Las escenas están ahí. Descarnadas. Lamentables.
Son los videos tristes y vergonzosos del Senado en la llamada legislatura de la paridad de género.
Voy a omitir nombres. Y me ahorraré las siglas de quienes se cruzaron a golpes y empujones.
Porque no se trata de echarle más leña al fuego. Mucho menos de tomar defensa a favor de unas pancartas. Ni de sumarnos al grito fóbico en contra de nadie.
El cochinero está ahí. Y la derrota política y moral de ese capítulo es compartida. Del gobierno, de quienes impusieron su mayoría, de quienes la impugnaron, de la institución, de los personajes involucrados y de las víctimas de quienes cotidianamente violan la ley desde el poder. Porque de eso se tratan los derechos humanos, aún cuando en este capítulo vemos que muchos no le entienden. Así que todos perdimos. Y horrible.
Sólo quiero dejar aquí algunos subrayados de esa jodida circunstancia del martes 12 de noviembre, cuando la toma de protesta de la futura presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) degradó la representación legislativa entre golpes, manotazos y mentadas.
Porque las escenas son, y esa es la desgracia mayor, protagonizadas por mujeres que manotean y usan la fuerza bruta para manifestarse.
Mientras los varones de este mural de la decadencia son tirados al suelo, dan órdenes desde la histeria o se mueren de risa frente al caos.
¿Si alcanzan a darse cuenta senadoras, senadores, del drama en el que quedaron atrapados?
Vean los videos y sigan, si lo soportan, estas cuatro escenas.
1) Un senador provocador e irresponsablemente imprudente sube a la tribuna y paga su osadía con una pamba descomunal en la que destaca la furia femenina, viralizada en memes y caricaturas, a tal grado que pretender ahora desmentir lo obvio resulta contraproducente y grotesco.
2) En medio del zafarrancho principalmente femenino, un senador grita y ordena: “Tómele la protesta, presidenta”. Y después, ese mismo senador le susurra instrucciones a la ombudsperson y le toma la mano como si no hubiera decenas de cámaras siguiendo el numerito.
3) En uno de los accesos a la tribuna, otro grupo de senadoras taclean a una legisladora para impedir que acceda a la batalla estelar. Las imágenes reportan un acto porril, al tiempo que una de las integrantes de la operación concertada graba un video en el que acusa de violenta a la sometida.
4) Y mientras transcurren esas tres escenas predominantemente femeninas, tres senadores del Club de Toby que sigue siendo la burbuja de la toma de decisiones se carcajean, gozando el espectáculo.
Mientras ellas se despeinan y forcejean, ellos aplauden y corean, exultantes, un devaluado sí se pudo.