Todo apunta a que se trató de una masacre producto del odio. Odio por la “raza que está invadiendo”, según lo escribió en un manifiesto Patrick Crusius, un joven de 21 años que viajó de Dallas, a El Paso, Texas, solo para irrumpir la tranquilidad y dejar sangre regada en esa ciudad fronteriza con Ciudad Juárez, Chihuahua. Por la tarde del domingo el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que siete de los 20 muertos son mexicanos y siete de los 26 heridos.
Hasta antes de la masacre del sábado -una de las peores en fechas recientes en los Estados Unidos-, El Paso se caracterizaba por ser una ciudad fronteriza en la que prácticamente no pasaba nada. Un par de veces que estuve ahí, me llamó la atención la tranquilidad en las calles, por no decir que prácticamente solitarias, con presencia de personas de origen mexicano o mexicanos que todos los días cruzan la frontera hasta para hacer el súper. El español se escucha por todos lados. Reviso estadísticas y el 80 por ciento de los habitantes son de origen hispano, un 13 por ciento blanco y un 3.6 por ciento afroamericanos.
Samuel Rodríguez es ciudadano americano. Originario de México, lleva casi cuatro décadas viviendo en El Paso. De hecho se formó en su prestigiada Universidad, Utep. Tras la llegada de Trump y su discurso antiinmigrante, los “bad hombres” y demás joyas racistas, Samuel me dijo que habían aumentado incidentes incluso en ciudades como El Paso. Uno de esos momentos desagradables lo vivió cuando en compañía de una amiga de rasgos hispanos, el restaurant Mesa Street Grill, le negó una mesa, aun cuando lucía casi vacío.
–“En su discurso inaugural Trump prometió cerrar fronteras. Alentó un discurso racista en contra de los hispanos que vienen a quitar trabajos y a desplazar a los anglos”. Esto recuerda Samuel Rodríguez.
De acuerdo con la cadena ABC News, al ser detenido Crusius confesó a los policías que “quería matar a tantos mexicanos como fuera posible”. De acuerdo con medios locales, se tiene la pista de que Crusius publicó en internet, un manifiesto racista y antiinmigrante. En el texto se advierte del “reemplazo de la gente blanca por extranjeros y del riesgo de invasión hispana en Texas”.
-“Hasta el sábado, El Paso era de las ciudades más seguras de Estados Unidos. Aquí se encuentran varias centrales de inteligencia, incluyendo los Fusión Centers y el famoso fuerte militar “Fort Bliss”, dice Samuel.
Las preguntas sobran: ¿Y por qué El Paso? ¿Será acaso por su alta prevalencia de hispanos? ¿Será que el discurso xenófobo del presidente Trump está sacando el verdadero yo racista que había permanecido reprimido en la sociedad estadounidense?
Crusius podría enfrentar la pena de muerte. Si se fortalece la hipótesis de que la masacre fue producto del odio racial, sostenida por el uso indiscriminado de armas, se abrirá una tristísima página en la historia de la nación americana. Y sería la demostración también del poder de las palabras de un demagogo en la presidencia.
Por lo pronto, México anunció -de forma inédita- que interpondrá una denuncia por terrorismo contra mexicanos en Estados Unidos y buscará extraditar al o a los responsables del tiroteo en El Paso. Habrá que esperar la respuesta de Trump.