«EL ARCÓN DE HIPATIA» Alexandria Ocasio: lo Cortez no quita lo valiente - Mujer es Más -

«EL ARCÓN DE HIPATIA» Alexandria Ocasio: lo Cortez no quita lo valiente

 

“Change is closer than we think” (el cambio está más cerca de lo que pensamos) es el título del reportaje de portada de la revista Time que presenta a Alexandria Ocasio-Cortez.

Ella tiene 29 años, es de origen puertorriqueño y nació en el Bronx. Harta de Donald Trump, dice que va a cambiar la política en Estados Unidos. Ganó en las pasadas elecciones legislativas de noviembre para convertirse en la mujer más joven en ingresar al Congreso norteamericano. Hoy, se ha convertido en la segunda política más mencionada en su país, sólo superada por el presidente Donald Trump.

Ocasio-Cortez representa una visión del futuro del Partido Demócrata. Con estudios universitarios en economía y relaciones internacionales, hasta hace poco más de un año trabajaba como mesera de un bar en Nueva York y dio la nota al arrebatarle la nominación al veterano Joe Crowley, con 20 años aferrado a su escaño.

Más sorprendió cuando ella sólo contó con 194 mil dólares para su campaña frente a los 3.4 millones de su oponente, a quien noqueó con una creativa campaña en redes.

Es una joven hispana y socialista democrática en un momento en que la confianza en el capitalismo está disminuyendo, especialmente entre los millennials progresistas. Es famosa por la convicción con la que defiende políticas como la educación gratuita y el que los ricos paguen más impuestos, con una vehemencia que espanta inclusos a sus compañeros de partido más moderados (o quizá deba decirse timoratos).

Forma parte de la ola de más de 90 mujeres que llegaron al Congreso como la respuesta femenina a la misoginia de Trump. Una respuesta a la violencia y a los abusos que como mujer se viven día a día, en un contexto en el que miles de hombres aun dudan de denominar a la mujer como grupo vulnerable y generar políticas de protección.

Este hartazgo lo cristalizó Alexandria, dentro de la polémica por denuncias a hombres encumbrados alentadas en el movimiento #Metoo:

“Las agresiones sexuales siempre son un abuso de poder. Siempre se trata de mujeres, siempre marginalizadas. Son las jóvenes, las becarias, las inmigrantes, las trans. Siempre están más en peligro porque son aquellas a las que menos se escucha en esta sociedad. Y he ahí el por qué un hombre cree que con una educación de élite, elevados ingresos y amigos ricos basta para que las agresiones sexuales no tengan consecuencias”.

Ocasio-Cortez es el rostro vivo de un feminismo que, cuando se alimenta de inteligencia e imaginación, puede ser imparable. No resulta extraño que Time la haya elegido para una de sus portadas de marzo, mes en el que en varios países las marchas por el 8M llenaron las calles. La congresista unió a diferentes generaciones de mujeres levantando la voz por la igualdad.

Su historia, aunque estimulante, nos recuerda que aún queda una tarea titánica por delante. Las marchas, los discursos y mujeres jóvenes emergiendo en el escenario político no lo son todo. La lucha es por el libre el ejercicio de los derechos y libertades. Por eso, se necesitan más que buenas voluntades. Es necesario legislar y decidir sin miedo a perder votos, donde la igualdad y la agenda feminista sean una realidad es necesario. El empuje de Ocasio-Cortez es un ejemplo para México y el mundo.

Y mientras en Estados Unidos se vislumbran esperanzas, con una generación de mujeres en el poder que parecen dispuestas a luchar por sus congéneres, en México el escenario es opuesto. A los pocos meses de iniciada su gestión, Andrés Manuel López Obrador ya ha dejado claras las principales guías que marcarán su sexenio. Mucho gasto social y una fuerte sacudida a la sociedad civil, en especial a las mujeres. Las más recientes son la eliminación, de tajo, de las estancias infantiles y de los recursos a los refugios para víctimas de maltrato, dos programas que afectan principalmente a las mexicanas. La diferencia con Alexandria es el silencio de las mujeres de la Cuarta Transformación.

Mientras, quedamos muchas que no debemos callar.

 

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