El futbol femenino ha crecido a pasos agigantados, México avanzó en ese sector y ha funcionado muy bien, España y Estados Unidos buscan cómo mejorar, pero en ocasiones, hay gente que no está capacitada para intentar ser quien lidere a la jugadoras.
Hablamos de entrenadores, doctores y más, que lo único que han hecho, es encargarse de arruinar todo, y por todo me refiero incluso a la vida de muchas jóvenes que viven, sueñan y comen futbol, pero que desafortunadamente por algunos inadaptados, deciden cortar sus sueños ante el acoso y abuso sexual.
Los entrenadores, hablando específicamente de los varones, deberían tener una capacitación especial para el trato que deben de tener con sus jugadoras, la forma de hablarles, de conducirse, quitarles el chip de cuando entrenaban a hombres, es diferente, no se debe ni puede hablar en ciertos momentos de la misma manera, es el mismo juego, mismas reglas, pero no el mismo trato.
Las ligas y clubes deberían tener esos códigos de conducta y vigilancia continua, para que se eviten casos lamentables en donde la vida de una mujer puede cambiar para siempre.
Las futbolistas deben tener un lugar en donde puedan tener la confianza de denunciar a quien sea que las esté acosando, y ni siquiera tiene que ser de forma física, desde el momento en que de manera verbal sientan que son acosadas, es ese el momento en el que se tiene que reaccionar rápido para que no pase de ahí, y la persona que lo esté haciendo, le sea aplicada la sanción correspondiente.
Sí, el futbol femenino está creciendo rápidamente en los últimos años, pero sigue siendo vulnerable, y necesitará en México y en todo el mundo, mayor atención para evitar tragedias. Ya pasó en Colombia, también en Uruguay, en Estados Unidos, siendo el caso más escandaloso y penoso el ocurrido en otro deporte como la gimnasia.
Y claro que nosotros podemos hacer la diferencia, los padres y madres de familia que lleven a sus hijas a la práctica del futbol, deben de darle la confianza suficiente para que en cuanto note algo raro, puedan hablar con ellos y no teman recibir una respuesta tan típica como “no seas mentirosa, el entrenador es una buena persona, seguro lo malinterpretaste”, por mencionar alguna.