«EL ARCÓN DE HIPATIA» Yo soy mi propia musa: el arte de pintar la equidad - Mujer es Más -

«EL ARCÓN DE HIPATIA» Yo soy mi propia musa: el arte de pintar la equidad

 

Dentro del contexto de visibilización y empoderamento de la mujer en la arena social, el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile presenta desde hace un par de semanas la exposición “Yo soy mi propia musa”, la cual consta de una colección de pinturas hechas por mujeres latinoamericanas a principio del siglo XX.

La muestra da “una interesante óptica desde su triple condición de género (mujeres), clase (latinoamericanas) y sujetos sociales (no-ciudadanas), en un ambiente político en que no se tenía derecho al voto y el rol de la mujer estaba en una posición secundaria”, de acuerdo con las críticas y descripciones en medios y portales.

Se dice que alguna vez Frida Kahlo dijo: “Yo soy mi propia musa, el tema que mejor conozco”. Frase que, al margen de la autenticidad de la autoría, al día de hoy sigue siendo una tarea pendiente de la agenda feminista en la brecha de género que sigue existiendo en el campo de las artes al día de hoy.

Pues si bien el movimiento feminista ha influido considerablemente en el desarrollo de los derechos de la mujer con respecto al acceso al trabajo, a la educación y al sufragio, en una larga lucha por reivindicarla de su marginación, la invisibilización en los espacios donde está presente sigue siendo frecuente.

La lucha de las mujeres por conquistar la visibilidad y el reconocimiento que merecen y se les escatima es una constante desde hace décadas.

En los setentas, la historiadora del arte Linda Nochlin publicó el artículo “Why have there been no great women artists?”. En los 80, las estructuras del sistema del arte se sacudieron con la aparición de las Guerrilla Girls, el grupo anónimo de artistas feministas antirracistas, quienes denunciaron que, en las galerías comerciales más conocidas de Nueva York, menos del 10 por ciento de las obras expuestas o absolutamente ninguna, eran de mujeres artistas.

Asimismo se visibilizó que ninguna mujer artista había realizado una exposición individual en el Guggenheim, en el Metropolitan o en el Whitney, y tan sólo una en la Tate Modern. Es evidente que durante siglos, los museos han estado llenos de arte hecho por hombres.

A pesar de ello, de a acuerdo con cifras del National Museum of Woman in the Arts, solo el 5 por ciento de las obras en los museos en Estados Unidos son creaciones de mujeres, siendo que ellas representan más del 50 por ciento de los artistas visuales de ese país.

En el ámbito de gestión cultural también existe una brecha de género importante. En 2014 el New York Times destacó el informe publicado por la Association of Art Museum Directors, que reveló que las mujeres dirigen sólo una cuarta parte de los mayores museos de arte en los Estados Unidos y Canadá, y ellas ganan alrededor de un tercio menos que los hombres.

“Ellas han pasado de ser musas a ser ellas las que pintan los cuadros, pero no en las mismas circunstancias que los hombres, porque las grandes galerías siguen apostando más por ellos”, señaló en una entrevista a EFE, Pilar Tena, directora del Instituto Cervantes de Utrecht (Holanda).

Es el momento que la mujer deje de ser la musa de otros y sea la creadora de sus propias obras. El arte no debe pintar una realidad de hombres, sino de igualdad.

Al fondo del arcón

“Yo soy mi propia musa” es la frase que, casualmente, publicó en Twitter recientemente la joven actriz y cantante Hailee Steinfeld, intérprete de dos temas, “Love myself” y “Most girls”, que muestran cómo desde la cultura pop va ganando terreno la idea de un empoderamiento femenino fresco y creativo.

 

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