«CEREBRO 40» Mesa de regalos para una mujer de 47 - Mujer es Más -

«CEREBRO 40» Mesa de regalos para una mujer de 47

 

¿Qué es lo que quiere una mujer de mediana edad? 

¿Qué busca?

¿Qué necesita?

¿Con qué sueña una mujer de 47? ¿Cuáles son sus fantasías, sus miedos, sus más secretos anhelos?

Podría hacer una lista infinita, es muy fácil, queremos todo, o casi todo, todo lo que se pueda.

Queremos solvencia económica, una linda casa, muchos vestidos; las solteras quieren una pareja estable; las que llevan muchos años en una relación tal vez querrán sentirse libres y probar experiencias nuevas, queremos vernos más jóvenes o al menos más guapas que nuestras contemporáneas.

Somos un Mercado fácil de identificar, nos encontrarán dudosas en el departamento de damas queriendo probarnos a escondidas unos pantalones de mezclilla del departamento de jovencitas, nos verán visitando páginas sobre nutrición, salud, ejercicio y cuidado de la piel.

Somos el Target ideal para todos los que ofrecen milagros y venden vida, secretos para nunca engordar, bálsamos de eterna juventud y belleza.

Somos tan vulnerables que si nos ofrecieran amor en frasquitos lo compraríamos de inmediato, bonos por reuniones entre amigas, cheques de apoyo incondicional, y solventes para los errores y las dudas.

En realidad, en lo más profundo de nuestra alma las mujeres queremos cosas muy específicas, no las escribimos pero las decimos a gritos y en silencio, cada día. 

Queremos amor, aceptación, reconocimiento; queremos poder confiar, poder dormir tranquilas, salud y seguridad para nuestros hijos; queremos padres que vivan toda la vida y hermanos que no envejezcan nunca; queremos un perfume con súper poderes que nos dé seguridad en todo momento; queremos unos pies que nunca se cansen y un espíritu a prueba de todo.

Queremos una sociedad que no nos reste méritos porque sumamos años, una pareja que nos vea siempre como quien ve una puesta de sol, zapatos que combinen con nuestro estado de ánimo y vitaminas para olvidar el dolor y recordar por siempre el primer beso de amor.

Pasión por la vida, ligereza en las piernas, oídos que filtren malas noticias y memoria suficiente para recordar cada momento agradable.

Queremos magia, sueños cumplidos, un camino con sombra y flores, un diario de apuntes que nos recuerde las veces que brincamos al vacío y salimos ilesas, o al menos vivas, listas para la siguiente prueba.

Queremos siempre poder volver a empezar, gente sincera, amigas de toda la vida, amigas como hermanas para contar con ellas y apoyar también cuando se requiera; queremos amor romántico, tías que sepan secretos y recetas para todo, hijos conscientes y curiosos; jardines y cantos de pájaros por la mañana, una mascota que nos caliente los pies por la noche. 

Justicia y equidad, responsabilidades pero también paciencia, obligaciones y permisos, horas extras y domingos enteros para nosotras solas.

Las mujeres queremos puras cosas buenas, de calidad, buen vino, buenos chocolates, buenos maquillajes, buenas almohadas, buenos días y buenas noches, buenos abrazos y mejores besos, buenos recuerdos y buenos planes, buenos lentes para leer buenos libros, buena salud para recorrer caminos nuevos y poder volver a los lugares conocidos y seguros siempre que se nos antoje.

Las mujeres queremos ser mujeres, como era antes, como debió ser siempre, como las palomas, las leonas, las lobas, las arañas y las gatas, que no se cuestionan si lo hacen bien o mal y solo viven su feminidad cada día como lo más sagrado y natural que la vida les dio.

Ser mujeres como la tierra y la luna, sin razones, con orgullo y poder para amar cada centímetro de nuestro cuerpo y cada segundo de nuestra existencia.

Yo les deseo eso a todas las demás mujeres, a mis contemporáneos, a mis ancestros, a las que pasaron antes y a las que vienen después de mi; una existencia con orgullo y dignidad, con congruencia en lo que creen y certeza en lo que aman.

Todos los zapatos que quieran, todas las tardes de domingo, todas las reuniones y las ocasiones para reír hasta llorar y reír nuevamente después, lágrimas que de verdad limpien, mentiras piadosas que nadie nos cache, un Dios feminista que nos dé la razón y nos brinde un cuidado especial, que nos ame por ser nosotras, por ser mujeres 

Y muchos cumpleaños, los más que se puedan, con muchos regalos, con muchos deseos, uno por cada velita, con brindis que vengan del alma y que nos confirmen que cumplir años en esta vida es un regalo de la vida, el más grande de todos.

 

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