«CUARTO PISO» Flagelos adolescentes - Mujer es Más -

«CUARTO PISO» Flagelos adolescentes

 

Hace unos días recibí la llamada de una amiga. Triste y contrariada me contó que uno de sus sobrinos intentó suicidarse, al tragarse medio frasco de pastillas para dormir. Por fortuna se dieron cuenta y lo llevaron al hospital. La plática nos hizo revivir el caso de un joven que bebió mucho en una fiesta, al grado de quedar inconsciente, sin que nadie llamara a emergencias, hasta que llegaron sus padres por él. O la niña que sigue en tratamiento desde hace un año porque la bulimia y la anorexia casi la matan.

Tres adolescentes de entre 14 y 16 años, tres ejemplos de la atención, apoyo y acompañamiento que requieren.

Sin darnos cuenta, algo se salió de control en los adolescentes. Comienzan a fumar y a beber desde los 10 años. A muy temprana edad utilizan drogas y también enfrentan enfermedades como bulimia, anorexia, ansiedad, depresión, por lo que los suicidios han crecido exponencialmente.

En México, cada mes se registran 52 suicidios de niños y jóvenes de entre 10 y 18 años, según el INEGI. La muerte de uno solo es una tragedia. Son niños que deberían estar estudiando, pero se están matando. El suicidio es la segunda causa de muerte en la población adolescente.

¿Por qué se suicidan los adolescentes? ¿Qué los lleva a quitarse la vida, cuando apenas la están iniciando? ¿Qué estamos haciendo mal los adultos, la sociedad, los gobiernos? ¿No les estamos dando condiciones que les garanticen una vida saludable y plena?

Campañas de prevención de adicciones van y vienen. Las estadísticas muestran que no han servido.

Hace unos meses, el gobierno federal presentó “Juntos por la Paz”, una campaña enfocada en niños y jóvenes, que busca, también, concientizar a los padres del esencial papel que nos corresponde en este grave problema.

En videos de menos de un minuto, muestran testimonios y mensajes sobre la salud emocional de los niños y jóvenes.

Por ejemplo: “no es lo mismo no quererse levantar, que no poderse levantar”; “no es lo mismo salir de fiesta, que salir de urgencias”; “escucha su mirada, escucha su habitación, escucha sus amistades, escucha su soledad”.

Expertos en el tema han advertido que no se le ha dado la importancia que merece a la salud mental de los niños y adolescentes. No se habla con ellos de sus emociones, no se les escucha, no se les ponen límites y se les juzga demás. Súmele que son muy pocos los que reciben atención de profesionales cuando la requieren.

Recomiendan que haya supervisión, límites, convivencia y apoyo, sin ser permisibles, pero tampoco exigentes. Nada sencillo.

Pero para entender y saber guiar a un adolescente, primero tenemos que conocer cómo funciona su cerebro. La adolescencia es una etapa muy vulnerable para las adicciones, porque se sienten atraídos por experiencias emocionantes y sensaciones estimulantes. Y una de ellas es el alcohol.

Aquí, vale la pena recordar que el 63 por ciento de los consumidores de alcohol, son jóvenes de entre 12 y 24 años de edad.

Según un estudio reciente, el 43 por ciento de los adolescentes que comenzaron a beber a los 14 años se convirtieron en alcohólicos. Los que lo hicieron a partir de los 21 o 22 años, solo el 10 por ciento se volvió alcohólico.

El desarrollo cognitivo y mental termina después de los 22 años de edad. Consumir alcohol antes, afecta el funcionamiento del juicio, la capacidad de raciocinio, el control de las emociones, de impulsos y evidentemente tendrán afectaciones en la edad adulta.

No es culpa de ellos. Nuestra tarea como padres es atender la salud mental de nuestros hijos y prevenir su cercanía con las adicciones.

Escucharlos, hablar con ellos, atender sus miradas, sus silencios, observar sus hábitos, sus amistades y estar siempre en comunicación, puede ser un paso para alejarnos de consecuencias terribles.

 

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