«CEREBRO 40» Si no me cuidas me violan - Mujer es Más -

«CEREBRO 40» Si no me cuidas me violan

 

¿Y qué le digo yo a mis hijas?

¿Cómo les explicó que les fallé?

Yo les dije que eran libres, que era lo máximo ser mujer, que podían sentirse orgullosas de su género, que jamás se escondieran ni avergonzaran, que yo creí que era un tema de educación, de épocas pasadas o de falta de información, que ellas igual que yo tuvieron acceso a una formación  libre, a un desarrollo seguro, que yo di por un hecho que ya habían terminado los tiempos de vivir inseguras por ser mujeres, de estar siempre en peligro; que las luchadoras sociales que marcharon antes de nosotras por defender nuestros derechos, habían dado la vida por validarnos como ciudadanas de primera, que habían peleado  a brazo partido para que pudiéramos sentirnos orgullosas de ser mujeres y libres de vivir nuestras vidas como mejor nos pareciera, fallaron.

Pelearon en vano.

¿Cómo le explicó a mis hijas que no es cierto?

¿Cómo le decimos a la juventud que fracasamos?

Que es mentira que pueden caminar libres, que no pueden salir a la calle solas, que no pueden vestirse como quieran, que no pueden confiar ni en sus amigos, ni en sus familiares, ni en sus maestros, ni en la policía.

¡Perdón!

Perdón, les fallamos, les fallamos como sociedad, les fallamos tratando de adecuar un mundo para ustedes, un mundo que las recibiera y las respetara, no sé qué hicimos mal, pero fallamos.

No son libres, no son respetadas, no están seguras, no sólo eso, ser mujeres las hace una presa automática de los depredadores anónimos que buscan satisfacer sus necesidades básicas, y que si las ven solas, que si las encuentran desprotegidas no van a preguntar si están de acuerdo, no van a detenerse a pensar si les destruyen la vida, las van a usar como receptáculo de su ira y su lujuria, van a forzarlas y violentarlas, van a introducir por la fuerza sus penes en sus vaginas y seguramente también las golpearán, para después dejarlas vivas o muertas, o muertas en vida, sin importarles si podrán algún día reconstruir sus vidas, volver a dormir, superar el dolor, recuperar sus sueños y su confianza.

Perdón, no educamos bien a nuestros hombres o aun peor, les hicimos creer una utopía, la irrealidad de un mundo de equidad y respeto.

¿Qué le dirán ustedes a sus hijas? ¿Que la maldad es hereditaria? ¿Que fracasamos como especie? ¿Que somos un error de la naturaleza?

Por favor, vuelvan a sus casas, vivan con miedo, estén alertas siempre, no confíen, no bajen la guardia nunca.

Piensen mal, cuídense las unas a las otras, permanezcan siempre en el vagón rosa, atrincheradas siempre como cebras indefensas.

No logramos para ustedes el mundo que les prometimos.

Es doloroso decirlo, vergonzoso, devastador, pero es mejor que lo sepan, a que les toque ser una más de la estadística, sufrir acoso sexual es horrible, ser víctima de una violación debe ser la peor de las humillaciones, el más artero de los abusos.

No mujeres, no marchen más, no se expongan, no luchen.

Regresen a sus casas, este mundo no está preparado para nosotras, este mundo no nos garantiza regresar vivas.

No se momento, tal vez mañana, tal vez un día se limpien las generaciones y en algunos años la sociedad esté preparada para que sus mujeres puedan vivir con plenitud y libertad.

De momento no, perdón.

 

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