Comentaba en la publicación anterior que socioculturalmente estamos viviendo una crisis de valores simbólicos, en esta era touch dónde todo lo puede “tener” desde su Smartphone, es realmente una “representación de aquello que “es”.
La fotografía en sí misma es una representación del entorno, o un recorte del espacio y tiempo en el que fue capturada, un instante, la fotografía “instantánea” como se le decía.
Vivimos un constante cambio, vamos dando significados a nuevas palabras, nuevas necesidades que la sociedad va teniendo por que la historia, nuestra historia es constantemente dinámica.
Demos un ejemplo, el símbolo #, según su bagaje cultural y vivencial podría decir que es un sonido sostenido (desde la lectura de la música), o indicar que ahí se coloca un “número”, y lo más reciente, la etiqueta (Hashtag) para dar seguimiento a un tema dentro de las redes sociales. Como este simple ejemplo, sucede lo mismo con las palabras, la mujer ha tenido mayor participación en roles sociales pero nuestro idioma no contiene palabras que “representen” ese rol social femenino desde la equidad social masculina; le daré un ejemplo, de la palabra “Caballeroso”, ¿cuál es el correspondiente para una mujer? Si ella tiene actitudes de amabilidad y cortesía en la sociedad, ¿sería la palabra “Damosidad”? La palabra correspondiente no existe en el español, hay que generar nuevas que “signifiquen” y/o representen aquello que ya es “visible”.
Los teléfonos inteligentes nos están cambiando actitudes, costumbres, dinámicas … y hasta la forma de “ver” nuestro entorno. Las redes sociales y su hiperconectividad nos han llevado a un mundo visual de múltiples posibilidades interpretativas. Antes de los dispositivos móviles, se les daba a los infantes cuentos o fábulas dónde explicaban “los valores” que tenían las cosas, los hechos, las personas usando analogías con los animales. Esopo es un buen ejemplo para ejemplificar “los valores”, pero dentro de la problemática actual de extinción de animales, y desvaloración del actuar humano se han desvirtuado esos valores y significados.
Nos han dicho que la internet es un medio democratizado, palabra muy de moda. ¿Qué “significa” que la internet sea un espacio democratizado? La parte sencilla es que todos tenemos acceso de forma igualitaria, y podemos interactuar de forma horizontal con el otro. Pero, ¿quién es el otro?
Haré una analogía respecto a esto: Imagínese usted que está platicando cómodamente con sus amistades en un restaurante con una luz solamente en su mesa, acogedor ¿no?, y de pronto prenden la luz de todo el lugar y alcanza a ver y escuchar a las otras mesas, seguramente las mesas cercanas serán similares a usted, pero no iguales, visten y comen diferente al grupo de sus comensales, y si mira más lejos observará personas totalmente opuestas o que nunca había imaginado que existían. Sí, algo así nos pasó. Esta hiperconectividad nos hizo “vernos” y ver a otros, y lo que vimos nos ha sorprendido altamente. La visualización de otras sociedades y de costumbres “no visibles” están siendo registradas fotográficamente, compartidas en redes y no sabemos darle valor o significado. Juntos nos estamos re-descubriendo que hay grandes grupos de personas que se quedaron 500 años atrás (Los terraplanistas), “estamos viendo” que la idea de evolución de Occidente no ha sido como tal, aún siguen los esclavos (trata de personas), la violencia exacerbada y naturalizada, vemos cómo los animales no son tan animales, y que los humanos no son tan humanos. Esa idea de “otredad”, la idea de que ese “otro” es diferente a uno y existe no tan lejanamente, porque la hiperconectividad del smartphone nos acercó. La idea de la otredad es milenaria, pero no tan aceptada por prejuicios socioculturales. La otredad ahora es colectiva y altamente diversa. La crisis de significación puede detectarla en los recientes Hashtag #NoMeRepresentan, esa frase puede ir acompañada de cualquier otro sustantivo, nos estamos diferenciando del otro, los nuevos otros que también contienen semejanzas con otros y nos-otros.
Parafraseando a Esopo le ejemplificaré como fábula que democráticamente todos somos aves, todos tenemos plumas y alas, pero hay aves que cantan en la mañana y otras que vuelan solo de noche, hay aves que comen frutos y semillas, otras carroña, carne descompuesta, aves que vuelan a altas alturas y aves que jamás saldrán del corral, hay aves enormes que no vuelan y otras por pequeñas que sean cruzan grandes distancias… sí, todos somos aves, pero las diferencias enriquecen el ecosistema, necesitamos las aves que comen carroña para limpiar nuestro entorno, necesitamos del que canta en la mañana para despertar, necesitamos las del corral, las que vuelan alto… cada ave tiene un “valor” y un “significado” dentro de su hábitat. Decir o creer que todas las aves son iguales desde su genética estaría en lo correcto, pero no desde su rol social, quizás vea Hashtag donde los Colibríes digan que las Aves de Rapiña #NoMeRepresentan, o las aves que no vuelan entre ellas gallinas y avestruces tampoco se Representan.
El significado viene de la virtud que identifique aquello que quiera significar, esa virtud es lo que da el valor del significado.
Este mismo texto si en la experiencia de leerlo encontró valor dentro de sus palabras, entonces cobrará significado.
Cristina Ortega. Fotógrafa desde hace 25 años, fundadora de Arte NiNi. A.C. Doctorante en “Ciencias y Humanidades para Investigación Interdisciplinaria” de UAdeC-CEIICH-UNAM. @CrissOrtega