El llamado a todos para prevenir y combatir las adicciones suena bien. Porque el momento en que se rompe la línea entre, borracheras ocasionales, consumo curioso de marihuana, cocaína y otras drogas, depende de muchos factores. Recordé la plática con un amigo sobre el problema terrible de las adicciones. Él, hombre exitoso profesionalmente y abierto a todo, decía que se oponía rotundamente a ser permisivo tanto con el consumo de alcohol como de otras drogas psicoactivas. ¿Tú?- le dije asombrada. “Mira, yo siempre he bebido, probé marihuana y creía que el control sobre cualquier substancia, dependía de la fortaleza del carácter. Fui permisivo con mis hijos, y desgraciadamente uno de ellos cayó como sabes, en desgracia. De las borracheras pasó a otras drogas y ya ves, no hay forma de sacarlo adelante. Tengo mucha responsabilidad al respecto”.
Cuando alguna vez acudí a la presentación de un programa contra las adicciones comenté con una compañera reportera que una familia disfuncional, problemática, era parte importante para generar un problema de adicción y me contestó muy indignada: “Eso no es cierto, yo tengo un hermano alcohólico y drogadicto y te puedo decir que todos nos criamos en un seno familiar buena onda, con unos padres trabajadores que nos han apoyado a todos. No sé porqué mi hermano cayó ahí. Y lo que es peor, no quiere salir. Ya intentamos todo e imposible, no puedo con el dolor de mis padres”.
Estos dos casos ilustran una parte de la complejidad que hay sobre el problema de las adicciones. Lo más preocupante es que de acuerdo con encuestas oficiales, cada vez el consumo de alcohol y drogas crece de manera alarmante: 15 millones de mexicanos consumen tabaco y alcohol. 71 por ciento ha probado alcohol en su vida. La edad de inicio de consumo ha bajado a 10 años, también el consumo de alcohol ha aumentado en más de 200 por ciento entre las mujeres.
Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el Programa Contra las Adicciones hizo un llamado a toda la sociedad para participar en el combate y prevención de esta problemática, componente también, dice del gravísimo problema de violencia en el país. El consumo de drogas no se ha convertido aún en un problema de salud pública, pero de no hacerse algo ahora, podría serlo.
Es una estrategia que suena bien porque por primera vez -con la memoria de reportera de temas sociales y salud por muchos años- se pretende abordar el problema en todos sus frentes, social, psicológico y de salud. Es cierto, han aumentado también entre la población las enfermedades mentales como la ansiedad y la depresión, factores que pueden ser desencadenantes para desarrollar una adicción. La juventud vive bajo un alto estrés, el algunos casos es la pobreza y las pocas esperanzas de movilidad social. Y sí, también el desmesurado amor por las cosas materiales y los “símbolos” de estatus. Me compartía un amigo psiquiatra que las figuras de los “influencers” -esos personajes que de la noche a la mañana se hacen famosos con miles de seguidores y que ganan muchísimo dinero al anunciar cualquier cosa, hacen creer a muchos jóvenes que es muy fácil hacerse millonarios y famosos. La realidad les provoca desazón y angustia.
Juntos por la Paz, se llama el programa. En su presentación, se explica que más que una campaña es una convocatoria social. A estar alertas todos para ayudar y canalizar a una posible víctima de una adicción. Están llamados a participar por parte del gobierno, la SEP, con cambio de enfoque en contenidos y materiales educativos, preparación para maestros y padres de familia y tutores. Salud, en implementar talleres sobre salud mental, tratamiento, rehabilitación y seguimiento. La Conade para promover el deporte. El Instituto Nacional de la Economía Social, Inaes para capacitar a jóvenes en creación y desarrollo de empresas de economía social. Y el Instituto Nacional de la Juventud para capacitar a jóvenes brigadistas para ayudar en la prevención de adicciones.
El Programa Juntos por la Paz suena muy bien. Y por el bien de este país y de los jóvenes, ojalá que tenga éxito. Ojalá que también se haga énfasis en el consumo de alcohol, que puede ser la puerta de entrada para otras drogas ilegales.