Considero que soy una persona muy cuidadosa con mis accesos a aplicaciones en internet, en especial las bancarias. Me tomo mi tiempo para llevar mis cuentas al día y poco a poco ir juntando el ahorradito para los aguinaldos de las personas que trabajan conmigo.
Ayer recibí un mensaje de texto en el que me pedían validar una transacción, saber si la había hecho yo, cosa que no era cierta. Les puse el “Cancelar” en el mensaje como me lo pedían y a las dos horas me llamaron del banco para preguntarme y asegurarse que estuviera cancelada. Después me dijeron que me transferían la llamada al área especializada en fraudes para proteger mi dinero, pues el intento había sido a mi tarjeta de débito y había otros más a la de crédito. Para hacerles el cuento corto, generaron otra cuenta donde yo debía depositar mi dinero para ir dos días después a una cita con una ejecutiva que me entregaría mi nueva tarjeta. Me dieron el número de la tarjeta y el nombre de la ejecutiva. Durante la llamada me confirmaban todo con avisos por mensajes al celular. Nunca les di claves de mis accesos, ni de mi token y ellos tenían toda la información de la sucursal y de mis cuentas, incluyendo mis saldos.
A los cinco minutos me llamaron de nuevo del banco por unas transacciones sospechosas. Les indiqué que ya me habían llamado y mi sorpresa fue un ataque de nervios cuando la señorita me dijo que la cuenta nueva estaba a nombre de otra persona. La llamada había sido exactamente igual a las del banco, mismo discurso, mismos tiempos de espera, con la información que siempre tienen, misma música… brindándote la confianza en ellos para prevenir y protegerte. Así que, en minutos, entregué todo mi dinero a alguien desconocido bajo un engaño infame. Mi pequeño ahorro y mi gasto del mes se esfumó.
Las acciones inmediatas fueron bloquear mi banca electrónica y mis cuentas para esperar ir a la sucursal hoy por la mañana. El ejecutivo que me ha atendido durante muchos años casi lloraba conmigo pues no podía creer lo sucedido, no sin antes ir con el gerente y atenderme con ese cariño que pocos tienen para ver cómo resolver el asunto. Pudimos saber que la cuenta en la que se depositó mi dinero existe y que el banco la bloqueó también. Me informaron que no dudan que pueda ser alguien dentro del banco ya que tenían todos mis datos y no les entregué ningún acceso.
Si les cuento esto es para que a ustedes no les suceda lo mismo. Me sorprende el número de personas que me han dicho que ya fueron engañadas o que estuvieron a punto de serlo. No me explico por qué callaron; a lo mejor por la vergüenza que da saberse engañado. No lo sé. Lo que es un hecho es que es difícil no sentirte la persona más estúpida del planeta al darles tu dinero y quedarte en ceros. Más difícil es entender cómo puede haber personas miserables que se burlan de uno, y te roban haciéndote sentir vulnerable ante un robo inexistente cuando son ellos los que lo están cometiendo. Estos profesionales del fraude están robándole la identidad al banco y con ello, aprovechándose y abusando de la confianza de sus clientes. ¡Es terrible!
En mi caso, el banco pudo bloquear todas mis cuentas antes de que fuera peor el asunto, y bloquear la cuenta en la que cayó mi dinero. Mañana tendré que meter las aclaraciones para que se haga la investigación interna, además me pidieron que hiciera la denuncia en el Ministerio Público, cosa que hice y debo ratificar en una semana. Me indicaron que esto genera más presión en el banco para que entregue las cuentas y se clasifique esa en especial, como una fraudulenta. Si así sucede, aún hay la leve esperanza de que me regresen mi dinero.
Siento que lo grave está en que a los bancos se les roba su identidad para cometerles fraude a los clientes que depositan su dinero y confianza en ellos. Muchos me dicen que pudo ser peor y que no soy la única a la que le ha sucedido esto. Pero para mí, eso no alivia nada pues no debería haber nadie en esta situación y no deberían quitarte con engaños ni un centavo. Por eso no me callo y les pido que se cuiden y hagan ruido si les sucede.
Les recomiendo en estas épocas decembrinas que, si llegan a llamar diciéndoles que hay sospechas de fraude en sus cuentas, cuelguen y llamen directamente a su banco, aunque tengan que pasar por el vía crucis de los miles de botones que hay que apachurrar. Hoy no se le puede creer a esas llamadas, y, por ende, no se puede confiar en que el banco está haciendo bien su trabajo. Algo deben hacer para protegerse de su robo de identidad y de cuidarnos del abuso de confianza, engaño y robo de los estafadores. Nosotros somos víctimas cuando el banco no se protege.
Sé que los hubieras no existen, pero de haber visto este video antes… ¡Cuídense mucho!