… Ya sólo en casos excepcionales la nota roja será de nuevo el eje de las conversaciones, la fuente de
ejemplaridad negativa, el punto de arranque de una “estética” de la desmesura.
Carlos Monsiváis
En la literatura suelen usarse los recursos de la ficción para darle vida propia a un relato o a una historia que podría parecernos inverosímil. En el periodismo, por ejemplo, suele decirse que una nota está llena de color, no por la acción de que se pinte de colores para distinguir su estructura, sino por el hecho de utilizar elementos y atmósferas que la dotan de contundencia y riqueza narrativa, dentro de la llamada “subjetividad” a la que intenta ceñirse la academia.
Y cuando se combina el periodismo y la literatura pueden surgir verdaderas obras maestras como las escritas por Truman Capote (A sangre fría), Leila Guerriero (Casada por la fuerza: Una mujer nacida en occidente sometida a la tradición musulmana), Ryszard Kapuscinski (Un día más con vida), Tom Wolfe (La hoguera de las vanidades), Gabriel García Márquez (Crónica de una muerte anunciada) y Vicente Leñero (Asesinato), por mencionar algunos.
Monstruos que con su pluma parecen haberlo escrito todo. Sin embargo aparecen textos, crónicas y novelas, cuya voz narrativa es tan perturbadora como adictiva, más aún cuando viene de noveles escritores que tienen en su haber una o dos obras publicadas, pero que son presagio de un estilo potente en su producción en ciernes a la que no hay que perder de vista.
En el periodismo descubrió la crónica y en la literatura el claroscuro de la naturaleza humana.
Tal es el caso de Fernanda Melchor (Veracruz, 1982), una enfant terrible que con menos de 40 años, dos novelas (Falsa Liebre; Temporada de Huracanes) y un libro de crónicas (Aquí no es Miami) ya es referente dentro del panorama de la literatura mexicana actual. En el periodismo descubrió la crónica —ese “ortinorrinco de la prosa” al que con atino definió Juan Villoro— y en la literatura el claroscuro de la naturaleza humana.
El periodismo narrativo la dotó de una aguda sensibilidad para deshilar la madeja de las relaciones humanas, la psique de los protagonistas de una historia de nota roja. Aquí no es Miami (reeditado bajo el sello Editorial Literatura Random House) es un libro de crónicas que abreva de diversos hechos periodísticos para convertirlos en historias memorables que definen al Veracruz de los gobiernos priistas entre los años 2002 a 2011.
Sucesos que cautivan por la crudeza de los hechos que cuentan, como el caso de Evangelina Tejera, Reina del Carnaval de Veracruz en 1983, que del glamour y las páginas de sociales de moda, pasó a la nota roja y la prisión entre volutas de alcohol y drogas. Tejera mató a sus hijos de 3 y 2 años de edad para desmembrarlos y enterrarlos en el macetero que adornaba el pasillo de su casa. O la soberbia decisión del gobernador del estado Fidel Herrera de vaciar el Penal “Ignacio Allende” del puerto de Veracruz y obligar a los presos a un viacrucis de dos años de traslado de penal en penal. Y todo para que el actor y director Mel Gibson grabara la película Get the Gringo (2012).
Una novela negra sin concesiones, con una prosa narrativa vertiginosa como su estructura misma.
Este crimen es el candil de una serie de historias que se entrelazan y dan vida a La Matosa, un pueblo yermo de Veracruz. Todo mundo habla, rumorea, cuenta su versión de lo sucedido a excepción del victimario y por ende de la víctima. Una historia de amor sin palabras de amor. Personajes desarraigados, ensimismados en sus vidas pueriles y sofocadas por las circunstancias de su entorno vivencial.
La bruja puede aplacar las pasiones. Puede realizar amarres con la persona amada, deshacerse de los hijos que uno no quiere; llevar a cabo parrandas orgiásticas, pero sobre todo poseer un tesoro que todos ambicionan. En esta historia la voz femenina es el catalizador de un drama colectivo de un machismo desacerbado. La Bruja es aquel símbolo que representa todo lo que los hombres más temen.
Temporada de Huracanes ha vendido más de 10 mil ejemplares en México e Iberoamérica. Se ha traducido a más de 4 idiomas: italiano, francés, holandés, alemán y pronto al inglés, turco, griego y hebrero. Y según Melchor, se prepara su adaptación al cine a cargo de otra mujer talentosa, Elisa Miller, directora y escritora.