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«DOLCE ÁLTER EGO» Tesoros gastronómicos con las “3 B”

 

Es innegable que para la mayoría de las clases medias cada vez es más difícil comer fuera de casa y no me refiero a visitar un restaurante de gran prestigio sino a uno de nivel medio, pues para una familia de cuatro integrantes esto representa un gasto aproximado a los 2 mil quinientos pesos, o sea, una cantidad equivalente a un súper de despensa básica.

Y es que muchos nos hemos casado con la idea de que “comer fuera” significa ir a esos lugares de moda bien calificados por la crítica y por ello no experimentamos ni disfrutamos de los tesoros escondidos que la oferta gastronómica de esta ciudad nos ofrece.

Por fortuna, existen varias opciones para salir a comer con las “3 B” de bueno, bonito y barato, sin que ello represente un desfalco para la economía familiar y tampoco me refiero a los restaurantes de cadena en los que sirven sopas o consomés recalentados y aves descongeladas.

Hablo de fondas o locales que, a pesar de no encontrarse en zonas turísticas o de moda, sí están administrados por cocineros y chefs que plasman en la carta toda su experiencia, especialidad y corazón. Cualidades que el comensal percibe tanto en la factura de los platillos como en la calidez de la atención, una decoración singular y, a veces, hasta en el emplatado de los guisos.

Y por gustos no paramos porque “los hay de dulce, chile y manteca”.

Por ejemplo, si este fin de semana se le hace agua la boca por unos “Camarones empanizados con coco”, bien frescos y súper crujientes; servidos con arroz blanco y ensalada -por 230 pesos- o si prefiere saborear un “Aguachile de Pescado” -150 pesos -, entonces, su opción son “Los mariscos del Diego” (Avenida Cuauhtémoc 1464, casi esquina con Eje 8, Col Santa Cruz Atoyac), a unas cuadras de la Cineteca Nacional. Cuentan con paella para llevar (300 pesos el kilo y un cuarto). La marca de la casa son los “Dieguitos”, unos chiles jalapeños y toreados rellenos de camarón en salsa negra. El único pero es que se trata de un local chico y tendrán que esperar mesa. Pero, podrán pasar una tarde de comida con sabor a mar, acompañada de cervezas artesanales y cine de arte de un solo tirón.

 

En cambio, si su deseo es disfrutar de la comida nacional pero con un twist, habrá que ir a “Piloncillo y cascabel” (Torres Adalid 1363, L-4 , Colonia Narvarte Poniente, 03020), donde hacen gala de la técnica con su propuesta mexicana contemporánea que sorprende por el uso de ingredientes y combinaciones inusuales. Cuentan con un menú diario de tres tiempos por menos de 100 pesos. El “Atún sellado con mole de jamaica” es marca de la casa. También los postres son imperdibles. El único inconveniente es que no cuenta con Wifi.

Para comer abundante y con todo el folclor de un mercado, no se pierdan “Del plato a la boca..”, dentro de “Mi Mercado Lázaro Cárdenas” (Adolfo Prieto esquina con Avenida Coyoacán SN Local 3 y 4, Benito Juárez, Del Valle Norte, 03100), donde desde las 8:30 de la mañana sirven desayunos deliciosos con un lleno total. La marca de la casa son sus “Enfrijoladas” y la “Arrachera con chilaquiles”. También su “Lasaña” tiene muchos fans. Siempre ofrecen aguas frescas y la atención es esmerada y familiar. Prueben el pan dulce, hecho ahí mismo por una de las propietarias. El único pero es que no aceptan tarjetas de crédito. Sólo efectivo. Mi paseo favorito decembrino es acudir a ese mercado para comprar el arbolito y luego, degustar sus delicias.

En breve les compartiré más de los tesoros gastronómicos con las tres B. Buen provecho.

 

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