«ABREVADERO DE LETRAS» Granados Chapa: la palabra que arde todavía - Mujer es Más -

«ABREVADERO DE LETRAS» Granados Chapa: la palabra que arde todavía

 

  • “Esta es la última vez que nos encontramos. Con esa convicción digo adiós”, escribió el epílogo de la crónica de su vida, apenas 48 horas antes de morir

El suyo, Miguel Ángel Granados Chapa, es un nombre que debe escribirse en mayúsculas en la historia moderna del periodismo mexicano, quien este miércoles 16 de octubre cumple ocho años de que el cáncer lo llevara a la tumba.

Periodista, abogado, analista, Maestro, como le llamábamos quienes compartimos cabina con él durante más de 10 años en Radio UNAM, se destacó por la oportunidad en el análisis y, también, por la manera profunda en la cual documentaba sus puntos de vista.

Respetuoso y un tanto reservado, en el plano personal, tenía un credo: la cortesía.

No opinaba a partir de ocurrencias o de estados de ánimo. Cultivaba un columnismo documentado en hechos. De modo que sus dichos fueron siempre sólidos y difícilmente rebatibles. Como periodista y analista en las palabras, tanto escritas como habladas, encontró su más preciado patrimonio. “En ellas tengo toda la libertad del mundo”, decía.

Era un viernes 14 e octubre de 2011, cuando el Maestro publicaría por última vez su columna Plaza Pública en el periódico Reforma, en cuyo último párrafo expresó su deseo de encontrar otras formas para que nuestro país escapara de la descomposición; y con la sombra de la muerte ya cerca, dos días después, y con un lúcido adiós, murió a los 70 años de edad.

En una mañana que invita al sol de primavera a entrar precipitado por la ventana de la cafetería de Radio UNAM, Granados Chapa, pieza fundamental en proyectos periodísticos como Excélsior, además de fundador de Proceso y La Jornada, compartió con el equipo de noticias de la emisora universitaria su gusto por la información. “Era la época de la radio, a mediados del siglo XX. Era muy aficionado a escucharla, de ahí mi gusto por la música y de lo que ocurría en el mundo”.

Ganador tres veces del Premio Nacional de Periodismo (1981, 2004 y 2006) y merecedor de la Medalla Belisario Domínguez, máxima presea que concede el Senado de la República (2008), relató que años más tarde decidió complacer a su madre y complacerse asimismo estudiando simultáneamente las carreras de Derecho y Periodismo en la UNAM.

Fue en la emisora de la Máxima Casa de Estudios donde presentó, también, su Plaza Pública, programa matutino de información y análisis, durante 17 años. Así lo recordó: “Solicité al Rector José Sarukhán hacer el programa en esta emisora, porque había sido víctima de censura en Radio Mil y encontré la compresión de la Universidad a un propósito de información y reflexión basada en la libertad. Si una característica propia tiene Plaza Pública en Radio UNAM es su libertad”.

Aunque la seriedad, la disciplina y el compromiso eran las cualidades del referente obligado del periodismo actual, de igual manera tenía su lado “B”. Sin rehuir el cuerpo a cuerpo en una charla cordial, admitió su gusto por cantar. “No obstante, no toco ni la clave porque pierdo el ritmo. Soy muy falto de coordinación. Mis hijos dicen que soy ambisiniestro, en vez de ambidiestro, porque hago mal las cosas con las dos manos. Mi hija, que me quiere mucho, dice que lo único que hago bien es acariciarla y escribir”. Pero advirtió que cantaba bien.

Durante los 40 años que Miguel Ángel Granados Chapa ejerció el oficio de tejer palabras reiteró siempre, “Los periodistas no deben ser socios de los políticos”, respecto a las relaciones que los comunicadores tienen con la autoridad. Para él la ética era un eje del trabajo informativo.

Su hoja de servicios y el reconocimiento nacional ahora mismo es enorme. La suya, es una palabra que arde todavía e incluye al universo de quienes mantienen vicios y excesos desde el poder, muy poco interesados a dejar de mirarse el ombligo.

 

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