Por CRISTINA ORTEGA
Los colores de la Bandera de México y su significado se han ido modificando a través de los años. En 1821, el rojo representaba la unión entre mexicanos, el verde a la Independencia y el blanco a la religión. Desde que Benito Juárez llegó a la Presidencia, los significados cambiaron y continúan hasta ahora, siendo que el rojo significa la sangre de los héroes nacionales, el verde la esperanza y el blanco significa la unidad (en otros textos poco contemporáneos hacen referencia a “La Paz”; sería bueno preguntarnos nuevamente qué representan hoy día).
También el politólogo J. R. Gónzalez Chávez refiere en un texto de la revista México Desconocido, que el Ejército Trigarante decidió que la bandera tricolor representara los ideales insurgentes, “Las tres garantías”: La conservación de la religión católica sin tolerar otra, la independencia bajo la forma de monarquía moderada y la unión entre criollos y españoles; sin embargo, también menciona que los colores de la bandera están relacionados con la masonería, señala el politólogo que están vinculados con el conocimiento alquímico, el binomio de color verde y rojo aluden a la pureza de la luz, esta manifestada en color blanco. Simbolizando el equilibrio del mundo.
Aunque desde la física de la luz, el espectro visible blanco al pasar por un prisma, la luz blanca se descompone en los colores del arcoíris, siendo los extremos opuestos rojo y azul, no es el verde, este es intermedio entre los dos mencionados. Pero ese es otro tema.
La riqueza de la “representación anual de La Noche del Grito de Independencia”, está cargada de simbolismos, en colores, olores, sabores, sonidos, imágenes… que representan el inicio de la nueva nación llamada “México”. El significado que este evento sea en el Zócalo capitalino, también significa el lugar donde encontraron el símbolo que indicaba donde debía ser fundada La Gran Tenochtitlan, la señal era un águila devorando una serpiente, podemos encontrar la escultura representativa a un lado de Palacio Nacional simbolizando dicho acontecimiento, siendo también centro del Escudo Nacional. Éste se ha modificado en su forma según los hechos históricos, pero no en lo que representa, simboliza también nuestra identidad, y esa para ser modificada o re-significada, no se consigue cambiando la forma del diseño, se modifica con los hechos, los acontecimientos que integran al pueblo, aquello donde todos nos identificamos, de ahí la identidad.
El Zócalo capitalino es un espacio público, por y para el pueblo, no solo de la Ciudad de México, sino para toda la Nación, donde se concentran las representaciones arquitectónicas del poder Ejecutivo y eclesiátsico del país (La Catedral, según las primeras líneas de significados en este texto). Dentro de ese crisol de significados, también está “El Balcón Presidencial”, aquí es donde la praxis de la apropiación tuvo lugar.
Con motivo de “El primer grito” de la administración en turno; los trabajos de mantenimiento iniciaron el 22 de julio y terminaron el 4 de septiembre, y aunque la gente sólo observó el gasto ante la austeridad republicana, pasó inadvertido la observancia de “la apropiación” como hecho significativo.
¿Esto qué quiere decir? Que la re-modelación serviría también para una praxis en el espacio social común, la re-significación del hecho: “Primer grito de independencia de AMLO”.
En la forma o diseño, la representación se debe legitimar con la praxis del pueblo, en conjunto a todos aquellos que también se representan como identidad.
¿Cómo saber si fue así? Veamos “las benditas redes sociales”.
El día siguiente al desfile, la esposa del Presidente, subió a su muro de Facebook este post:
“… para que se acerquen al balcón central de Palacio Nacional…” Lo interesante es la “apropiación” que tiene el pueblo de los hechos. En la siguiente captura subrayo en color rojo como significado de lo que “están re-significando”, y en color verde la exteriorización semántica de las nuevas propuestas sígnicas.
Importante señalar que las construcciones de nuevos significados, o retomar viejos significados desde la praxis del colectivo, no dan postura axiológica de juicio, esto se da con el tiempo y a distancia del acontecimiento, en la repetición y constancia, o bien en la continua re-significación.
Nos estamos Re-Significando
P. Bourdieu, uno de los más destacados representantes de la sociología contemporánea escribió en 1977:
“Todo poder que logra imponer significados e imponerlos como legítimos disimulando las relaciones de fuerza en que se funda su propia fuerza, añade su fuerza propia, es decir, propiamente simbólica, a esas relaciones de fuerza”.
Cristina Ortega. Fotógrafa desde hace 25 años, fundadora de Arte NiNi. A.C. Doctorante en “Ciencias y Humanidades para Investigación Interdisciplinaria” de UAdeC-CEIICH-UNAM. @CrissOrtega