«HIPERREALISMO FEMENINO» Por Isabel: puños y girasoles - Mujer es Más -

«HIPERREALISMO FEMENINO» Por Isabel: puños y girasoles

 

En la última década y particularmente en el año 2019, adoptamos la capacidad movilizadora y política del feminismo, que desde sus propuestas metodológicas e incidencia política, puso énfasis en la conciencia de las mujeres, no como un conjunto de ideas individuales sino como un ser colectivo social, que habilitó entre otras cosas, el reconocimiento de su identidad desde su experiencia social.

En los últimos años el movimiento feminista nos influyó en la modificación de las agendas personales y políticas, nos recordó que el reto continúa siendo insistir en la condición estructural de la violencia de género. Entendiendo que se trata de una violencia simbólica, que se produce y reproduce en prácticas que no siempre son visibles debido a la normalización en la que suceden; carga simbólica que atraviesa todas las prácticas sociales –desde los cuerpos y los afectos–; además escribe las subjetividades en función del binomio hombre-mujer, mismas que resguardan la matriz de la desigualdad entre hombres y mujeres.

La conciencia de las mujeres desde la colectividad, se habilitó como una práctica política capaz de constituir otras subjetividades alejadas de la sumisión, el miedo y el silencio, insistiendo en que la opresión patriarcal no puede seguir siendo la norma.

Sin embargo, ¿qué costo tiene para una mujer alzar la voz, organizarse para defender su propia vida y la de sus congéneres; qué costo tiene constituirse desde otros lugares?

Dolorosamente, continuamos viendo las reacciones del sistema que se empeña en mantener el orden patriarcal, a través de estrategias mediáticas, y de manifestaciones de violencia con las mismas y otras modalidades atroces, unas evidentes y otras no tanto, pero que envuelven micro expresiones que también resultan devastadoras. 

Isabel Cabanillas, hoy es el nombre que nos atraviesa el miedo y nos hace estallar la voz. Su activismo es el nuestro. En su memoria acentuamos la dimensión de la causa que nos une. En su honor, como en el de todas las que nos faltan, recurrimos a la colectividad entre mujeres para retomar la metodología, reorganizarnos, unir los puños y sembrar girasoles. 

Su voz silenciada nos recuerda los grandes pendientes, dentro de los cuales está la necesidad de no recargarse en la falsa creencia de que las medidas punitivas son la solución para erradicar la violencia. Esas medidas poco hacen para prevenirla. No queremos más años de cárcel, la queremos viva aquí y ahora, para abrazarla y sonreír juntas.

Si bien es preciso reconocer los logros en materia de búsqueda de impartición de justicia; también es necesario no reducir la capacidad crítica y expandir la visión a todas las dimensiones que la complejidad del problema amerita. 

Insistimos: La violencia que condiciona la experiencia social de las mujeres, lejos está de ser un problema individual, es una experiencia social coartada por la desigualdad y la opresión. Urge desarticular las prácticas machistas que se materializan con los actos violentos de algunos hombres que atentan de múltiples formas contra nuestras vidas. 

Juntas reiteramos que los avances son dignos de reconocer, pero todavía son insuficientes…porque hoy Isabel ya no saldrá a las calles a gritar “Ni Una Más”.

 

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