Ayer, 11 de febrero, se celebró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. En México la celebración se dio justo días después que se desatara una polémica por el anuncio del recorte a las estancias infantiles, aderezado con la propuesta oficial de que sean las abuelas quienes cuiden a los nietos.
De acuerdo con palabras del secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, “el gobierno federal lo que hace es dar el dinero a las estancias infantiles, pero la secretaría lo que está diciendo que en lugar de darles el dinero a las estancias infantiles, o se les da a los papás y que ellos les den el dinero a las estancias infantiles, o a la mejor con eso se puede ayudar a la abuela que va a cuidar —mucho mejor— a los niños y niñas que las propias estancias infantiles”, dijo Urzúa en una plenaria de senadores de Morena.
Es claro que al Secretario, de quien no se pone en duda su capacidad, le falta una asesoría en cuestiones de género. Si bien la decisión de cuidar a hijos o nietos no es algo denigrante, lo que convierte en una declaración francamente ofensiva es la propagación y refuerzos a estereotipos donde la mujer no tiene más que de dos caminos: cuidar hijos de joven y nietos en la edad adulta.
Sería interesante y enriquecedor para el secretario dar una lectura a los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la Agenda 2030. La ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los objetivos.
De acuerdo con el portal de Naciones Unidas, en los últimos 15 años, la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo inspirando y promoviendo la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia. Sin embargo, ellas se siguen encontrando con barreras que les impiden participar plenamente en esta disciplina.
La brecha de género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas persiste en todo el mundo y México no es la excepción. A pesar de que la participación de las mujeres en las carreras de grado superior ha aumentado, aun estamos con poca representación en estos campos.
Los prejuicios y los estereotipos de género, como los manifestados en días pasados por el Secretario de Hacienda y ratificados por el Presidente de la República, esos prejuicios que se arrastran desde hace mucho tiempo, continúan manteniendo a las niñas y mujeres alejadas de los campos relacionados con la ciencia.
Un estudio realizado en 2015 por el Instituto Geena Davis titulado “Gender Bias Without Borders” (Prejuicios de género sin fronteras) muestra que la representación en la pantalla de mujeres que trabajan en el campo de las ciencias se limita sólo a un doce por ciento.
Hay que combatir los estereotipos porque ponen límites a nuestros sueños, a nuestras metas. Que cuando se piense en mujeres no se piense en default en madres o abuelas. Es de extrañarse la declaración del gobierno actual donde hay mujeres jóvenes y de mediana edad y con niveles altos de preparación académica como Luisa Alcalde, Irma Eréndira Sánchez o Margarita Ríos Fajat, pero también mujeres maduras como Olga Sánchez Cordero. Incluso, la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller, es ejemplo de persona madura con carrera y formación de escritora e historiadora.
Ojalá el secretario y el presidente las volteen a ver, que entiendan que las mujeres en nuestra vida hay más allá que el paso de madres a abuelas cuidadoras.