«CUARTO PISO» Compleja y maravillosa edad - Mujer es Más -

«CUARTO PISO» Compleja y maravillosa edad

 

“Los adultos quieren que las cosas sigan como están, los adolescentes sienten el impulso de crear un mundo”

Daniel Siegel.

 

Hablar de la adolescencia nos lleva casi siempre a dos escenarios. Nos aterra si nuestros hijos aún no llegan a esa etapa de la vida. Y si ya son adolescentes nos quejamos porque no nos entendemos con ellos. Vaya disyuntiva.

Incluso he escuchado una frase en broma que encierra la complejidad de la relación con adolescentes: “qué bueno que la adolescencia de mis hijos me tocó a esta edad, sino, no los hubiera aguantado”.

El hecho es que la adolescencia se ha estigmatizado como una de las etapas más complejas de la vida y posiblemente sí, pero también es maravillosa y un constante/apasionante reto para los padres.

Nuestros niños han dejado de serlo, han crecido y están en un proceso de independencia y maduración.

Para entender a mi adolescente que tiene emociones, sentimientos, deseos y descubrimientos, acordes a su realidad, hace unas semanas comencé a estudiar el diplomado Conducta humana, adolescentes y familia. De manera que intentaré explicar algunos de los conceptos estudiados.

Alguna vez, escuché que, en esta época cibernética, los adolescentes traían chip integrado y quizá sea cierto, pero en cuanto a las emociones y sentimientos, solo hay que echar una mirada atrás a nuestro pasado, para entenderlos un poco a ellos y tratar de disfrutar juntos esa parte de la vida.

Para entender la adolescencia, primero habrá que conocer la función del cerebro del adolescente y cómo influye en su comportamiento.

Las investigaciones han encontrado que los adultos piensan y toman decisiones en la corteza prefrontal que es la parte racional del cerebro, los adolescentes procesan la información con la amígdala que es la parte emocional del cerebro.

En el cerebro del adolescente la conexión entre la parte emocional y el lóbulo frontal aún están en desarrollo, es por ello que las emociones controlan el comportamiento llevando al adolescente a presentar conductas de riesgo.

El carácter explosivo del adolescente se debe a que la amígdala es aún inmadura y está un poco desenfrenada y eufórica.

Según Daniel Siegel, investigador estadounidense y profesor clínico de psiquiatría, una de las características del cerebro adolescente es la búsqueda de novedades.

Surge de un creciente impulso de necesidad de gratificación en los circuitos del cerebro que crea la motivación de probar algo nuevo y experimentar la vida plenamente, debido al aumento de la actividad de la dopamina, que se acumula en la amígdala.

Es decir, la liberación de la dopamina es la que genera que los adolescentes se sientan atraídos por experiencias estimulantes.

Los cambios cerebrales del adolescente representan riesgos y ventajas. Pueden exponerse a oportunidades, pero también a peligros.

Su identidad se encuentra en un estado de formación y eso los hace mucho más vulnerables a todo, al consumo de alcohol y otras drogas, a fumar, padecer problemas emocionales. A no dimensionar las consecuencias de los hechos.

Nuestra responsabilidad como padres es ayudarles a manejar sus emociones y a enseñarles a cuidarse; fomentar su independencia y establecer límites, pero nunca dejarlos desprotegidos; es importante estar, pero no vigilar; hay que confiar, pero siempre con los ojos muy abiertos; nunca dejar de escuchar para identificar los riesgos, y tratar de no solo cuestionar y juzgar.

Y no va a ser sencillo en esta etapa donde sus emociones no miden los peligros. Pero es nuestra tarea fomentarles seguridad, para que ellos y nosotros tengamos tranquilidad.

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