«DOLCE ÁLTER EGO» Frutos del verano - Mujer es Más -

«DOLCE ÁLTER EGO» Frutos del verano

 

En un abrir y cerrar de ojos daremos la bienvenida al verano y sus dichas: vacaciones, sol, arena, playa, campamentos, domingos de asado, y ¡las frutas más bonitas del año!

A media tarde recorro los pasillos de un mercado al sur de la cuidad. Las fresas, zarzamoras, cerezas, ciruelas, duraznos, mamey, chabacanos e higos parecen gritarme:

¡Pásale, pásale! ¡Llévanos! ¡Conviértenos en pastel, mousse, tarta, helado o semifreddo!

Quisiera llevarme un kilo de todas esas delicias, brillantes y aparentemente frescas y rozagantes cual melocotón, pero simplemente no me es posible a pesar de que son las frutas de temporada y están “más accesibles” que en cualquier otra época del año.

Checo los precios en un puesto muy bien puesto con fresas enormes (100 el kilo), ciruelas brillantes (70 el kilo), duraznos (80 el kilo) y lichis (60 el kilo). Las cajitas con 1/4 de zarzamoras, moras azules o higos, a 40 pesos cada una.

Las joyas del verano, o sea, las cerezas, definitivamente sí están menos caras, que no más baratas. Y es que si tomamos en cuenta que en diciembre el kilo rondaba los 350 pesos, hoy pueden conseguirse por “sólo” 200 pesos. Por fortuna, gracias a la lectura del artículo “De la vista no nace el ahorro” en la Revista del Consumidor correspondiente a mayo, hoy soy más consciente de que “creer que los alimentos frescos deben tener un determinado aspecto, tamaño, color y hasta brillo, es un error”, pues en su afán de ofrecer productos “perfectos”, los comerciantes los maquillan o enceran.

Como consumidores, a la hora de elegir frutas y vegetales –sobre todo en mercados y tianguis– los aspectos más importantes a tomar en cuenta deben ser el olor, el tacto y, por supuesto, el gusto. Y es que la apariencia de las frutas y verduras no está necesariamente relacionada con su calidad o propiedades alimenticias. Por supuesto que hay diferentes “calidades de exportación” en las que los productos considerados de primera, son los más costosos.

Creo que todos caemos en el engaño de las frutas perfectas del súper. Me ha pasado con los melocotones o nectarinas de importación. A la vista son muy bonitos. Lucen perfectos para decorar tartas y, a la hora de probarlos, la mayoría de las veces resultan insípidos o fofos.

En cambio, nuestros duraznos amarillos o criollos –ahora en su mejor momento– son exquisitos, jugosos, dulces y tiernos.

Las fresas, estrellas del verano, hay que adquirirlas pensando en lo que queremos preparar. No tiene sentido comprarlas grandes de empaque para hacer licuados, mousses, mermeladas o cualquier otro postre que requiera su trituración. Es mejor buscar fresas de “segunda” en la central de abastos o mercados populares, pues lo importante será la intensidad del sabor. Dejemos las fresas de revista para decorar o como fruta de brocheta para un fondeu de chocolate.

De las frutas veraniegas también amo a las ciruelas moscatel, tan dulces y jugosas. Son una colación perfecta a media mañana. En esta época pueden hallarse incluso en puestos callejeros junto al mamey, los higos y las uvas. Para convertir ciruelas en un postre rápido y accesible, basta con llevar a ebullición medio kilo con dos tazas de vino tinto (puede ser el del día anterior), ralladura de naranja, canela, clavo y azúcar al gusto. Dejar hervir a fuego suave hasta que el líquido se reduzca y tenga aspecto almibarado. Enfriar y disfrutar sobre helados o queso camembert al horno.

Y qué decir de nuestras zarzamoras, a punto de alcanzar al aguacate en el liderazgo de frutas de exportación. De acuerdo con la Asociación Nacional de Exportadores de Berries, tan sólo de 2017 a 2018, el envío de zarzamoras a Estados Unidos, Japón, Canadá e Italia, aumentó 12 por ciento. Éste es el mejor momento para disfrutarlas a mejor precio. Apenas el fin de semana pasado disfruté de un postre saludable a base de zarzamoras orgánicas y requesón Malinalco, vía Los Gastronautas, con un chorrito de miel.

Las frutas del verano ya están aquí. Se producen en nuestro territorio. En otros lares son como joyas preciadas. Disfruténlas.

 

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