, Rocío, Luisa María, Alejandra, Josefa, Irma Eréndria, María Luisa (Ana Gabriela, Citlali, Jesusa …) Están en donde están gracias a las subersivas que describí antes, y a las tantas anónimas que “creyeron” en su apoyo dándoles un voto. Y les recuerdo:

La libertad de expresión, no se las da quién les autoriza cantidad y continuidad de sus cheques, esos fueron otorgados por la historia, a gritos, en marchas, vandalizando paredes… ¡con golpes!

Si la libertad que gozan la usan para ser parte de la sumisión u obediencia a su sueldo y por ende es complicidad a la impunidad “ …Que la nación se los demande”.

No son actos de “creatividad” pedir justicia. Es exigencia del cumplimiento de una constitución que ha costado sangre que “se niegan a ver”.

Cualquiera de los nombres anteriores ya son nombres de otras mujeres que han sido asesinadas, torturadas, abusadas, mutiladas… desaparecidas.

Para el resto de las mujeres que opinan lo contrario, solo recordarles, que si estudiaron o tienen una cuenta bancaria, o deciden por sí mismas, es  gracias a las feministas que tanto insultan.

Ya fueron muchas vidas impunes. Quizás hay que repensar la “democracia” y “la política”.

Cristina Ortega

Nuestro país vive una gran crisis de Derechos Humanos y, tal vez la más grave, es la que tiene que ver con la violencia en contra de las mujeres, las que cotidianamente son víctimas de una cultura patriarcal y machista. Sin compromiso de las esferas del poder político y económico, las crisis será permanente y nos debastará como nación.

Fer Coca

La demanda que hoy por hoy une a las mujeres mexicanas y reclama poner fin a la violencia de género es un asunto que nos involucra a todas y a todos. Es un tema político, mas no partidista. Es político en tanto que tiene que ser resuelto en la esfera pública, desde las instituciones, con políticas generadas desde los espacios de gobierno.

Boris Berenzon 

Foto. Berenice Vásquez

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