Percibo en tu mirada, en el tono de tu voz, en tus palabras y acciones, esa admirable valentía de muchas generaciones de mujeres que como tú, hoy manifiestan, en público y en privado, el dolor, el coraje y el rechazo firme a la desigualdad, a la violencia y los agravios, aparentemente interminables, contra las mujeres de todas las edades.
Mamá, hija, esposa, hermana, amiga, compañera: quiero que sepas que estoy a tu lado, acompañándote para luchar por un mundo en el que no solo se escuchen cada vez más fuerte tus palabras que como gritos retumban en lo más profundo de mi alma y claman por justicia, igualdad, respeto y exigen el fin de la misoginia y el machismo. Estoy contigo y aquí, junto a ti, lucho también para vencer las resistencias en esta sociedad, acabar con la violencia y, sobre todo, combatir la indiferencia que de alguna manera la alimenta.
Me uno a tu voz para que nunca deje de escucharse y exijo como tú a otros hombres y mujeres que no permitamos ni seamos indiferentes al maltrato, al acoso, a la violencia que viven millones de seres humanos en todos los rincones del mundo, pero en especial las mujeres, quienes por su sola condición de género sufren el agravio cotidiano en múltiples dimensiones de su vida.
Te escribo porque a mí también me duelen, indignan y agravian los feminicidios, es necesario evitar que sigan ocurriendo, que se haga justicia por los que se han cometido y se erradique la impunidad. Me dan rabia el acoso, el maltrato doméstico y la violencia contra las mujeres en todas sus formas. Soy solidario contigo, pero también deseo expresar en esta carta que quizá lean otras personas porque es importante, desde mi punto de vista, que todas y todos asumamos una posición firme frente a esta realidad y se manifieste, cada quien a su manera y posibilidades, para cambiar la situación que hoy vivimos.
A cada quien corresponde no solo expresar solidaridad o indignación por la situación que viven ustedes como mujeres en nuestra época, sino actuar cotidianamente para extinguir de una vez por todas la desigualdad, la violencia y la injusticia que han vivido y viven por su condición de género.
Quiero que sepas que yo estoy haciendo mi parte y me comprometo a aplicar y redoblar las acciones desde las trincheras en las que esté, para multiplicar las voces y lograr el cambio. Va por ellas, por ustedes, va por todas y todos nosotros.