«COLUMNA INVITADA» La música y la consigna - Mujer es Más -

«COLUMNA INVITADA» La música y la consigna

 

No es a partir de los días recientes en Chile que salir a las calles a demostrar inconformidades se haga con estrofas acompañadas de guitarras, eso sucede desde hace mucho más tiempo, varias décadas atrás por primera ocasión se entonaron las frases y los acordes musicales de himnos cuyas palabras siguen tan actuales como hace casi 50 años.

El baile de los que sobran, por ejemplo, refiere un futuro no muy alentador para esos chicos que aún juegan en las calles, reciben consejos para estudiar, lastimosamente en una sociedad desigual, donde las oportunidades son para los menos, esos afortunados no son la gran mayoría. Quienes si tienen las puertas abiertas acceden a esa preciada educación, los demás, que por cierto son los más se quedan pateando piedras con los zapatos embarrados de barro.

Desgraciadamente esos lamentos de desigualdad, siguen vigentes, los jóvenes chilenos en este 2019 siguen teniendo como himno de protesta esta canción escrita en 1986.

La vigencia de la letra tiene que ver con que Chile es un país que su historia reciente da cuenta de una dictadura de lo más violenta, que ha marcado a su sociedad. La economía, educación, cultura y políticas públicas aún son consecuencia de las malas decisiones gubernamentales, no solo las de ahora, sino las de su pasado reciente.

El derecho de vivir en paz, de Víctor Jara, tiene otra carga emocional mucho más fuerte, por la historia de su cantante y la forma brutal en la que fue asesinado por el propio Estado.

Cuando los jóvenes en las calles armados de sus instrumentos musicales han entonado una canción de 1971, la piel se enchina, más allá de sus versos, precisamente por la unión que representa entre los chilenos ante la violencia que se ha detonado a raíz de las protestas por el tema de pobreza.

La música, ese lenguaje universal que une naciones, ahora ha unido gritos desesperados por la pobreza y falta de oportunidades, y en esa protesta resalta el derecho precisamente de vivir en paz.

Ya se ha dicho mucho respecto del punto que desató la inconformidad de un pueblo, inclusive ni la suspensión del alza en la tarifa del transporte han menguado la protesta social, con un toque de queda, con anuncios irresponsables de estar en guerra, violencia que no atenúa, el pueblo está a la mitad de todo ello, por supuesto viviendo de todo menos en paz.

Cuando pensamos en música, más allá del género, siempre hay una clara inclinación a festividad, alegría, celebración, pero también a través de canciones y letras se pueden demostrar otros sentimientos. Ver videos con las calles abarrotadas en Santiago de Chile de personas cantando, a manera de protesta, contextualiza distinto las exigencias. El que vayan acompañadas de notas musicales no significa que sea débil, es más bien un grito desesperado lleno de anhelos de que las situaciones adversas puedan cambiar.

Los gobiernos, ya sean de izquierda o derecha, se han equivocado, en toda la América, norte o sur, en el centro, con clima frío o caluroso, porque se han alejado de las personas, las políticas públicas no han funcionado. Ya no es tiempo de revoluciones, es momento de echar andar esas propuestas que solo vociferan en campañas, de hacer cumplir los postulados de las Constituciones y de los tratados en beneficio de las personas.

También es buen momento para que otras naciones pongan sus barbas a remojar, porque los pueblos no están despertando, simplemente se están enpoderando en el legítimo reclamo de sus derechos.

Los pueblos a través de lo que pueden echar mano están protestando, con la música emiten consignas que no solo llegan a través del sentido del oído sino que atraviesan directamente el corazón de quienes las vemos a la distancia.

 

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