«DOLCE ÁLTER EGO» Recreo saludable - Mujer es Más -

«DOLCE ÁLTER EGO» Recreo saludable

 

La gozada del verano llega a su fin, porque este lunes vuelven a la escuela más de 25 millones alumnos de educación básica y media superior.

Otra vez estaremos bajo el yugo de la rutina escolar que, si bien ordena nuestra vida familiar en muchos sentidos, también exige templanza para encauzar a los hijos nuevamente en el cumplimiento de sus deberes. Pienso que, incluso, nos demanda creatividad para facilitarles un año escolar llevadero y provechoso en todos los sentidos.

Hablando de creatividad, yo aún recuerdo las idas al súper los domingos y el reto que me significaba la compra de los insumos para el refrigerio escolar. Por fortuna ya no tengo ese pendiente, pero sé bien que la elección de los alimentos para el recreo (y hasta la de los contenedores) no es nada fácil porque debemos mediar entre los deseos golosos de los hijos, su debida nutrición y la economía familiar.

Nadie ignora que México ocupa los primeros lugares en obesidad infantil a nivel mundial. De acuerdo con UNICEF, en nuestro país “uno de cada 20 niñas y niños menores de cinco años y uno de cada tres entre los seis y 19 años padece sobrepeso u obesidad”. Por esa razón, desde 2012 el organismo hizo una serie de recomendaciones al gobierno para desarrollar políticas públicas para la atención de la malnutrición infantil, a través de medidas como “la adopción de una etiqueta frontal clara y comprensible en alimentos y bebidas dirigidas a los niños, impulsar la actividad física y, promover entornos escolares saludables, libres de publicidad comercial”.

De hecho, en el marco del “Acuerdo para la salud alimentaria” y la “Estrategia contra el sobrepeso y la Obesidad” creados por el gobierno federal (2012-2016), la SEP estableció los lineamientos para el ”expendio y distribución de alimentos y bebidas en los establecimientos de consumo escolar” de educación básica, y publicó además un manual para padres, titulado “Cómo preparar el refrigerio escolar y tener una alimentación correcta”.

Gracias a estas iniciativas, a partir del ciclo escolar 2014-2015 quedó prohibida la venta de comida chatarra o “todo alimento fuente de azúcares simples, harinas refinadas, grasas o sodio, o que no cumplan con los criterios nutrimentales en todas las escuelas públicas y privadas del Sistema Nacional de Educación, con excepción de los viernes, día en que sí se pueden ofrecer algunos de esos productos, aunque en cantidades limitadas.

De entre las recomendaciones que incluye el citado manual para la elaboración de los refrigerios escolares, la primera consiste en seleccionar alimentos de entre los grupos del “Plato del buen comer”, a saber: verduras y frutas, cereales y leguminosas o alimentos de origen animal.

Bajo ese criterio, la posibilidad de crear refrigerios con combinaciones variadas entre los tres grupos de alimentos parece infinita. Lo que nunca alcanza es el tiempo ni el presupuesto familiar, pues diversificar implica comprar insumos más allá de la despensa básica.

No obstante, teniendo en cuenta el hecho de que hoy en la mayoría de los hogares trabajan ambos padres y los niños generalmente se resisten a ver las verduras como algo delicioso, les comparto algunas estrategias de organización, preparación y empaque que pueden hacer de los menús escolares una tarea menos aburrida y latosa para toda la familia.

Organización

La planeación anticipada del lunch ahorra tiempo y energía. Antes de hacer la compra quincenal o mensual de despensa, hagan una lista detallada de los insumos específicos para el refrigerio, lo cual los llevará directo a los pasillos donde se exhiben esos productos, evitando vueltas de más.

Me refiero especialmente a los productos empacados, como los cereales integrales, quesos bajos en grasa, pan de caja, gelatinas bajas en azúcar, etcétera.

Preparación

En el mismo sentido de maximizar tiempos, los domingos pueden destinar parte de la tarde para lavar, cocer y trocear verduras o frutas para así guardarlas herméticamente en el refrigerador y disponer de ellas en cualquier momento.

Recomiendo que incluyan verduras crudas, como zanahorias, pepinos, jícama, apio, y también poco cocidas, como unos floretes de brócoli o coliflor (máximo 3 minutos en agua hirviendo para que queden crujientes). Para realzar el sabor, pueden rociar con limón y algún picante en polvo que no contenga sal.

En cuanto a las frutas, lo mejor es seleccionar las de temporada, porque cuestan menos y están en su mejor momento. Obviamente, hay que evitar aquellas que se oxiden o descompongan fácilmente. Yo solía mandarles guayabas firmes, uvas verdes o piña picada.

Elaboración

Para volver más atractivos los alimentos nutritivos habría que imitar de vez en cuando el estilo japonés del refrigerio, en el que las verduras y las frutas van cortadas de formas geométricas o divertidas, emulando la figura de un animal o personaje de TV. O, simplemente, pueden enrollar un sándwich en forma de “sushi”.

El contenido del lunch debe balancearse con los tres tipos de alimentos del “Plato del buen comer”, por ejemplo: a) un sándwich con queso panela y espinacas, más una guayaba; b) una zanahoria rallada con nuez y yogurth bajo en grasa, más cuadritos de amaranto, o c) una ensalada de atún con galletas integrales y melón o mango picado.

Si el presupuesto o el tiempo lo permiten, pueden adquirir (o preparar en casa) las ahora muy de moda cremas de almendra sin aditivos ni azúcares (receta aquí) para mandar un emparedado especial con esta crema y rebanadas de plátano.

Crema de almendra en dos simples pasos

O bien, pueden elaborar su propio hummus para acompañar unos bastones de verdura.

Ahora es posible conseguir barras nutritivas lo menos procesadas posible. Para la mejor elección vayan a la Revista del Consumidor No. 509 (julio, 2019), que incluye un estudio detallado de las barras a base de semillas o cereales, en el que se explica el aporte nutrimental de más de 22 marcas disponibles en el mercado. Se sorprenderán de la diferencia entre unas y otras.

Empaque

Definitivamente el paso del que más disfrutaría si aún hiciera refrigerios, porque ahora hay opciones accesibles y muy monas para el empacado del lunch.

Debo confesar que sí usé las bolsitas plásticas para mandar el sándwich, con el pretexto de que siempre me perdían el topper. Hoy me sentiría fatal de seguir usándolas.

Por fortuna, las cadenas asiáticas que ofrecen artículos para el hogar, venden las BENTO BOX, esas preciosas cajas de colores pastel con tres o cuatro compartimentos en las que caben las porciones justas para los niños sin que los alimentos se mezclen o tiren. En Amazon pueden adquirir otras loncheras bento como las de Bentgo kids que son una maravilla y también otros contenedores ecológicos, libres de BPA.

Foto. Instagram Monbento

Yo sí creo en eso de que “de la vista nace el amor” y por eso apuesto a que con artimañas y un poco de organización podemos lograr que este año escolar 2019-2020 nuestros niños gocen de unos recreos más saludables. Feliz regreso a clases.

 

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