Melissa Jefferson, mejor conocida como Lizzo, es una rapera estadounidense que ahora mismo está conquistando la industria musical con su canción Truth Hurts, que hace dos semanas llegó al primer lugar de popularidad en Estados Unidos, a pesar de que el próximo jueves se cumplen dos años de su lanzamiento. También está triunfando como actriz al ser parte del elenco de la película Hustlers, que acaba de estrenarse en el primer lugar de la taquilla en Estados Unidos y a la que se le menciona como una posible competidora en la carrera rumbo al Oscar.
Con 31 años de edad, Lizzo apareció en los MTV Movie & TV Awards de 2019 con una actuación especial inspirada en la película Cambio de hábito de Whoopi Goldberg. Otra de sus más recientes apariciones se dio en los Bet Awards 2019 donde, vestida de novia como en el video de Truth Hurts, cantó junto a un equipo de baile con un estilo muy similar al de Beyoncé en escena. Lizzo fue ovacionada de pie incluso por Rihanna, otra estrella de pop mucho más famosa.
Pero, a diferencia del modelo de belleza que representen estas dos últimas cantantes (de voluptuosidad y esbeltez), el éxito de Lizzo llamado la atención porque es una persona con un muy marcado sobrepeso, el cual no le representa ningún complejo. De hecho, ser talla plus no la priva de lucir su cuerpo y vestir con lencería y bailar como lo hace cualquier artista de tallas pequeñas.
Para la rapera, este es un gran logro no sólo por representar a las mujeres con obesidad (Fat Bitch, como ella misma se identifica), sino también por ser afroamericana. Ella misma ha mencionado que una de sus metas es crear música que haga sentir bien a la gente, en especial motivarlos a sentirse cómodos dentro de su piel.
En una entrevista con The New York Times, Lizzo comentó: “Tuve que realmente mirarme en el espejo y decir: ‘Esto es todo. Esta es la persona que voy a ser por el resto de mi vida y eso no va a cambiar’. Creo que cuando te enfrentas a ti mismo es realmente difícil, porque de inmediato te enfrentas con las cosas que no te gustan”.
Ella misma ha declarado que con esa visión no pretende decir que está bien descuidar la apariencia o la salud, sino aprender a quererse y respetarse con el cuerpo que se nace.
Lizzo es una de las más vehementes defensoras de la positividad corporal, consciente de que un cuerpo obeso causa mayor indignación que el de una mujer excesivamente delgada, extremo que tampoco es saludable.
“Nunca había oído a nadie decir eso antes, entonces decidí hacerlo yo. Necesitaba oírlo”, ha dicho en entrevistas. “En los shows, la gente queda sorprendida cuando canto que estoy enamorada de mí”. Sin necesidad de aprobación o de bajar un gramo.
Y llevando un paso más allá la aceptación y valoración de su cuerpo es que decidió transgredir un espacio donde históricamente se presentan figuras de mujeres perfectas según la convención dominante: Playboy. Polémico por naturaleza, al ser considerado un espacio donde precisamente se cosifica a la mujer, la transgresión radica en mostrarse sin inhibiciones ni miedo y siendo sensual, a pesar de no cumplir con el estándar obligado. Se trata de una mujer que muestra “ser feliz no por ser enorme, sino por ser ella misma”.
En la agenda feminista, el ser activistas por nuestro propio cuerpo ha privilegiado causas como los derechos reproductores y muchas veces se deja de lado el combate a los cánones de belleza que nos asfixian. Yo, feminista, debo confesar que una de mis mayores luchas es contra el miedo al sobrepeso. Aunque quizá la reflexión sea sobre el temor a vernos (y aceptarnos) tal cual somos frente al espejo.