«ELLAS EN EL RETROVISOR» Una científica en la 4T - Mujer es Más -

«ELLAS EN EL RETROVISOR» Una científica en la 4T

Foto. Berenice Vásquez.

 

Sin estridencias, atenta a las preguntas, asumiendo el mal arranque de su gestión, la directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla, nos aseguró que su propósito es articular entre sí los esfuerzos de la institución e integrarlos, a su vez, con las iniciativas que en la materia se impulsan desde las empresas y el sector social.

La entrevista realizada para el periódico Excélsior, nos permitió acercarnos a una de las funcionarias del gobierno de López Obrador que más reflectores han tenido sobre sí por diversos temas y casos controvertidos: desde designaciones que funcionarios que no cubrían el perfil hasta recortes a programas que, según denuncias de investigadores, comprometen proyectos académicos.

Se trata de una científica ampliamente  reconocida, con amplia trayectoria en la UNAM y conocedora de las potencialidades de la comunidad a la que ahora convoca a construir lo que denomina un Plan Nacional de Apropiación Social de la Ciencia.

Premio Nacional de Ciencias y Artes 2017, en la categoría de Ciencias Físico-Matemáticas y Ciencias Naturales, doctora en Botánica por la Universidad de California en Berkeley, la académica de la UNAM nos cuenta que tiene una apuesta común con la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum: construir un modelo predictivo de contingencias ambientales sustentado en la ciencia de datos, área de la que Álvarez-Buylla es experta.

Nos detalla que Conacyt participa, además, en proyectos que buscan producir en México transporte público eléctrico, impulsar en la CDMX el uso de la bicicleta y la recuperación de bosques.

“Lo importante no es importar estas tecnológicas, sino producir nuestros propios autos y transportes públicos eléctricos”, enfatiza.

Con la mira puesta en formular entendimiento y soluciones a los grandes problemas nacionales, la titular del  Conacyt nos comparte su diagnóstico de la institución que dirige desde hace cinco meses:

“Ha tenido logros importantes, con infraestructura y una comunidad científica numerosa. Sin embargo, también encontramos una desarticulación de las iniciativas, una pulverización de fondos y una priorización de transferencia de fondos públicos a entidades privadas más que de apoyo a la ciencia pública y al quehacer científico tanto para el avance del conocimiento en la frontera del mismo como para su aplicación frente a  los grandes retos del país”.

Y resume así la propuesta que busca desplegar:

“Nos planteamos entonces el integrar las propuestas de manera más articulada: apoyos a las comunidades científicas y tecnológicas con toda libertad y en todas las disciplinas, vinculados a la ciencia de frontera;  proyectos interdisciplinarios e interinstitucionales buscando mayor eficacia en la comprensión profunda y en la aportación de soluciones a problemas urgentes en salud, cuestiones de violencia, ambientales, retos tecnológicos; promover un desarrollo tecnológico de vanguardia y una vinculación con el sector productivo, el sector social y el sector gubernamental, con un esquema que llamamos de venta élice que incorpore a esta trilogía el sector social y el sector ambiental”.

Hay una idea insistente: “Queremos que el beneficio de la ciencia y la tecnología llegue a todos los ciudadanos e impacte a los niños y jóvenes generando vocaciones tempranas y a la población en general en su vida cotidiana”.

Es muy temprano para formular un juicio sobre la viabilidad de la nueva oferta del Conacyt y si los sacrificios que ésta entraña –porque así los viven sus afectados— se justifican.

Sólo el tiempo y los resultados nos permitirán ponderar qué tanto tenían o no razón los críticos de la apuesta de la doctora Álvarez-Buylla.

Mientras tanto, nos quedamos con las expectativas que la directora del Conacyt busca generar entre los protagonistas de la ciencia y la tecnología en México.  

Nunca pensé aceptar este puesto desde una visión ideológica o desde un proyecto político. Me planteo este reto desde el quehacer científico, con respeto a los principios epistemológicos y con el compromiso ético para con el otro, la sociedad y el medio ambiente. Pero no es la defensa de un proyecto político lo que me tiene aquí”, argumenta.

 

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